"Aibar es un pueblo comprometido que funciona"
AIBAR. Treinta y cinco años de buen hacer como secretario de Aibar y Leache que culminaron con su jubilación el pasado 31 de diciembre, junto a su carácter abierto y disposición, le han hecho a Jesús Garde Mozaz (Mélida, 1951) merecedor del reconocimiento y de una sentida despedida de la Corporación aibaresa y de sus compañeros.
¿Cómo se siente? ¿Lo esperaba?
Ha sido una sorpresa muy agradable que me han dado el Ayuntamiento y mis compañeros, los de oficinas y los de servicios múltiples. Me siento muy satisfecho. En principio uno trabaja porque es profesional. Si además te lo reconocen, te sientes todavía mejor.
¿Eso significa que ha habido buena sintonía?
Sin duda, con todos mis compañeros, los de oficinas y los de servicios múltiples y, por supuesto, con los alcaldes con los que he trabajado.
En 35 años, seis alcaldes en Aibar, y cinco en Leache.
Así es. Esteban Sabalza, Luis Mari Burguete, Pablo Martínez, Álvaro Aldunate, Manuel Martínez y Pedro Lanas, en Aibar. Teodoro Zulet, Pedro Gorraiz, Félix Indave, Jesús Ayesa y José Javier Iribarren en el Ayuntamiento de Leache.
¿Cómo ha combinado las dos secretarías?
La oficina la he tenido en Aibar. A nivel burocrático no ha habido diferencias entre los vecinos de uno y otro pueblo. Luego, he asistido a Leache a todas las sesiones presenciales de mi competencia. Sinceramente, he trabajado muy a gusto con las dos localidades. Leache es un pueblo pequeño muy unido a Aibar, y entre los dos pueblos tienen muy buena relación.
Llega a Aibar en 1978, con 26 años. Tiene un largo recorrido como testigo de diferentes épocas.
Sí. Justo un año más tarde tomé posesión de la plaza. Me tocó vivir todo el cambio de los ayuntamientos, de estructuras, de personas.
Y las primeras elecciones democráticas, en 1979. ¿Qué recuerdos guarda y que le aportaron los alcaldes aibareses?
Recuerdos ligados a las personas. Cuando llego me encuentro al frente del Ayuntamiento con Esteban Sabalza, un alcalde de aquellos de antes de la democracia; un señor mayor, un hombre bueno que confió en mí plenamente. Tras él llegó Luis Mari Burguete, el primer alcalde democrático. En ese momento tenía 26 años, como yo. Aportó juventud y buenas ideas. Fue entre otros el impulsor de la Mancomunidad. De Pablo Martínez me quedo con sus ideas muy claras. A Manuel Martínez le recuerdo como un alcalde de gran personalidad y muy resolutivo. Álvaro Aldunate fue para mí el alcalde dialogante y comprometido; y de Pedro Lanas, el actual, puedo decir que es muy trabajador, un todoterreno y un hombre muy cercano.
Alcaldes diferentes de tiempos diferentes. ¿Alguna característica en común?
Todo ha estado marcado por el momento que atravesábamos. Los primeros años de la democracia fueron más políticos y las diferencias estuvieron más marcadas. Le siguieron tiempos de calma. Ageizia y Aida, izquierdas e independientes convivieron los primeros años. Después vinieron 20 años de Ageizia en solitario, y desde las últimas elecciones, vuelven a compartir mesa de trabajo. El 90% de alcaldes y concejales han querido gestionar bien su pueblo y sacar las cosas adelante. Según el talante de cada uno, han hecho hincapié en determinados proyectos, pero yo diría que todos han estado unidos por el compromiso con Aibar y sus vecinos.
Pasado este tiempo, ¿cómo ve Aibar?
Como un pueblo muy mejorado y comprometido que funciona. Ha perdido algo de población, pero se mantiene en los 900 habitantes. Para este volumen, tiene muchas actividades dirigidas a todos los sectores: niños, jóvenes, adultos y tercera edad. Un pueblo con unos consolidados mercados medievales, que van camino de su 12ª edición, con numerosos colectivos reconocidos y subvencionados.
¿También el Ayuntamiento se compromete?
Desde luego. Aún en época de crisis, sigue aportando su grano de arena a las ONG y concede el resto de ayudas. También es destacable que todas las corporaciones han optado por la promoción del empleo. Siempre que se ha podido, se ha nutrido de sus vecinos.
¿Considera que tiene Aibar buena imagen en la comarca?
Sí, una imagen merecida. Ha habido gente preparada con muchas ganas de trabajar y esto es muy importante para los pueblos. A los ayuntamientos no se puede venir a vegetar; hay que gestionar y consensuar. Cuantas más sensibilidades estén representadas, mejor.
Va a lanzar el cohete en las próximas fiestas. ¿Qué le supone?
Otro gran reconocimiento. Yo soy uno más. Aquí vine y aquí me quedé. Me casé con mi mujer, Esther Alzueta, y mis hijos, Iñigo y María se sienten tan aibareses como yo.