Orkoien: "Los que estábamos, los que vinieron y los que han venido"
Jesús Mª unzué y Javier istúriz son concejales y han vivido en primera persona el desarrollo de esta localidad en las últimas décadas
"Si mi abuelo levantase la cabeza, se moriría enseguida. Diría de qué vamos a vivir sin ganado y sin campo", afirma Javier Istúriz Azcona, de 52 años. Y es que, según asegura este vecino de Orkoien, le resultaría complicado hacerle entender a su antecesor que, a pesar de que ha desaparecido terreno agrícola por el desarrollo urbanístico e industrial que ha experimentado el municipio en las últimas cuatro décadas, se vive y, además, bien en este municipio de la Comarca de Pamplona. Tanto Istúriz, como el también concejal de Unión de Izquierdas de Orkoien Jesús María Unzué Ozcoidi, de 47 años, han sido testigos de la evolución demográfica y social que ha experimentado esta localidad desde que tuviera algo más de 200 habitantes, en los años 60, a los casi 3.800 que tiene en la actualidad.
Unzué calcula que cuando él era niño había unas 26 familias residiendo en Orkoien: "El núcleo principal era el Casco Viejo y luego había cuatro casicas sueltas hasta la muga -situada donde la rotonda de acceso a Orkoien- y a eso se le llamaba el barrio de Oriente". Entonces, la relación entre los vecinos era más cercana, algo que Unzué achaca a que "se hacía todo en la calle. Ahora dicen de los críos que ya no juegan al aire libre, mientras que nosotros estábamos todo el día corriendo por el campo, jugando a fútbol en la era o a pala en el frontón". Respecto al modo en que aquellos vecinos se ganaban el sustento, Istúriz expone que, como en cualquier otro pueblo de la Cuenca, "en casi todas las casas teníamos ganado, vacas de leche y cerdos de cría, y luego en el campo trigo, cebada, avena y la huerta". De hecho, tanto la abuela de Istúriz como la de Unzué subían a diario a la ciudad con la caballería para vender leche en el mercado.
Ambos recuerdan que la primera empresa que se instaló en Orkoien fue AP Ibérica. Llegaron también otras mercantiles como Cárnicas Velasco, La Parquelita, Miasa, Piensos Unzué... y en 1972, además, se entregaron las primeras viviendas del barrio de Kupueta -también conocido como de San José Obrero-, lo que provocó que llegaran unos 800 habitantes nuevos. "Yo era muy pequeño, pero al principio había a quien le parecía bien y a quien le parecía mal, pero luego con los años se fue normalizando la situación", indica Istúriz, que opina que lo que realmente ha marcado todo el desarrollo "ha sido la Ronda Oeste, porque nos ha dejado dentro del anillo de Pamplona". No obstante, cuando uno se asoma a la citada vía de comunicación desde la parte trasera de la iglesia gótica de San Miguel se observa cómo los pueblos situados al otro lado mantienen sus núcleos urbanos sin apenas variaciones.
y llegaron los servicios
Un logro: la cohesión social
Sin embargo, los dos coinciden en señalar que con el desarrollo Orkoien ha ganado en servicios: la concentración escolar, el centro de salud, el transporte urbano, las piscinas municipales, el centro cívico... "Sobre todo en comunicación, en sanidad y en educación", apostilla Unzué. Y con los años también se han ido limando "las diferencias" existentes entre "la gente de siempre" y la que llegó a vivir con posterioridad, lográndose "una cohesión social", aunque como sucede en la capital también se estila el que dice ser de "Orkoien de toda la vida".
Istúriz, trabajador de una fábrica y agricultor a tiempo parcial, afirma estar "muy contento" de cómo está su pueblo, si bien reconoce con cierta nostalgia que le "dolía cuando se hacían polígonos porque se perdía campo, pero ha traído más trabajo. Orkoien no estaba en Sarvil. Estamos a 4 kilómetros de la plaza del Castillo y en algún sitio tiene que trabajar la gente de Pamplona y de la Comarca". En cuanto a su motivación para entrar en el Ayuntamiento, responde que "son amigos los que estaban y los que estamos" y se marca como objetivo personal que todos los vecinos tengan empleo y "conservar todo lo relacionado con la naturaleza: río, arbolado, parque...".
Tampoco Unzué se considera "un político; intento aportar lo que puedo". Y como proyectos que le gustaría llevar a cabo está la "recuperación del frontón antiguo", así como promover un centro joven pero con un concepto más amplio que el actual, incluyendo una escuela taller. Istúriz sostiene que todo este crecimiento "ha pasado muy rápido" y, en cuanto al futuro, le gustaría que Orkoien "siga siendo pueblo, porque se empiezan a escuchar cosas que no me acaban de gustar sobre la unión con Pamplona"; algo que con seguridad tampoco entendería su abuelo.
Lo que sí ha calado en las personas que en los últimos años han llegado a vivir a este municipio se podría resumir en una frase de Javier Istúriz: "Orkoien es los que estábamos, los que vinieron y los que han venido". Y también los que vendrán.