Basoitxi, el Damero como también es conocido, es un lugar especial para los y las altsasuarras; un bosque próximo al núcleo urbano en el que domina el roble americano y el pino, árboles que protegen del sol en verano y se tiñen de colores en otoño. Además, a sus pies crecen hongos y setas. Pero las motosierras entraron hace unos días para realizar una corta final, a matarrasa. "Atendiendo a criterios silvícolas y tecnológicos, ya han producido lo exigible y han alcanzado su turno de corta final", explica el alcalde, Javier Ollo. Además, los robles presentan problemas sanitarios, con hongos que afectan a la raíz, lo que ha provocado la caída de ramas e incluso árboles enteros, con el consiguiente peligro para las numerosas personas que transitan por este paraje.

Se trata de una superficie de en torno a 40 hectáreas, en gran parte repoblada hace 100-120 años en cuadrados de unas 2 hectáreas, de ahí su otro nombre. "El roble americano y el pino son especies de crecimiento medio destinadas principalmente a la producción de madera, por lo que se intuye que el fin principal de la plantación fue el productivo", señala Iñigo Villanueva, técnico de la sección de gestión forestal del Gobierno de Navarra.

Aunque cada uno de los rodales es diferente, se aprecian dos tendencias. En una se da la regeneración natural de planta de roble americano, con buen porte, y en la otra también la presencia de roble autóctono. "La apuesta del Ayuntamiento es reservar estos espacios para el roble del país. Ello implica realizar diferentes actuaciones porque el americano es invasivo", observa el alcalde. Asimismo, explica que la regeneración natural de los rodales con planta de roble americano en un futuro se destinarán para los lotes de leña de hogar y los rodales reservados al roble del país tendrán un uso medioambiental y recreativo.

APROVECHAMIENTO FORESTAL

El aprovechamiento forestal de Basoitxi va incluido en un lote junto con otros ejemplares de Otaneta y Txanponazpi, adjudicado a Zubillaga Saralegi SM en 120.000 euros. Otro lote está repartido entre Torretxiki, Murgil y Martinsagasti, adjudicado a Barboir SM en 41.860 euros. Hay dos más en la zona de Altzania, adjudicados a Maderas Larreta en 20.131 y 20.213 euros. En total suman 202.024 euros.

"Ahora se han marcado para su corta unos 3.500 pies de roble americano, con algo más de 7.000 metros cúbicos de madera. Es una cifra elevada pero comparando con fotos de ahora y de hace 70 años, se ve claramente que se ha incrementado mucho la superficie ocupada y su densidad", subraya Villanueva. Al respecto, recuerda que la gestión de los montes comunales en Navarra se basa en los proyectos de ordenación forestal, con una vigencia de 10-15 años con criterios técnicos y de sostenibilidad.

El Plan Forestal de Altsasu es de 2014-2023. "Se está cumpliendo en muy alto grado, con algo de retraso sobre lo inicialmente previsto. Dentro de 2-4 años habrá que revisarlo y establecer la hoja de ruta en materia forestal para los siguientes años", adelanta Villanueva. En su opinión se deberá continuar y finalizar los procesos de regeneración en el hayedo, favorecer el roble del país así como regenerar la zona de Basoitxi tras la tala del roble americano y de una zona de pinar en Balankaleku, afectada por la corta y vendaval de 2017 además de mantener y mejorar la calidad de las repoblaciones productivas de mayor calidad, diversificando el tipo de producto y de masas. "Con la diversidad de especies se crean sistemas más resilientes. ¿Qué pasaría si dentro de unos años nos llega una plaga o enfermedad que mata las hayas?", se pregunta. Asimismo, recuerda que la ley establece que al menos un 20% de los ingresos del monte deben ser revertidos en el mismo, y como mínimo, un 5% de la superficie se debe destinar a evolución natural.

MONTE COMUNAL DE ALTSASU

El monte comunal de Altsasu tiene casi 1700 hectáreas, de las que el 91% es arbolado y el resto es pasto o arbustivo. Del arbolado el 80% está ocupado por especies autóctonas, principalmente haya, unas 1065 hectáreas, lo que representa el 64% del total del monte y robles autóctonos en menor medida, unas 140 hectáreas, es decir, el 8%.El 20% restante son plantaciones de pino laricio, el 8,5%; roble americano, casi un 5% y pino silvestre y alerce, un 4%. "El estado del monte es bueno. Además cuenta con el sello de gestión forestal sostenible por el sistema PEFC", destaca Villanueva.