Comerciar moda por los pueblos pirenaicos
Selva Etxeberria se ha abierto camino pueblo a pueblo como emprendedora con su marca de ropa alternativa y artesana: La Hormiga Maia
lumbier - Mujer, 41 años, madre y emprendedora rural es una combinación que da para una pequeña historia como la de Selva Etxeberria Itsaso. Una de esas historias que hacen visible esa expresión en auge en estos días como es la de reinventarse y lograr además, establecerse en el medio rural, nutrirlo y desde él expandirse, con un estilo propio y una implicación con el medio que le hace ir más allá.
Siguiendo la estela de sus padres, trabajadores hosteleros, llegó a Lumbier desde la capital hace 13 años y pronto comenzó a trabajar como autónoma también en este campo donde se dio a conocer y estableció sus primeras relaciones en la zona. Desempeñó después labores administrativas durante 7 años. Pero fue en el 2011, durante el embarazo de su hija Jare, cuando comenzó a gestarse lo que hoy es La Hormiga Maia, su marca personal de ropa artesana y alternativa. En definitiva, su proyecto de vida. “Siempre me ha atraído buscar cosas diferentes y en aquel momento pensé en ropa alternativa tanto para mí, como para mi hija. Mi ropa gustó, y pronto se sumaron mis amigas, así que empecé a traer más, y en poco tiempo a creerme que podía dar algo”, recuerda.
Para entonces, ya se había presentado la necesidad de conciliar la vida familiar y laboral. Los viajes a Tailandia y a Catalunya podían proveerle del material necesario para satisfacer a su mercado potencial masculino y femenino, desde la infancia hasta la mediana edad. La Hormiga Maia había echado a andar.
“El nombre hace referencia a la hormiga que se sale de la fila, con ropa alternativa para un amplio abanico destinado a gente diferente”, explica Selva, al tiempo que subraya que su idea es en el fondo “un proyecto de mucha gente”. Esto es porque en el camino del emprendimiento se ha apoyado en amigas y amigos, “gente de Lumbier que se ha involucrado totalmente”.
Es aquí donde radica gran parte de su especial manera de comerciar, tal como destaca Carlos García, agente de desarrollo de Cederna Garalur de la zona. “Ha transmitido su imaginación e iniciativa y ha contagiado su entusiasmo. Ha sabido aprovechar bien las sinergias de su territorio y colaborar con las personas que tiene a su alrededor”, afirma convencido.
Así, el elenco de modelos con el que cuenta Selva es amplio y variado. La puerta de su casa, que es toda una tienda, está abierta para quien quiera hacer de modelo o para quien se acerque a comprar. Siempre está disponible, basta con una llamada. Y esta venta la conjuga perfectamente con la venta on line. “Sabía que para llegar a la gente de fuera y hacer posible que me siguieran, tenía que apoyarme enseguida las nuevas tecnologías”, apunta.
Sin embargo, para el medio rural organiza los mercadillos, sus ya famosas “quedadas”, en una plaza, en un bar, sociedad o casa particular. “No pido nada al sitio y son totalmente abiertas”, señala. Selva coge sus “burros de ropa” se planta en el lugar y lo impregna de un carácter de encuentro y fiesta. Aunque para fiesta; sus desfiles, en los que implica a mucha gente de distintos estilos y edades, convirtiendo escenarios y plazas en verdaderas pasarelas con la ayuda de otras emprendedoras y voluntarios que se prestan a desfilar para ella. “No es fácil; nos cuesta un montón”, reconoce.
Carlos García pone también de relieve esta capacidad de Selva de colaborar con otros emprendedores y saber escuchar. “Se junta con Ana Ibáñez, y crea su marca personal”, resume.
La Hormiga Maia es el resultado de haber buscado en el emprendimiento una oportunidad después de mirar a su alrededor y reconocerse a sí misma como una persona para poder emprender y poner en valor sus recursos. “Es una idea de negocio que surge de algo espontáneo tras un buen testeo, con imaginación, iniciativa, entusiasmo y sin tener que tramitar subvención. “Son las bases del mejor proyecto. Un claro ejemplo de ello es La Hormiga Maia”, afirma García. Para él, Selva es “una emprendedora de libro, generosa y comprometida, que ha apostado por el medio rural con éxito”.
En su compromiso más reciente se halla su proyecto, “Somos espaciales” con Anfas (Sangüesa), en el que artistas de toda la comarca despliegan su creatividad en apoyo al colectivo.
“A mí siempre me han ayudado un montón”, admite Selva. Y como dice Carlos García de ella: “Mano para dar y recibir”. Crecer y ayudar a crecer.
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