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Josefina Arregui, 20 años referente en la atención psicogeriátrica

En estas dos décadas de andadura esta clínica de Altsasu ha atendido a más de 4.000 personasSe realiza un abordaje multidisciplinar, con un cumplimiento del 91,63% de los casos

Josefina Arregui, 20 años referente en la atención psicogeriátricaNEREA MAZKIARAN

altsasu - En este 2015 que se ha quedado atrás se cumplieron 20 años desde que la Clínica Josefina Arregui de Altsasu inició su actividad terapéutica, dos décadas en las que este centro pronto se convirtió en un referente en la atención psicogeriátrica. “Son ya más de 4.000 personas atendidas y, en su mayoría, rehabilitadas para hacer su vida digna para ellas y soportable para sus familias”, destaca Patxi Goikoetxea, presidente de la Asociación de Amigos de la Clínica Josefina Arregui.

Se trata de un centro donde se realiza un abordaje multidisciplinar con pacientes ancianos aquejados de demencias y otras patologías psiquiátricas que, por su edad y dada la evolución y pronóstico de la enfermedad, requieren máximos niveles de atención. “Los trastornos psicogeriátricos y sobre todo las demencias no son enfermedades en las que pueden establecerse unos cuidados fijos o uniformes”, señala Pantxo Roldán, director médico de la clínica. “El carácter progresivo de estos trastornos y las diferentes condiciones sociales de las personas que lo sufren hacen que un centro de tratamiento integral deba ofertar diferentes programas asistenciales, ofreciendo niveles de cuidado diferentes según el estado de los pacientes”, abunda.

Por ello, la Clínica Josefina Arregui ofrece programas ambulatorios y de especialización, con datos asistenciales que han ido mejorando cada año. “Se ha alcanzado el cumplimiento en un 91,63% de los casos, lo que la convierte en la clínica de referencia en su especialidad”, indica Goikoetxea. Asimismo, subraya que aunque se ha reducido el tiempo de tratamiento, y por tanto, ha aumentado el número de personas atendidas, la lista de espera sigue creciendo.

Todo ello, en una clínica preparada de forma humilde y sin altas tecnologías y con planteamientos éticos y clínicos sencillos, adaptados a la realidad. Y es que la falta de medios económicos se suple con la dedicación y entrega del equipo humano del centro. “No podemos dejar de admirar el trabajo de todo el equipo de profesionales, capaces de solventar no pocas dificultades, superándose con el cumplimiento de sus tareas, cada día y con cada paciente”, destaca Goikoetxea.

En su opinión, la clave de la excelencia en la atención que se ofrece en la clínica es “el amor”. “Cuando Vicente Madoz nos contaba su experiencia en la clínica, nos decía que el principal ingrediente utilizado en el proceso de atención a los pacientes es el amor, por muy cursi que suene esta palabra, fue la expresión que utilizó”, recuerda, al tiempo que pone en valor la “gran aportación” de este psiquiatra que ha estado desde el principio en este proyecto. “Amor es lo que él recibe cada vez que se acerca a la clínica, algo que también podemos asegurar desde nuestra asociación. De esta manera está garantizada su continuidad”, afirma.

Precisamente, la asociación surgió hace cuatro años para apoyar y asumir la responsabilidad de dar continuidad al proyecto que puso en marcha Felipe Lecea, un industrial altsasuarra que promovió y financió esta clínica. El contacto diario que mantuvo con la enfermedad de Alzheimer que padecía su esposa, Josefina Arregui, y sus constantes desplazamientos para su tratamiento, le hicieron ver la necesidad existente de un centro para atender las necesidades de este tipo de pacientes.

“Es un proyecto basado en la solidaridad y por tanto, necesita un apoyo decidido de la sociedad. La Administración, que no asume el proyecto de la clínica en su totalidad, no aporta recursos suficientes para posibilitar los ambiciosos objetivos que se propone la fundación Felipe Lecea, que no son otros que atender a las personas afectadas”, apunta Goikoetxea.

Así, con unos recursos limitados, los trabajos de mantenimiento y mejora de las instalaciones pasan a segundo plano. De ello se ocupa un grupo de voluntarios de la asociación en auzolan. Son medio centenar de personas que realizan labores de pintura, electricidad, carpintería y jardinería, entre otras. Asimismo, los Amigos de la Clínica realizan gestiones de cara a garantizar la viabilidad económica del centro así como iniciativas para la puesta en marcha de servicios complementarios a los programas de atención a sus pacientes.

PROYECTOS Lo cierto es que proyectos no faltan, como el de formación y atención personalizada en demencias que comenzó el pasado otoño con la ayuda de la Obra Social la Caixa y Fundación Caja Navarra. “La idea es atender de un modo más cercano a los afectados por la enfermedad de Alzheimer y a sus cuidadores. El principal objetivo es formarles y poder integrarlos dentro de la terapia”, explica Roldán.

Asimismo, ese último año se ha adecuado un espacio exterior en la clínica para que pueda ser utilizado por los pacientes. Para ello han contando con la ayuda de Fundación Caja Navarra, con la que se compró un cortacésped. Allí se han colocado unas mini huertas elevadas, en las que han colaborado Bodegas Iñurrieta, Jardinería Lizarte, Unamuno, Goiko loredenda y Floristería Lorea. Gracias a La Burundesa se han adquirido 10 sillas de ruedas y el equipamiento del gimnasio se ha mejorado con la ayuda del club Dantzaleku Sakana y la Sociedad Deportiva Alsasua.

Por otro lado, Mercafrío ha donado una fregadera de acero inoxidable para la limpieza y desinfección de elementos higiénico-sanitarios y Panificadora un horno de cocina de mayores prestaciones y menor consumo. También han habilitado espacios para el almacenamiento y archivo. Son pequeños pero grandes gestos que ayudan en el día al día del centro. “Los proyectos más inmediatos son el cambio del sistema de iluminación por otro led y mejoras en el exterior”, observa Goikoetxea. Y ya están en la tarea.