zubieta - Tomás Ibarra Indakoetxea, de 74 años, es mas conocido, como casi todos los y las zubietarras por el nombre de su casa natal, Kokotxea (contracción de Goikoetxea). Aunque salió como joaldun un par de años de joven, por motivos laborales no pudo hacerlo habitualmente hasta que cumplió los 47, en el año 1992. Desde entonces no se ha perdido las jornadas grandes de carnaval, como joaldun primero y en el último lustro como har-tzazain. "Nuestra labor -señala- es la de guiar a los joaldunak, marcarles el paso, por que si no, cuando las filas son largas se produce lo que llamamos el efecto metralleta, no suenan al unísono. Les aviso cuando llevan el paso cambiado. Y el martes me ocupo de repartir las piperopilak (nutritivas galletas a base de manteca de cerdo, anís, huevo, harina y azúcar) entre todos los joaldunak, primero a los de una fila y luego a los de la otra. Es una figura exclusiva del grupo de Zubieta y, aunque aquí no tengamos hartza (personaje carnavalero de Ituren), se le denomina hartzazain (cuidador del oso). Con mi edad, probablemente estaría mejor mirando desde una esquina, pero es una figura que agradecen los joaldunak y alguien tiene que hacerlo".

Tomas Ibarra "emigró" de Zubieta a Gipuzkoa con la familia cuando era niño, con apenas 10 años, y no vivió el carnaval en su infancia y primera juventud, "hasta que con 20 y 21 años, por dos carambolas, una con el permiso del servicio militar y otra porque vine expresamente, salí como joaldun, para mí fue lo máximo". Después, por motivos laborales, hasta los 47 años no pude volver a salir. Era una espina que tenía clavada, pero pude cumplir mi sueño y desde entonces he salido todos los años". Y es que para Ibarra salir con los joaldunak "es un gran orgullo, no es una cosa del otro mundo pero es más complejo de lo que pueda parecer desde fuera. Como todas las cosas, tiene sus trucos y secretos, que vas aprendiendo con el tiempo. El joaldun es sonido, ritmo? Es lo que atrae a la gente de fuera, pero también es cierto que en los últimos años, en mi opinión, se ha convertido en una especie de desfile de modelos, se cuida mucho la estética y hay que ir perfectamente ataviado. Antes era más por libre".

Tras la visita que realizaron el lunes, ayer les tocaba acoger en Zubieta a los joaldunak de Ituren y Aurtiz, y aunque disfruta de ambos días, Ibarra prefiere el Martes de Carnaval, ya que "jugamos en casa, es mas fácil, controlamos el entorno, conocemos a la gente y ante los conocidos todo resulta más fácil, estamos en nuestro hábitat natural".

También reconoce cierto pique entre los pueblos para presentar el mayor número de joaldunak. "Todos decimos que no importa con la boca pequeña, pero siempre miramos de reojo a los que presentan Aurtitz e Ituren y siempre andamos contando. Este año hemos sido más de Zubieta, y por tanto contentos, pero cambia cada año", comenta. Eso sí, siempre tiene que ser un número par: "No es un grupo organizado, pero si a última hora estamos impares nunca decimos que sobra uno, si no que falta uno. Pero tranquilo, que de algún sitio aparecerá alguna persona para hacer número par. Nunca en mi vida he visto que hayamos salido impares".

Zubieta ya vislumbra el final del Carnaval, en el que Ibarra, como la mayoría de zubietarras, no comerá en casa: "Nuestros Carnavales son las auténticas Carnestolendas. Desde la cena del sábado, desayuno, comida y cena de domingo, lunes, martes y miércoles, son 13 comidas fuera de casa. Cuando vamos a casa es para tomar una manzanilla. Tras la cena del miércoles haremos cuentas, pero no sale especialmente caro".