lizaso - Cuatro lustros no son nada para un bosque natural cuyo origen se remonta más de 5.000 años en el tiempo. Pero también tienen su importancia, y el robledal de Orgi conmemora el próximo fin de semana un pequeño hito en su historia; la fecha en la que las 77 hectáreas de este monte comunal del Valle de Ultzama, pertenecientes al Concejo de Lizaso, se declararon Área Natural Recreativa. La primera de Navarra.
La efeméride bien vale una comida organizada por las gentes del pueblo el sábado 30 y un paseo con Joaquín Araujo por el robledal bajo el título de El valor de los bosques (19.00 horas). El domingo 31 llega el plato fuerte con la Feria del Bosque durante toda la mañana (artesanía de la madera, exposición de reptiles, anfibios, flora, setas? muestra de ganado o gastronomía local con talos, miel, sidra, queso y pan), además de la inauguración del evento en el roble de los recuerdos y árbol de los deseos (11.00 horas), un taller de construcción de cajas nido (11.30 horas), concierto y poemas bajo los robles a cargo de Txari Eleta y Joaquín Araujo (12.30 horas), o la presentación de los últimos libros de Araujo y Juan Goñi.
“En su día este fue un proyecto rompedor, y tenía tres características: conservar, educar para conservar y obtener una rentabilidad socioeconómica”, explica Ceferino Elizondo, de 55 años y alcalde del Concejo de Lizaso cuando arrancó toda esta historia. “Orgi es el motor turístico del valle. Cuando se hizo Área Natural Recreativa se trataba de generar un espacio para toda esa gente que va a hacer fuego al monte, pero con un equipo de seguimiento, educación ambiental y en un lugar interesante, no en el borde de la carretera”, dice Edurne Gerendiain, también de Lizaso, miembro de la empresa gestora Garrapo S.L. y que también va a cumplir 20 años trabajando en Orgi.
“Es curioso que con una media de 40.000 visitantes anuales se pueda hacer este proyecto. Ese era el objetivo, compatibilizar el uso recreativo con la conservación del robledal a través de la educación ambiental. Porque al final solo valoramos y cuidamos lo que conocemos”, explica Edurne después.
Los dos hablan del bosque con sentido de pertenencia porque los dos lo han andado desde la cuna. A Ceferino, por ejemplo, le viene a la cabeza el pequeño tractor de su padre, de los primeros del valle, atravesando los boquetes del camino cuando “las rodadas estaban blandas” y con él detrás, montado en el carro cesta de madera en el que habían cargado la hierba. Edurne, por su parte, se acuerda de sus ovejas “las he traído aquí toda la vida” en los claros que sus pezuñas le robaban al bosque para pastar y rumiar a placer.
el origen del proyecto Orgi, ya sin rumiantes, sigue ahí, en pie. Pero ha estado muchas veces amenazado. No solo por los siglos de intensa explotación forestal o por la más reciente presencia del roble americano, que nace con más rabia y hoja que el autóctono y ensombrece su crecimiento. Tampoco por las actas del concejo que amenazaban con “tirar todo a matarrasa” y hacer pradera para la ganadería tradicional, entonces en expansión, recuerda Ceferino.
“En 1984 Lizaso tenía necesidades importantes en cuanto a red de abastecimiento de agua. No teníamos ni saneamiento ni pavimentación de calles”, detalla el ex alcalde. La incipiente Federación Navarra de Municipios y Concejos les ayudó a redactar unas memorias que hablaban de 100 millones de pesetas de inversión. Y Lizaso tenía un millón de presupuesto. “¿A dónde vamos? A Orgi”, dijeron, y el Concejo marcó más de 500 árboles para su tala.
Dice Ceferino que por esas fechas “aparecen en nuestra vida tres personajes; el difunto Eduardo González, biólogo y diseñador de este proyecto, junto con Iñaki Olaiz y Javier Hernández, también fallecido”. Y con la idea de González basada en los Country Parks del Reino Unido, y los 500 árboles marcados para presionar al departamento de Medio Ambiente en una época en la que “empezaba a verse que medioambientalmente había que ser correcto”, firmaron un convenio que salvó el bosque y supuso el germen del proyecto. El Concejo cedía el uso del monte al Gobierno y a cambio recibía un alquiler con el que financiar sus inversiones. “Ahí hay que nombrar también a Juan Pablo Gil, ingeniero del departamento de Montes, y a Juan Carlos Bascones, biólogo de medio ambiente”.
las bondades del lugar Por fin en 1996, en colaboración con el Consorcio Turístico Comarcal del Plazaola, Cederna y el Ayuntamiento de Ultzama, el Área Recreativa ve la luz. El robledal ha sido organizado en tres zonas; la de acogida (aparcamiento, caseta de información y atención al público, merenderos y servicios), la zona de paseos, 37,5 hectáreas con tres recorridos y 2.400 metros señalizados y aptos para sillas de ruedas (el llamado Laberinto también adaptado para invidentes); y la zona de conservación, con 38 hectáreas destinadas a la evolución natural del bosque y restringidas al público.
“Yo he nacido aquí y no soy objetiva... pero el paisaje del robledal es muy particular. El roble es un árbol mágico. Esto es la tranquilidad. En invierno está encharcado completamente y es precioso... en realidad cualquier época del año es bonita. Y aquí viven un montón de pájaros porque los robledales son muy ricos a nivel de biodiversidad. No creo que nadie se pueda cansar de algo así”, termina Edurne.