La curiosidad te lleva a Obanos (Valdizarbe) siguiendo la huella de los caballeros Infanzones de Obanos, Juan de Azpilikueta, hermano de San Francisco Xabier y otros hechos que enriquecen la Villa. El ser núcleo importante del Camino de Santiago es notorio en la localidad, ya que además de los numerosos signos que lo remarcan, la presencia de gran número de peregrinos, la dan vitalidad y ambiente. En el Castillo de Xabier me llamó la atención el vínculo de la familia Jaso/Azpilikueta con Obanos. Volviendo a la crónica, ves que antes de entrar en Obanos, hay un colorido mural sobre su Misterio, basado en una leyenda medieval. Al entrar destaca la gran torre de la iglesia, renovada, de la cual sólo queda la portalada del s. XIV.
Es importante cruce de caminos de Santiago, que varios vecinos me resaltan, al indicar que es el primitivo cruce de dos importantes caminos de Santiago, el que viene de Orreaga (francés) y el de Somport (aragonés). Obanos es conocida por ser la sede principal de los Infanzones, constituidos para hacer frente a posibles abusos de poder, y su acción abarcaba casi todo Nabarra. Estos caballeros actuaban en torno al siglo XIII como poder intermedio entre el Rey de Nabarra y el pueblo llano. Su lema, que lo podemos ver en el frontón y otros lugares, indica: Pro libertate patria gens libera state (De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria) Que en euskera podríamos decir Herritarrak libre izan daitezen, aberri askearen alde.
Como nos indica un letrero municipal sobre los Infanzones, Obanos tiene el honor de ser la depositaria de una de las instituciones democráticas más antiguas, siglo XIII, para defender sus privilegios de corporación y más adelante de justicia.
Hubo dos familias nobles que destacaron en la Edad Media, la de los Arbizu y la de Juan de Azpilikueta, casándose este último con Juana de Arbizu en 1528.>> Aún se pueden ver algo de lo que fueran sus palacios. Del primero, en el barrio de San Juan, una gran puerta con destacable escudo. El de los Jaso/Azpilikueta está transformado en viviendas, pero aún queda algún escudo, pudiéndose ver otro en el Castillo de Xabier. En Obanos sorprenden las numerosas casas blasonadas, y algún bonito palacio, que se reparten por la localidad. Un señor, de unos 90 años, pero muy joven de animo, me preguntó a ver si me situaba por el pueblo. Le comenté que la torre de la iglesia me servía de referencia. Él con buen humor me dijo “Se hicieron las casas al arrebutxa!”, “Arrebutxa, es cuando en los bautizos se tira el dinero, los txotxos (caramelos en euskera) a los niños”. Esta última palabra despertó mi curiosidad, y en un breve espacio de tiempo me dijo otras. Aida’mandar a los bueyes’, auzalan (auzolan), poliki-poliki ‘despacio’, koskola, txandrio, trabajar a ordeas (hoy para mí, mañana para ti), biarra (beharra) (con sentido de astucia, inteligencia. Ekarrikasko (eskerrik asko). Sobre esta ultima le insistí y me dijo que la habían utilizado siempre. Estas palabras y una cita de A. Irigarai sobre Gares/Puente la Reina, así como que en 1778 un señor de apellido Vidaurre cita a Obanos como pueblo Bascongado me recordaron que no hace tanto tiempo que se ha perdido el euskera en la zona.
Lo mismo indica el príncipe Bonaparte. R. Urrizola cita un texto de Puente la Reina/Gares del siglo XVII: “Juana, badakizu nola zor naizun Zaragozako arzobispoaren arrazioetatik anitz diru, eta joan baino lehenago Garesa...” ( Juana, ya sabes cómo me debes bastante dinero de las raciones del arzobispo de Zaragoza y antes de ir a Puente la Reina...).
Lamentable pérdida hace dos siglos de una joya patrimonial, la milenaria lengua propia de Nabarra, el euskera, que ahora tratan de recuperar, y lo consiguen. Antes de llegar a Obanos en Estella/Lizarra me dirigí en euskera a tres jóvenes distintos preguntándoles por un kiosko, los tres me respondieron en perfecto euskera. Lo mismo ocurre con términos locales como Oltzea, Bikupea, Iturrieta, Unbizkar, Elizapea, Iturgaitz, Nekea, Arnotegi y la mugante Eunate (ehun ‘cien’ ate ‘puerta’, simbólicamente).
Comentar que la estancia resultó muy amena por amabilidad de sus gentes, el lugar, etc., lo que te invita a pernoctar.