burgui/Burgi - Dice que siente un orgullo muy grande el día en el que Burgui celebra la Fiesta de la Almadía, cada año desde hace 25, de la que forma parte activa. Este año, su compromiso ha ido más allá y se ha puesto al frente de la primera Fiesta de la Madera, que tendrá como centro los troncos pirenaicos, con carácter competitivo y con ánimo de continuidad.

El móvil de Alain Salvador Sanz no deja de recibir WhatsApps. No en vano, estamos en vísperas de la celebración de la fiesta que se desarrollará mañana en Burgui y que él ha capitaneado con gusto. Se trata del primer acto de un extenso programa para conmemorar que hace 25 años un grupo de entusiastas puso en marcha el evento que ha atraído con el tiempo a miles de visitantes a la pequeña localidad roncalesa.

“Queríamos darle un empuje a este día especial y se me ocurrió hacer algo relacionado con lo nuestro, la gran masa forestal, la madera que tenemos en el valle”, relata. Se lo tomó como un reto para dinamizar la fiesta y reunir en una novedosa jornada a catalanes, aragoneses, asturianos, guipuzconanos y navarros, expertos como él en esculturas en madera con motosierras, que harán temblar mañana la plaza de Burgui.

La fiesta dará comienzo a las 10.30 con la apertura del Museo de la Almadía, con visitas en castellano y euskera, y se prolongará hasta las 14.00 horas. A las 12.00 en la plaza dará comienzo la eliminatoria descenso del Campeonato Navarro de Aizkora, 1ª categoría, con Migueltxo Mindeguia y Ander Erasun, el Campeonato Navarro de Sokatira y la exhibición de pruebas de hachas con Iker Vicente y Rubén Saralegui.

La tarde se reserva al Campeonato de Esculturas con Motosierras y a la exhibición de figuras a cargo del soriano Abel Vicente, que ha dado su apoyo a la organización . “Será de mucha calidad. Vienen de Asturias, Gipuzkoa, Navarra y Aragón; en pocos sitios hay un cartel así”, opina Alain. Añade que en torno a este deporte hay curiosidad “porque a la gente le llama la atención que se pueda hacer algo artístico con una motosierra, que sólo sirve para cortar, y un tronco de un metro que se les dará, con tema libre. Es una modalidad con la que empezaron en el valle de Hecho y siguieron en Gipuzkoa, a la que se le ha dado salida en el herri kirolak”.

La música de Puro Relajo cerrará el día en el que la organización ha puesto su confianza en que salga bien, con intención de repetirlo en próximas ediciones.

UN MODO DE VIDA. El cartel que anuncia la Fiesta de la Madera hace alusión al duro trabajo de explotación forestal en el que se ha desarrollado la vida de la familia de Alain y la suya propia. “Aparecen el abuelo Tomás y el tío Ángel, y si cierro los ojos, aún los veo sacando la madera”. A sus 38 años lo recuerda perfectamente. Su abuelo, Tomás Sanz (de 94 años), y su tío Ángel Mari trabajaron en la empresa de explotación forestal. También su padre, Teodoro Salvador, hoy jubilado, cuyo testigo cogió el joven burguiarra.“Lo llevo en la sangre”, reconoce.

Pronto abandonó los estudios de Formación Profesional que inició en Lumbier y a los 18 años ya estaba trabajando en las Explotaciones Forestales Salvador, de su familia. “Este es un trabajo muy duro y peligroso, siempre entre máquinas en pendientes y con motosierras. Cualquier descuido se paga caro”, expresa convencido, y sabe de lo que habla porque lleva la marca en su mano.

En la actualidad, anda menos por el monte y se dedica más a conducir, en esta época “de estancamiento de la actividad, muy resentida por la crisis, sobre todo en la venta de madera para tejado ”, recalca. Llevan la madera a Huesca y a Catalunya, y otra parte se queda en Navarra. Asegura que ahora lo que más sale es el poste de luz. La calidad de la madera del valle de Roncal es sobradamente conocida, por el clima y los años de crecimiento. “Hay que producir mucho para que te compense . La serrería pone el precio, o lo coges o lo dejas”, resume.

Todo lo que sabe del negocio se lo debe a los suyos, pero el manejo de la motosierra lo aprendió solo, “a puro de cabezonería y de concentración”, admite. Tenía la base del manejo, y con el tiempo sus figuras, de animales, flores u otros símbolos, se han hecho conocidas en Burgos, Madrid, Palencia y en ferias catalanas. “Depende del lugar, eligen un motivo u otro: desde el nombre del pueblo, una flor o un lauburu”, relata.

Durante varios años, el Día de la Almadía se ha podido ver a Alain Salvador dar forma a los troncos con su motosierra en la orilla del Esca. Ha sido su trampolín para darse a conocer ante miles de personas. Pero ya hace unos años que en el día “más importante para Burgui” desciende en almadía, como el abuelo Tomás, que también fue almadiero. “Yo tengo más experiencia en la motosierra que en la almadía”, reconoce. Y al agua, ya sabe de la transmisión aprendida: “mucho respeto siempre”.