Quien no conoce Bardenas Reales se queda con la boca abierta cuando llega a su parte más árida. La denominada Bardena Blanca se asemeja a otro planeta dentro de la Navarra verde y montañosa y permite al visitante contemplar rincones y paisajes que a veces solo son posibles imaginar en las películas. Estas fechas son excelentes para acercarse a estos lugares. El tiempo ha creado formas y ha contorneado montañas hasta crear figuras imposibles como Castildetierra, La Ralla o el Rallón. los Blanquizales de Piskerra o el embalse de Zapata. Pero hay más Bardena (en singular como la denominan los locales) está la Bardena Negra con vegetación y arbolado que también sorprenden y la zona de regadío en Landazuría con grandes extensiones de cultivos.El cierre perimetral de Navarra ha hecho que muchos navarros hayan decidido mirar hacia dentro y conocer el denominado desierto ribero, donde los aviones conviven con el ganado ovino, aves protegidas, rapaces, anfibios, reptiles y mamíferos. De hecho, desde el centro de información de Los Aguilares han confirmado que la cifra de navarros que acceden a Bardenas se ha incrementado en las últimas semanas.

Otro elemento clave de Bardenas es su historia y cómo han sido el nexo más importante de unión entre los valles del Norte del Roncal y Salazar y las grandes extensiones del Sur. Su historia lo convierte en un lugar tan peculiar que su gestión está al margen del Gobierno de Navarra y depende de 22 congonzantes, 19 municipios, dos valles y un Monasterio.

También existen castillos, como el de doña Blanca en el Vedado de Eguaras, el pulmón más verde de todo el desierto ribero.