Navarra, siendo una pequeña región, cuenta con una de las economías más avanzadas y competitivas del país. Ofrece una economía estable, con inflación moderada, y plenamente integrada en la UE. Con más de 125 multinacionales de más de 20 países dedicadas a diferentes sectores, su tejido industrial supone más del 25% del PIB, casi 13 puntos por encima de la media española, siendo la automoción y agroalimentación los más importantes.

Después de dos años de crisis sanitaria derivada por la covid-19 que han resentido la economía navarra, al igual que el resto de economías mundiales, la Comunidad Foral afronta este 2022 con ambición con el objetivo de consolidar la recuperación y regresar a los niveles de actividad previos a la pandemia.

El desafío más importante para este año radica en lidiar con una inflación al alza, con una demanda todavía incompleta y elevados niveles de endeudamiento público, así como con las tensiones geopolíticas agravadas con el conflicto entre Rusia y Ucrania y la crisis energética, que ha puesto en manifiesto la necesidad de apostar por un modelo más sostenible y de autoconsumo, menos dependiente de las macrocompañías que controlan el sector.

Una recuperación que debe apoyarse en elementos clave como el progreso en el control de la pandemia, los buenos datos del mercado laboral y la puesta en marcha de numerosos proyectos financiados con los fondos europeos, que actuarán como palanca del crecimiento económico durante los próximos meses.

Para poder optar a dichos fondos europeos, Navarra aprobó en agosto de 2020 el Plan Reactivar Navarra 2020-2023 / Nafarroa Suspertu, que contempla inversiones en infraestructuras, en innovación, en servicios básicos públicos como la educación, la sanidad, los suministros básicos, el apoyo a la digitalización y la transformación del tejido productivo y a la cohesión desde lo social y lo territorial. Para ello, el Ejecutivo foral ha puesto en marcha proyectos estratégicos, los PERTE, con gran capacidad tractora del crecimiento económico, el empleo y la competitividad y con un alto componente de colaboración público-privada.

Energía Renovable, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento; Vehículo Eléctrico y Conectado; Salud de Vanguardia; y Cadena Agroalimentaria son los cuatro PERTE en los que ya participa Navarra y que están llamados a ser una de las herramientas fundamentales para la modernización de la economía.

Por otro lado, la capacitación y atracción de talento son otros de los grandes retos como región. Una palanca decisiva para la competitividad, crecimiento y sostenibilidad de las empresas. Con el Plan Industria de Navarra 2021-2025, que podría ser aprobado definitivamente en el mes de septiembre, se contemplan medidas que ahondan en esta preocupación, además de establecer líneas que fortalezcan los sectores estratégicos definidos en la S4, así como superar la barrera del 30% del PIB y alcanzar las 74.000 personas ocupadas en el sector industrial.

Por otro lado, la carestía y escasez de materias primas y aumento del coste energético en todas las industrias, están limitando la competitividad, pero las diferentes medidas elaboradas desde el Ejecutivo foral están resultando claves para mitigar este efecto que, gracias a la fortaleza de la industria navarra, se está resistiendo estos embates inflacionistas y de problemas de suministro.

En definitiva, el reto principal pasa por reforzar el liderazgo de la industria como motor no solo económico sino también como eje del desarrollo de la sociedad navarra en su conjunto, y adoptar medidas adaptadas a los objetivos de desarrollo sostenibles definidos en la Agenda 2030.

Liderar la transformación hacia un modelo económico sostenible va ser clave para la recuperación de la economía y volver (incluso mejorar) los datos prepandemia.