Ametsola: taller de arte en Garralda
En ‘Espacios Medialuna’, de Pamplona (calle Baja Navarra, 34), se prorroga hasta el día 18 la exposición de Begoña Munárriz, artista cascantina que desde Garralda crea y pone en valor el patrimonio humano, natural y cultural de Aezkoa
De Los Arcos al Roncal, de Tudela al Pirineo, canta la entradilla jotera como perfecta ensambladura de caracteres y esencias de Navarra. Rutas naturales, de historia y arte; de cultura. Begoña Munárriz Guezala, artista, pintora, retratista, grabadora y lo que tercie su templada inspiración, las capta con belleza y tino. Su canto artístico traza una ruta parecida por las navarras diversas de ayer y de hoy: la que va desde la romana y milenaria Cascantum a la torre de Urkulu; de la ciudad ribera a los montes de Aezkoa. Yendo al detalle: el camino que va desde la paleta infantil de su casa cascantina a Ametsola, su Taller de Sueños, casa del barrio Iberreka de Garralda. En Ametsola, Begoña está aparejada con la musa de la creatividad. Un recorrido de una vida plena de humanidad y arte. Para Aezkoa su obra supone un soplo de arte refrescante y resiliente, sabiendo interpretar todos sus rostros. Ya lo hizo de modo sobresaliente retratando a plumilla a 75 vecinos del valle de Aezkoa (2014-2017). Y más: es la autora de una fuente de hierro monumental instalada en Garralda en 2013 que representa los nueve pueblos de Aezkoa.
momentos, sueños y revelaciones En la magnífica muestra de 12 Momentos, Sueños y Revelaciones de la autora navarra (abierta al público y prorrogada hasta el 18 de mayo en Espacios Medialuna de la pamplonesa calle Baja Navarra, 34), encontraremos, tendida, toda la ropa que la autora ha utilizado en su vida. Una desnudez que recorre las rutas más íntimas por donde asaltan los instantes y anidan anhelos y descubrimientos. En sus 12 Momentos, aparecen tratadas con fina maestría dos jardines de esa ruta, que es también la de su vida: el familiar de la calle Victoria de Cascante y la reserva natural de la Selva del Irati.
El nudo central del camino es Pamplona: la Pompelo romana, la vieja Iruña vascona, la fiel cuna y escuela; la nutriente y festiva; y la morada de lumbre perpetua. La Milagrosa, la Plaza del Castillo y la Plaza de Toros.
la manufactura El valle de Aezkoa, formado por Garaioa, Aribe, Garralda, Aria, Hiriberri/Villanueva de Aezkoa, Orbara y Orbaizeta, Abaurregaina/Abaurrea Alta y Abaurrepea/Abaurrea Baja, traza caminos de gran interés natural y cultural. Además de Irati y otros parajes, ofrece una red de senderos llamada Irati-Aritza, que pone en valor el robledal de Betelu y que ha recuperado caminos que bordean el Irati y que unen a Garralda con otros pueblos. Y suma a su patrimonio humano el caserío, las explotaciones ganaderas, un crucero románico, el dolmen de Otarro, el molino, un hórreo (Masamiguel), la iglesia de San Juan Evangelista...
Ni un póker de incendios en 100 años (1795 a 1898) pudo acabar con Garralda. Su localización y belleza natural siempre terminaron por triunfar. Parte de ese triunfo es Ametsola, el taller de Begoña Munárriz, donde se manufacturan, además de esos momentos hallados en la ruta contada, sueños y revelaciones. La ruta de la vida, del corazón romántico y del alma desconocida.
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