“Si el dinero de la AP-15 no ha llegado ya al Gobierno de Navarra es porque el número de cuenta que se facilitó por parte del ejecutivo foral no era correcto. Se va a subsanar así que e el dinero llegará de forma inminente”, Fomento dixit. Así. Sin anestesia ni nada. Ésta es la razón por la que el Gobierno de Navarra todavía no ha ingresado el dinero aprobado en los presupuestos del Estado para convertir en gratuita la autopista AP-15. Bueno, digo gratuita por decir algo, porque sólo dejaran de pagar quienes vayan y vuelvan en 24 horas. Es decir, los cientos (¿miles?) de riberos que trabajan diariamente entre Marcilla y Pamplona o que van a alguna consulta o tratamiento al hospital. Quienes tengan intención de ir el fin de semana olvídense: a pagar. Pero no nos desviemos del tema. ¿De verdad alguien me quiere explicar cómo puede ser que en el año 2019 -recién estrenado- 12 millones de euros no llegan a Navarra porque alguien se ha confundido al dar el número de cuenta? ¿Es que lo han ingresado en la cuenta de algún funcionario o es que se ha desviado para el departamento de Deportes y ese dinero va para el pabellón-instalaciones-polideportivas que va a construir Tudela? Ahora en serio, dice muy poco de quién sea en Fomento y también del responsable del Gobierno que haya enviado el número de cuenta. Porque no quiero creer que en Madrid apuntaran el número de cuenta en la servilleta de un bar mientras apuraba el funcionario de turno una croqueta de jamón. Desde mi humilde opinión a veces se nos da demasiada información y, en este caso, sinceramente, hubiera preferido que se nos dijera que “un error momentáneo ha impedido ingresar la aportación de Fomento” o “un desajuste en el servidor hizo imposible realizar el envío”... ¡¡maquíllenlo por favor se lo pido!! No quiero conocer semejante desbarajuste. Qué razón tenemos quienes pensamos que Berlanga, Gila, Azcona y Cuerda son los mejores cronistas hispanos que ha tenido y que tendrá este país. Los Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Valle Inclán y Unamuno de la generación de la Transición. Porque esa comunicación a lo “¿está el enemigo...?, que se ponga”, no tiene precio. Ya solo falta que ahora amanezca por el Moncayo y que el intelectual de turno se ponga a copiar a Faulkner.