En 952 la de los Barquilleros era una calle estrecha y solitaria, que descendía encajonada entre el adusto paredón del convento de las adoratrices, a la izquierda, y las traseras de la calle del Carmen, para llegar hasta las inmediaciones de la muralla. Recibió su nombre el 13 de noviembre de 1936, y su origen se encuentra en el matrimonio cántabro formado por José Gómez y Josefa Martínez, barquilleros que se refugiaron en Pamplona tras el final de la Segunda Guerra Carlista, en 1876. Tras años de trabajo y esfuerzo, el fallecimiento de su hija Amalia, acaecido en 1960, marcaría el final del negocio y de esta dinastía de humildes barquilleros.
La fotografía muestra la calle casi totalmente solitaria, a excepción de tres personas que van a encontrarse al final de la calle. Son dos mujeres que descienden y van a cruzarse con un hombre de edad que, con txapela y chaqueta sobre los hombros, comienza a subir la cuesta.
Hoy en día la zona permanece más o menos igual que hace 65 años, aunque el convento de las Adoratrices ha sido convertido en hotel. El pavimento, que combina losas y adoquín, se ha conservado en muy buen estado, y siguen en su sitio las casitas de la derecha, aunque alguna de ellas ha sido recrecida. Al fondo de la calle vemos el arbolado y las inmediaciones de la muralla, cerca del portal de Francia.
A decir verdad, hemos de reconocer que, aunque esta calle recibiera el título de Barquilleros, en realidad aquí tan solo se encontraba la trasera del negocio, y que la puerta principal del mismo se encontraba en la calle del Carmen. Así que, en un titánico esfuerzo por satisfacer a nuestros lectores, la semana que viene volveremos sobre nuestros pasos hasta la calle del Carmen, retrocederemos 52 años más en el tiempo, y conoceremos a la familia Gómez-Martínez en el año 1900. Lo dicho, un titánico esfuerzo.