Si uno piensa en los enclaves donde puede estar un centro educativo le vendrán a la cabeza muchos lugares, pero seguramente un bosque no será una de las opciones. Y sin embargo es lo que encontramos en Viana. Hegazti es una escuela bosque, un proyecto pionero en Navarra, que se basa en la educación al aire libre, centrada en la naturaleza como inspiradora del aprendizaje.

Los niños y niñas en este centro aprenden paseando entre árboles, utilizando lupas, construyendo cabañas de madera, ejerciendo de granjeros, observando nidos, metiendo los pies en riachuelos. En definitiva, adquiriendo conocimiento a través del contacto y experimentando con la naturaleza que les rodea.

El curso pasado, 2020-2021, fue el pilotaje, en el que participaron tres familias y este curso se han sumado otras tres. Al frente de la parte educativa están Naroa Pérez Sabando, directora y responsable pedagógica; Ana García-Escudero y Jeni Dermody, estas dos, acompañantes, ya que no se utiliza el término “profesor”.

La filosofía de este modelo educativo se centra en que “los niños y niñas aprenden por curiosidad y a través de su experiencia con el medio”, dice Naroa Pérez. Añade que es esencial “la comunicación no violenta, el acompañamiento emocional y respetar los ritmos de cada niño y cada niña”.

Ahora el objetivo de Hegazti es conseguir en el año 2022 la homologación como Forest School por parte del organismo internacional NEASC. Así podrán ampliar el alumnado hasta 12 años para el curso que viene, divididos en ciclos de los 3 a 6 años, de 6 a 9 y de 9 a 12. “Queremos seguir manteniendo nuestro ratio bajo y no estamos pensando en un número alto de niños y niñas por ciclo, la idea es que sean entre 8 y 12”, comentaba la directora.

Conseguir esa homologación implicaría, además de elaborar la correspondiente documentación oficial, una ampliación en las infraestructuras. El deseo de los responsables del proyecto es que cualquier padre o madre pueda optar a este modelo educativo para sus hijos. Por ello quieren que la cuota que tengan que abonar sea mínima, para que cualquier familia pueda asumirla. Esto conlleva buscar financiación para el proyecto, para lo que han organizado diferentes actividades, como una campaña de crowdfunding en el portal goteo.org, que estará activa hasta el 20 de febrero en la web: https://goteo.cc/hegazti.

Las jornadas de puertas abiertas son otra de las iniciativas que Hegazti ha puesto en marcha para poder dar a conocer la escuela bosque y su sistema de enseñanza y también poder recaudar fondos para el proyecto. El pasado sábado tuvo lugar una de las jornadas que congregó a 20 familias y a 75 personas. Naroa Pérez manifestaba su satisfacción con la buena respuesta.

La escuela ya tiene calendarizadas las siguientes jornadas de puertas abiertas, que ya se han llenado, y serán el próximo 12 de febrero, 5 y 12 de marzo, y se repetirán después de Semana Santa. Durante la mañana del pasado sábado, padres y madres, acompañados de sus hijos e hijas pudieron disfrutar de un día lúdico en la naturaleza que incluyó paseos por el bosque, juegos, contacto con caballos, cuenta cuentos y hasta una chocolatada y bailes africanos.

Crear un lugar que no existía

Los promotores del proyecto entienden que los niños son pura energía y apuestan por otras opciones de canalizar eso hacia una educación que rompa con los estándares establecidos.

Según explicaron, la escuela bosque Hegazti nace de la inquietud y la necesidad de un grupo de padres y madres por encontrar un espacio educativo natural y respetuoso con el ritmo de cada niño. Un lugar donde estos estuviesen protegidos y, al mismo tiempo, libres para explorar a su alrededor y dar rienda suelta a su imaginación. Aseguran que al no encontrar lo que buscaban decidieron crearlo y ponerlo en marcha ellos mismos.

Las familias que se han sumado a esta aventura son: Naroa Pérez e Igor Aizpurua, Yoryina Pérez y Roberto Larrión, Roxana Intriago y Mario Díaz, Karen Salmón y Pablo Blanco y Anays con su respectivos hijos e hijas: Irati, Naia, Thiago, Liner y Mai. “El perfil de todas las familias que se han animado a traer a sus hijos a nuestra escuela bosque es que tienen un interés en la crianza respetuosa y en entender cuál es la necesidad de cada niño”, finaliza Naroa Pérez.