Han pasado casi 13 años desde la declaración institucional del Parlamento de Navarra de reconocimiento y reparación moral de las personas fusiladas y represaliadas a raíz del golpe militar de julio de 1936. Diez años más tarde se consiguió aprobar una ley foral con esta misma denominación. Consecuencia de ella fue el reconocimiento en Tudela de los cargos y empleados públicos realizado en diciembre de 2014.

Ahora, a pocos meses de cumplirse ochenta años del golpe militar, nos encontramos en Tudela con todavía no pocas referencias conmemorativas del golpe y el régimen franquista, cuando la ley foral 33/2013 en su artículo duodécimo prevé su anulación. Abordar la problemática de la existencia de 49 calles con denominaciones de combatientes del bando carlofalangista (“nacional”) no es una tarea fácil. El primero que destacó esta pervivencia en el callejero fue Fernando Mikelarena, que en mayo de 2010 publicó un artículo en DIARIO DE NOTICIAS aludiendo a la existencia en el callejero de nombres de miembros de la escuadra negra de falange de Tudela, después amplió la información sobre el callejero tudelano en 2013, con dos artículos en su blog, y ahora también contamos con los datos publicados en su reciente libro Sin Piedad. Limpieza política en Navarra, 1936. Responsables, colaboradores y ejecutores.

Hace aproximadamente un mes, la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra pedía un plan integral de retirada de símbolos franquistas, menciones y homenajes, especialmente en cuanto a denominaciones de calles. Coincide en el tiempo la preaparación de una moción de la agrupación electoral Tudela Puede en el sentido de la supresión de los nombres de aquellos voluntarios.

Si en algo estaremos de acuerdo es en que cambiar la denominación de 49 calles con una población que estimo rondará entre diez y doce mil habitantes es un tema complejo, que causará cierto trastorno a vecinos, instituciones, empresas, etc. Por ello, opino que es necesario reunir a todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento para elaborar un plan integral, dotándose de un consejo asesor, en el que tienen que estar las asociaciones de fusilados y otras relacionadas con la recuperación de la memoria histórica y de reconocimiento de las víctimas del golpe militar de 1936, así como de expertos en la materia. Por supuesto, también deberían participar los agentes institucionales competentes, tanto del Gobierno de Navarra (sección de Memoria Histórica del Departamento de Relaciones Ciudadanas e Institucionales), como de la Universidad Pública (Fondo Documental de la Memoria Histórica) y del propio Ayuntamiento (Archivo Municipal).

La tarea se presume larga y creo que progresiva, con una imprescindible participación vecinal, que debe conocer, opinar, plantear y votar cualquier intervención sobre las denominaciones de las calles en las que habita.

Animo, por otro lado, a que el plan municipal no se quede sólo en la ardua tarea de la denominación de calles, y avance en otros campos que la propia ley foral recoge, como la de identificación de fosas, declaración de lugares de la memoria y protegiendo su conservación (como la cárcel que estuvo sita en el antiguo convento de San Francisco), reconocer a todas las víctimas sin distinción con algún monolito u otro símbolo de recuerdo, y hacer visible el relato histórico de la represión. Sobre este último aspecto sólo destacar que, en el apartado de información general/historia de la página web oficial del Ayuntamiento, si bien aparecen datos referentes al neolítico, la historia de Tudela parece llegar a su fin con el periodo republicano.