Santiago, el Ángel de nervios de acero
Miles de personas asistieron a la ceremonia de la Bajada del Ángel de Tudela, protagonizada este año por el niño de 7 años Santiago Lasheras Martínez, que voló hasta la imagen de la Virgen para destapar su rostro, cubierto con un velo negro de luto
Hacía tiempo que el cambio de hora no coincidía con la Bajada del Ángel, pero Raquel Martínez, la madre del pequeño Santiago Lasheras, le ganó ese pedacito de sueño al reloj metiendo en la cama al niño a las nueve de la noche para que el madrugón le fuera leve y, a las 9, poder echarlo a volar sobre las miles de personas que se congregaron en la plaza de los Fueros. Para las cinco menos veinte de la madrugada, el angelico estaba en pie, atento al despertador, contento, aunque con esa seriedad que durante toda la ceremonia caracterizó su representación. Fue al llegar a casa de Miguel Ángel Vallejo y Ana Mari Arregui cuando el crío esbozó la primera sonrisa, arropado por las bromas de su mentor, un Vallejo que nació con el don de ver en los niños las alas que nadie aprecia a primera vista. La transformación tuvo lugar como siempre en un salón donde el ritual de la vestimenta se vive entre la tensión y el convencimiento de que todo saldrá bien porque los ensayos y el trabajo de todo un año, desde que se elige al candidato hasta que se le cuelga de la maroma para cumplir su misión, es un gota a gota que cala en el protagonista. Una vez más, el sol, que parece aliarse con la ceremonia, despuntó entre las nubes segundos antes de que se abrieran las puertas de templete iluminando la puesta en escena más importante de la Semana Santa tudelana.
el mensaje Cinco minutos después de que Santiago Lasheras apareciera ante el público, apretujado alrededor de la Virgen enlutada, el anuncio de la Resurrección estaba cumplido. El niño alado, que había braceado hasta la imagen sostenida por los portadores, quitó una a una las horquillas que sujetan el velo negro sobre la cabeza de la Virgen y descubrió su rostro para gritar: “Alégrate María porque tu hijo ha resucitado”. Luego, se echó sobre los hombros la tela e inició el regreso al templete, donde su padre, Diego Lasheras, le esperaba desanudándose los nervios del estómago. Los aplausos rompieron el silencio de la plaza y el ritual, que ostenta la categoría de Bien de Interés Turístico Nacional, quedó finiquitado hasta el próximo año, añadiendo una edición más a un acto que data del siglo XVII en la forma actual, aunque su origen se remonta al XIV.
emociones y anécdotas La tranquilidad de Santiago Lasheras no sorprendió a nadie porque ya en su presentación el niño había mostrado un aplomo sorprendente para su edad, 7 años. El alumno del colegio Anunciata, que practica judo y disfruta haciendo puzles, ya había desvelado que su madre lloraba todos los años en la Bajada del Ángel, aunque las lágrimas en esta ocasión brotaron como puños, entre mensajes de apoyo desde la plaza, donde siguió el vuelo pegada a la Virgen. “Muy bien, cariño”, le gritó desde el suelo con la voz quebrada. Sólo una hora antes, toda la familia estaba en casa del matrimonio Vallejo-Arregui en el proceso de transformación de niño en ángel, en un encuentro al que acuden angelicos de años anteriores que siguen atados a la ceremonia por el recuerdo imborrable de una jornada que jamás olvidan. Ayer, se unió a ellos Ángel Aranda, que protagonizó la Bajada en tres ocasiones hace medio siglo (1964, 1965 y 1966). “Yo lo hice con peluca”, recordó. Actualmente, los niños lucen la corona del Ángel sobre su propio pelo, más largo de lo habitual para que se sujete sin problemas. Por lo demás, Santiago Lasheras, una vez ejercida su misión angelical, volvió a ser niño: Le espera un viaje a Port-Aventura, el que le prometieron sus padres cuando fue elegido para la Bajada.
Susto. Ya estaba la imagen de la Virgen entrando en la plaza de los Fueros y miembros de Protección Civil, Policía Municipal y Policía Foral mantenían un cordón alrededor de una mujer que yacía en el suelo, víctima de un ataque epiléptico. La situación se resolvió con eficacia y rapidez, y la mujer fue evacuada de la plaza hasta una ambulancia medicalizada.
1663
Es el año en el que la Bajada del Ángel, que data del siglo XIV, comenzó a celebrarse de la forma que se representa actualmente. Desde entonces, solo se ha suspendido en una ocasión por mal tiempo.
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