Las gamberradas del cierzo
en las pasadas elecciones pedíamos aires de cambio. Y ha sido pedirlos y levantarse un cierzo que da miedo. ¿No querías cambio de aires? Pues, toma. A mí ya se me han perdido, vía aérea y rumbo vete tú a saber dónde, tres camisetas y un trapo de cocina que colgaban del tendedor. Y desde el lunes he sufrido alrededor de tres infartos de miocardio por los portazos derivados de abrir dos ventanas de casa al mismo tiempo. Corrientes internas, supongo, que ese concepto también está muy de moda después del jaleo de las urnas. Entre las cuatro paredes de los partidos que estos días deciden p'a donde tirar, si con unos o con otros o en solitario como el llanero, se están desatando fenómenos meteorológicos adversos e imprevistos, como los monzones y tal. Estos vientos huracanados me ponen un dolor de cabeza bastante importante y no me favorecen estéticamente hablando porque se me eriza el pelo y ahora mismo soy la viva imagen de la duquesa de Alba después de engancharse a un cable de alta tensión. La duquesa...Hablando de cambios. Ahí la tienes a ella, la viva imagen de lo que, de seguir en esta línea, no nos llevará a ninguna parte o, por lo menos, a ninguna a la que a mí me apetezca ir. Porque mientras nos crujen con la igualdad, la libertad y el progreso, en el Telediario les llaman gamberros a quienes han osado pintarle un miembro viril en la cara a la figura de bronce de tres metros de la noble. Hombre, igual los autores de la gracia no son dignos de figurar en el manual de buenas costumbres, pero analizando con detenimiento el término gamberrada, igual la del pelo a lo escarola también hace de las suyas en nombre de un título que le concedieron a un pariente lejano. Por aquel entonces la gente no echaba gasolina, le daban de comer al caballo, así que las cosas deberían haber cambiado sustancialmente. Pero, ni de coña. En este sistema que cuestionan los de Sol y en el que si te mentan los pepinos, cientos de agricultores se van a la ruina, la duquesa recibe, sólo en Córdoba, 1,2 millones de euros de subvenciones europeas para sus explotaciones agrarias. El 75% de los beneficiarios del sector, en la misma campaña, recibieron menos de 6.000. Y, encima, le hacemos la ola y una estatua en la plaza. Si eso no es una gamberrada es que me está volviendo loca el cierzo. A ver si cambia el viento...