on Carnal no vendrá y la fiesta que patrocina, el carnaval, y su batalla perdida de antemano contra Doña Cuaresma no se librará este año. La pandemia, la covid-19 sigue trastocando todos los planes, tacha del calendario las actividades sociales y festivas y las deja en cuarentena quién sabe hasta cuándo.

En Navarra, el carnaval es sabido que se festejaba en Uitzi (Larraun) apenas estrenado el año y en Almandoz (Baztan) lo mismo, el 6 de enero, en plena Epifanía y adoración de los Reyes Magos. Parece que se hacía en razón a que pronto deberían los jóvenes marchar a Francia a trabajar de leñadores.

En esta ocasión no podrá ser y tampoco en Sunbilla, que debería hacerlo y no lo hará el próximo y último fin de semana. Ni en Ituren y Zubieta que tomaban relevo inmediato por la misma causa de que lo impide ese virus canalla que ronda por las esquinas.

SOLSTICIO En un tiempo, el ciclo del carnaval se iniciaba en diciembre y concluía el Miércoles de Ceniza. Era así en coincidencia con el solsticio de invierno y el tránsito de la Naturaleza y la mentalidad humana buscando la primavera, la estación del amor en la que todas las fuerzas y energías renuevan la vida física y psíquica.

Al hablar del carnaval parece que siempre hay que citar a los romanos, que festejaron con las Saturnalias en diciembre y las Lupercalias en febrero. El cristianismo (De Santa Lucía a San Antón, pascuas son) asimiló éstas y otras fiestas paganas de invierno, las acomodó a su calendario y las emmarcó en rituales de la llamada Risa Pascual que, así entre nosotros y sin meternos en más líos, se trataba de un auténtico desmadre sexual de palabra y de obra, que el sacerdote oficiante introducía en la liturgia.

suspendido La suspensión del carnaval es una consecuencia lógica y de creer que temporal. Por lo demás, como fiesta por la fiesta goza de buena salud desde su revival tras la larga y tortuosa noche del franquismo cuando en materia de libertades regía el "se prohibe todo".

En efecto, tras el golpe de Estado de Franco, el día 3 de febrero de 1937, antes incluso de finalizar la guerra y autoconstituidos en gobierno los sediciosos, el general Luis Valdés Cavanilles lo prohibió. En circular de esa fecha resolvía "suspender en absoluto" las fiestas de carnaval y lo justificaba afirmando que "nuestro pensamiento debe estar de corazón al lado de los que sufren los rigores de la guerra y de los que ofrendan su vida en defensa de nuestra santa causa de redención". Ni más ni menos.

Y en 1940, el cuñadísimo Ramón Serrano Suñer mantendría la "prohibición absoluta" que se prolongaría por décadas hasta que, enferma la dictadura de su propio asco y agotamiento, se fue relajando y empezaron a celebrarse unas camufladas fiestas de primavera por ejemplo en Tolosa. Y con la muerte de Franco volvió el carnaval.

ritos y creencias Ya se dice que, en su exclusivo concepto festivo, el carnaval está en plena forma pero es evidente que bajo esa única condición lo mismo puede festejarse en sus fechas tradicionales que en julio o agosto. Otra cosa es su sentido ritual que según los estudiosos se encuentra en su peor momento.

En opinión de Julio Caro Baroja "mientras el hombre ha creído, de una u otra forma, que su vida estaba sometida a fuerzas sobrenaturales, el carnaval ha sido posible. Desde el momento en que todo se reglamenta (,,,) no puede ser más que una diversión de casino pretencioso".

Los joaldunak de Ituren y Zubieta desde antiguo visten ropas y colorista gorro cónico, agitan hisopos y atruenan caminos y rincones con tremendos cencerros por alguna razón que se nos escapa, creemos que para ahuyentar malos espíritus, llamar a la luz y despertar a la Naturaleza. Puede que estemos en lo cierto y de ser así que algún joaldun, aunque sin carnaval y por cuenta propia, salga a espantar el virus, por nuestra salud y supervivencia.