ALTSASU. Hoy se cumplen 1.300 años de la elección de García Ximénez como primer rey de Navarra, según la inscripción del dintel de la ermita de San Pedro, cuya propiedad comparte Altsasu y San Pedro. Dice así: “Año de setezientos y diez y siete a veinte de henero en esta iglesia de San Pedro de la Balle de Burunda fue electo y unjido por primer Rey de Nabarra García Ximénez, y esta elección confirmó el mismo año el Papa Gregorio Segundo, como parece por su Bula, que la tiene la dicha Balle en su Archibo; fue redificada esta iglesia el año de mil seiscientos quarenta y siete”.

Si bien muchos consideran lo anterior una leyenda sin ninguna base histórica, tampoco hay ningún documento que lo desmienta, como destacan Marcos Alvárez Basart y Juanma Galán, dos aficionados a la historia que han organizado para esta tarde, a las 17.00 horas frente a la ermita, un acto para conmemorar este aniversario. “Este 20 de enero no debería ser una fecha ordinaria para los navarros y especialmente para los burundarras, indiferententemente a que sea un hecho histórico o legendario. Forma parte de nuestro acervo cultural”, señalan.

Lo cierto es que los pueblos del valle de Burunda, desde Ziordia hasta Bakaiku, estuvieron exentos de impuestos hasta el siglo XV por ser la cuna de la monarquía de Navarra, tal y como apuntan estos estudiosos. Asimismo, destacan que “se trataría del primer rey de este territorio”, al tiempo que recuerdan que el Reino de Navarra como tal no se denominó así hasta 1162 con Sancho VI El Sabio. Por otro lado, subrayan que García Ximénez “fue reconocido entre iguales a diferencia de otras monarquías, que son proclamadas por la gracia de Dios”.

Garzia Ximenez es un personaje que entra dentro de la leyenda, confundiéndose a menudo con Iñigo Aritza, proclamado primer rey de Pamplona un siglo después. Algunos lo identifican como señor de las Améscoas, un jefe vascón que guerreó contra los visigodos y se comprometió a contener el avance musulmán, que se había iniciado unos años antes, en 711 con el desembarco de Tarik con sus bereberes.

En relación a su figura hay varias leyendas. La más conocida se sitúa en el año 722, cuando tropas vasconas fueron sorprendidas por los musulmanes. Ante la inferioridad de fuerzas, y batiéndose en retirada, se contaba que el rey divisó en la copa de un roble una cruz luminosa a la que adoraban varios ángeles. Tomado como una señal divina, el rey arengó a sus hombres y se lanzaron contra el enemigo, al que derrotaron. Así, se creó la orden del roble. Asimismo, algunos estudiosos consideran que de este rey descienden las dos primeras dinastías reinantes en Pamplona, la Iñiga y la Ximena.

“El dintel fue colocado en 1647 cuando fue reconstruida la ermita de San Pedro, por lo que se entiende que ya constaba la bula papal, en el archivo del siglo XVII”, apuntan Basart y Galán. Así, entienden que existe una continuidad en la historia sobre este dato. “Aunque sea legendario, no deja de ser un hecho, en el que no aparecen dragones, ni cruces de fuego en los árboles pudiendo ser bien cierto, comparado con los paralelismos posteriores de otros lugares”, observan.

BULA PAPAL Respecto al a bula de Gregorio II de la que se habla en el dintel, Basart y Galán señalan que fue aceptada por la Corte Mayor del Reino en 1769, a raíz de la documentación que aportó Urdiain en un pleito con Altsasu sobre la ermita de San Pedro, tanto acerca de su propiedad, como de los horarios de las misas, prohibición de danzas y otras costumbres. Y es que en 1647 se estableció que Altsasu celebrase la fiesta del santo el mismo día, decisión que recurrió Urdiain, llegando el proceso hasta Burgos.

En la bula, publicada por el historiador Rafael Carasatorre en documentanavarra.blogspot.com, se dice que aquel nombramiento y elección “fue echo por los mismos seiscientos hombres así eclesiásticos como seglares nobles de las dichas regiones y provincias de Navarra o Zeltiberia y Basconia”. En este mismo documento también se recoge el nombramiento de “Pelagio Ordoñez para Rey d las Asturias y de Obiedo”. “Si se confirmara esta proclamación, sería un año antes que la de Don Pelayo, siendo el reino de Pamplona el más antiguo de la península”, destacan Basart y Galán.