"Aunque los relojes se paren, el tiempo no se detiene. Con 81 años ha llegado el momento de cuidarme", dice José Mari Ustarroz Razkin. Y es que después de 17 años, hace unas semanas dejó la presidencia de la Denominación de Origen del Queso Idiazabal, un producto que se ha consolidado como marca a nivel internacional. "Tenía en mente que cumplidos los 80 tenía que pensar algo. El año pasado tuve un pequeño percance y viendo como están las cosas por la pandemia, es el momento", incide. Lo cierto es que ya hace dos legislaturas quiso que se eligiese un vicepresidente para facilitar la sucesión, Félix Ajuria. "Es una persona válida, activa y preparada. La Denominación está embarcada en proyectos estratégicos de gran calado, no sólo para nuestro sector. Me voy con la tranquilidad de que van a seguir adelante, no igual sino mejor", señala.

Este vecino de Uharte Arakil, con su trabajo, dedicación y compromiso ha marcado una época, una labor que iba a ser reconocida este miércoles en Ordizia con motivo del corte del nuevo Queso Idiazabal, evento organizado por la D. O. Idiazabal con la colaboración del Cofradía del Queso Idiazabal que fue suspendido por el repunte de la pandemia en esta localidad guipuzcoana. Ya el pasado octubre, en el último concurso de queso Idiazabal de pastor de Euskal Herria, recibió otro homenaje, en esa ocasión de la mano de Artzai Gazta, por toda una vida comprometida con el mundo rural y sus valores; con el pastor, la oveja latxa y el queso Idiazabal.

José Mari Ustarroz también ha dejado las funciones que tenía en el Artzai Eguna, la fiesta homenaje al pastor que desde 1968 celebra Uharte Arakil. Lo cierto es que fue uno de sus impulsores y durante medio siglo su rostro más visible. "No puedo estar todo el día como he estado durante tantos años, desde antes de amanecer hasta la noche. Durante la mañana me tomaré un descanso y a la tarde ayudaré con el tema de los perros, que es con lo que iniciamos esta actividad", apunta. Con la mirada puesta ya en 2022, reconoce que sentirá nostalgia. "Es una labor que no he hecho por el que dirán. Lo he hecho con gusto porque me gustaba y creía que estaba cumpliendo una función social y de amor a mi tierra", señala.

AL FRENTE DE LA COFRADÍA DE SAN MIGUEL

El cargo que mantiene es el de la presidencia de la Cofradía de San Miguel de Aralar. "En San Miguel comenzó todo y allí deberá acabar. Estaré hasta que el cuerpo aguante", cuenta. Y es que es uno de los monaguillos zaharra, una persona que le inculcó unos valores y una apertura de mente que le han guiado toda su vida. Fue su maestro, la persona que le forjó una forma de ser, de honestidad y al servicio de la sociedad.

A San Miguel llegó con 11 años y se fue con 18 para trabajar en Piezas Forjadas, empresa en la que permaneció 45 años hasta su jubilación. Allí también vivió uno de los momentos de su vida del que se siente especialmente orgulloso, el rescate de dos pastores de Araitz un día de tormenta de nieve, la peor que se recuerda. "Cómo sería el día que José Zufiaurre, el guarda, no se atrevía a salir. Impulsados por nuestra juventud, Félix Etxabarri y yo, que tenía 16 años, y con don Inocencio, que era un valiente, les encontramos en el camino y les sacamos", rememora.

TENIENTE DE ALCALDE EN UHARTE ARAKIL

Persona activa y comprometida con su pueblo, también fue concejal, teniente de alcalde para más señas, durante ocho años en el último ayuntamiento de la dictadura. "Entonces las legislaturas eran de seis años y no había nadie para el relevo. Nuestra obligación era mantenernos hasta que hubiera elecciones", cuenta. "En los pueblos en los que no hay partidos políticos activos es difícil preparar candidaturas. No se presentaba nadie", comenta Así, organizaron una consulta popular para elegir a las personas que los vecinos y vecinas de Uharte Arakil querían que los representaran. "Se formó una candidatura popular y también otro grupo más joven", indica.

De aquellos ocho años en el Ayuntamiento recuerda que había pocos ingresos porque cayó el precio de la madera. "Desde la Diputación nos dijeron que habíamos extraído la mejor madera y que había llegado el momento de invertir, de empezar a quitar lo malo para hacer bosque", observa. Comenzaron en la ladera de San Donato, donde tuvieron que realizar kilómetros de pista para sacar la madera. No obstante, iniciaron la carretera de Uharte Arakil a San Miguel, la mitad del trazado que completó el Ayuntamiento siguiente, un proyecto que estaba sobre la mesa desde hacía más de medio siglo. "Mi padre, estando de criado en la casa del alcalde, acompañó a los ingenieros para mostrarles por dónde tenía que ir la carretera pero no se hizo. Décadas después, les acompañé yo", apunta.

Asimismo, José Mari Ustarroz es el delegado del grupo de Donantes de Sangre desde su creación en los años 60. "Cuando se estaba constituyendo la sociedad Aralar Mendi, alguien denunció que estábamos formando un grupo político. Eran tiempos difíciles. Para desmontar la acusación, hicimos un grupo de donantes".