Terminó la carrera de periodismo en junio de 1981 y un mes después subió por primera vez las escaleras de acceso a RTVE, que entonces estrenaba sede en la calle Aoiz, en la antigua clínica de don Avelino. La semana pasada, en su 63º cumpleaños, Javier Ansó descendió esas mismas escaleras como trabajador por última vez tras 41 años en la casa. Tiempo en el que le ha tocado hacer casi de todo en lo profesional, con mucho deporte y muchísimo Osasuna. En lo personal "entré soltero y salgo casado y con tres hijos". Uno de ellos, por cierto, sigue sus pasos en la cadena.

Ansó, natural de Zaragoza, llegó a Pamplona para estudiar y aquí se quedó. Dice que es "una casualidad absoluta que se plantearan oposiciones cuando acaba de terminar la carrera. También tenía la suerte de que ya había hecho la mili, porque estuve dos veranos haciendo milicias", recuerda.

A la oposición se presentaron alrededor de 50 personas, él tenía hábito de estudiar y se había examinado recientemente de muchas materias del temario. Aunque la práctica ya era otra historia y "querían presentadores con otro físico, y por la voz tampoco era el idóneo obviamente", hizo una prueba de cámara y aprobó. Era un contrato de seis meses. "En diciembre ya se plantearon oposiciones para hacer al personal fijo. No quería desaprovechar la oportunidad, me presenté y saqué plaza. De los cinco que ya estábamos la conseguimos tres; José María Esteban, Cristina García y yo". Los tres felizmente jubilados.

Si tira de memoria -con 41 años de trayectoria hay que exigirle al cerebro- a Javier, sobre todo, le vienen a la cabeza recuerdos deportivos. Como cuando el presidente de Osasuna, Fermín Ezcurra, se cabreaba con él en las comidas de Navidad. "¡Cómo vas a hacer la información de Osasuna, si eres del Zaragoza! ¡No le vas a poner cariño!", cuenta que le decía. Javier respondía que claro que le ponía cariño, que era un profesional. Y a fuerza de seguir al equipo y del paso del tiempo le puso también sentimiento: se ha convertido en un rojillo más. "Soy de Osasuna desde hace ya muchos años", asegura.

Javier recuerda las expediciones con el club a Glasgow o Düsseldorf?, en otros tiempos en los que con el equipo lo mismo viajaban 15 o 20 periodistas. También menciona una visita a Rumanía cuando el Portland San Antonio paseaba equipazo por Europa, en la que la pobreza del lugar le llenó de tristeza. "El taxista aparcaba el coche con el maletero pegado a un árbol, para que no nos robaran el equipaje", comenta. "He viajado muchísimo, y siempre es una experiencia".

También se acuerda de Induráin, "lo conocimos de chaval, cuando ya despuntaba como juvenil", o de cuando entrevistó a Maradona después del histórico 4-2 de Osasuna al Barça en el Sadar. Un reportaje de Estudio Estadio que se hizo viral tras la muerte del 10 de Argentina. "Maradona salía de una hepatitis, y le hice una entrevista a él y a Castañeda, que fue el que le marcó". Ansó habla con cariño de una sección en la que los reporteros se vestían de corto y hacían deporte con el entrevistado, y del miedo que pasó cuando en esa sección voló en parapente, el freno se estropeó "y aterrizamos en un campo de aquella manera".

Más allá del deporte, le ha tocado coordinar muchas campañas electorales y también cubrir sucesos y atentados de los que prefiere no acordarse. Además de redactor ha sido jefe de Medios o editor. Y en 2004 "no sé quién demonios pensó que yo servía para director", así que fue director territorial hasta 2013. Un cargo sometido a los vaivenes de Moncloa que él siempre ha desvinculado de la política: "Aquí nadie ha sabido nunca a quién he votado o dejado de votar".

Al margen de los cargos, Ansó dice que "he tenido la suerte de poder ir creciendo con la comunidad. Me he ido haciendo mayor y he vivido estos 40 años de la vida deportiva, política... que de otra manera no hubiera estado tan al tanto. A un periodista le toca pegarle a todos los palos y estar al loro".

La despedida

Aunque podía haber seguido trabajando "porque estaba muy a gusto", como con esto de la salud nunca se sabe Javier ha pensado: "voy a ver si puedo disfrutar algo de la vida del jubilado". Así tendrá tiempo para su familia y seguirá yendo a nadar a Lagunak, a correr y a jugar a pádel. Porque no sabe estarse quieto.

Ya lejos de RTVE, recordará una despedida que fue "emotivísima. Nunca me he llevado mal con nadie, que no quiere decir que en el desarrollo del trabajo no hayas discutido, pero eso nunca se ha reflejado en lo personal. Y eso lo noté en la despedida", finaliza el periodista.