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Enara revoluciona Mezkiritz

Enara Zia Murillo, con apenas 15 días de vida, se ha convertido en la alegría de Mezkiritz, un pequeño y tranquilo pueblo del Valle de Erro, que no celebraba un nacimiento desde hace 22 años

Enara revoluciona MezkiritzIban Aguinaga

duerme apaciblemente en su preciosa cuna de madera, arropada por el acogedor fuego de la chimenea del salón, y ajena por completo al revuelo que se ha formado a su alrededor. Enara Zia Murillo, en sus apenas 15 días de vida, se ha convertido en el centro de atención y en la alegría de Mezkiritz, un tranquilo y precioso pueblo del Valle de Erro, a unos 40 kilómetros de Pamplona. Y es que su nacimiento es el primero que se produce en este concejo en 22 años, cuando vino al mundo el joven Iosu Dufur. "Ha sido una alegría para todo el pueblo", explican Xabier, de 36 años, y Amaia, de 34, los orgullosos padres de la criatura. Este joven matrimonio reside desde hace unos dos años en Mezkiritz. Él, guarda del Valle de Erro, es oriundo del pueblo, mientras que ella, que trabaja en el sector de la hostelería en Roncesvalles, procede de Pamplona. "Es un pueblo muy tranquilo para vivir, a veces hasta demasiado", dice Amaia. Sin embargo, esta tranquilidad se ha visto perturbada con la llegada de la pequeña Enara, sin duda la habitante más mimada en las dos últimas semanas. Su padre explica que "en pueblos de alrededor como Bizkarreta o Espinal sí que han nacido bastantes chavales, pero en Mezkiritz, en 22 años, no se había producido ningún nacimiento, así que están todos los vecinos revolucionados". No en vano, basta con ver el número de visitas que Enara ha llegado a recibir en una sola jornada. "Un día conté 22 ó 23 personas que habían venido a casa a verla. Entre semana sí que se pasa algún vecino, pero llega sobre todo el fin de semana y vienen muchos, de todas las casas, gente mayor, jóvenes...", observa Xabier. Son, sin duda, datos significativos de la expectación que ha levantado la pequeña, máxime cuando se trata de un pueblo que, según los datos del censo a fecha 1 de enero de 2009, cuenta con 86 habitantes. "En realidad", aclara el joven padre, "entre semana viven unas 50 personas en el pueblo, aunque haya más empadronados. El fin de semana o en el verano sí que viene mucha gente que vive en Pamplona y que tiene raíces aquí". un gran cariño "Muchos tíos y abuelos" Antes incluso de que Enara viniese al mundo, en el pueblo ya se hablaba del futuro bebé. "Muchas mujericas de aquí nos decían que iba a ser un chico, por la forma que tenía la tripa, por la cara que tenía yo...", recuerda la madre. "Incluso, nos comentaban: '¿Te han dicho que viene chica? No puede ser, se han equivocado los médicos", recuerda su marido. "Al final el ginecólogo nos dio una foto y nos dijo: 'Ya les puedes apostar lo que quieras a tus vecinas, porque va a ser una niña", añade sonriendo. El caso es que finalmente, el pasado 5 de octubre nacía Enara, con un peso de 3,120 kg, "y eso que se adelantó 18 días. Tenía ganas de salir", recuerdan sus padres. Y no es para menos, visto el recibimiento que se le ha hecho en Mezkiritz. La pequeña, además de mimos, abrazos y achuchones, recibía de algunas de las vecinas del pueblo baberos bordados a punto de cruz. "La peque se porta bastante bien, aunque alguna noche tiene más intranquila, y la gente está tan contenta que algunos ya nos han dicho que si necesitamos salir, se quedarán cuidándola. Va a tener muchos tíos y abuelos", agradecen los afortunados padres. "Los vecinos están deseando que vayamos a pasear para poder verla, les da mucha alegría ver un carrito por el pueblo. Y a nosotros nos gusta tanto andar, que la acostumbraremos a pasear por el monte", auguran. Enara, sin duda, se puede sentir muy afortunada. Al cariño de sus padres y de los vecinos de Mezkiritz se le une el de Matxin, un precioso perro al que le gusta cuidar a la pequeña a los pies de su cuna. Dentro de poco será habitual ver a Enara jugando con él, con la otra perra de la familia, además de con las siete ovejas, dos cutos, 12 gallinas, cuatro palomas y 20 pollos con los que convivirá en su apacible casa. Sin duda, será la más mimada de Mezkiritz.