El Ayuntamiento de Tudela continúa con su lucha particular con las palabras cohete y chupinazo, después de que el alcalde dijera en el pleno municipal que iba a retirar la palabra chupinazo de la página web porque en Tudela se decía cohete. Alejandro Toquero en respuesta a un concejal de I-E señaló que “aquí no hay chupinazo, aquí hay cohete. El chupinazo es en Pamplona, el cohete es en Tudela” y seguidamente anuncio que iban a cambiar en la web la palabra chupinazo que aparece para referirse al inicio de las fiestas de Tudela, algo que no han hecho.

A los dos días cambió de opinión y dijo en varios medios que “cada uno lo llame como quiera, yo no quiero quitar nada”, aunque acto seguido se ha cambiado la palabra chupinazo en el programa del bario de la Azucarera para hablar del inicio de sus fiestas (en las que aparecía esa palabra, al menos desde 2017 hasta 2019) para pasar a poner cohete para hablar del inicio festivo.

Pero el sinsentido y el absurdo laberinto semántico en el que se metió el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, no acaba ahí, ya que acaba de salir a licitación la pirotecnia para las próximas fiestas de Santa Ana, que abarcarán los años 2022, 2023 y se podría prorrogar hasta 2024.

En el pliego de licitación elaborado por el Consistorio, se señala, que la empresa adjudicataria deberá de proveer al Ayuntamiento de Tudela de al menos, “2 chupinazos”, uno para el día 24 de julio para el inicio festivo y otro para el Pobre de Mí que este año será el 31 de julio. El pliego de licitación se colgó en el portal del Gobierno de Navarra el pasado 7 de junio, por lo que, seguramente, ya estaba elaborado y escrito cuando Toquero hizo esa defensa encarnizada de la palabra “cohete”, basada en que el escritor José María Iribarren lo decía así.

Según el pliego, el Consistorio contratará “dos chupinazos”, y además, 100 cohetes “parte de ellos en cada uno de los chupinazos y el resto en los encierros”, 7 toros de fuego, “con una duración mínima de 4 minutos” y 6 colecciones de fuegos artificiales los días 25, 26, 28, 29, 30 y 31 de julio. De estas seis colecciones de fuegos artificiales, la exigencia a las empresas adjudicatarias es de que sea una duración mínima de 10 minutos 5 de esos días y una especial el día 30 de julio de 15 minutos.

El pliego no solo abarca el año 2022 (con 48.366 euros máximo) sino también 2023 (en que serán 5 días) y la posibilidad de prorrogar en 2024. Ante el anuncio de que éste será el último año que se tiren junto al Ebro, el Ayuntamiento ya señala que prevé se instalen a futuro en “una parcela de propiedad municipal ubicada junto al vial de la avenida de Naranjel”, cerca de Mercadona.

Azucarera. Las fiestas de la Azucarera comienzan el viernes 17 de junio y se prolongarán hasta el domingo como sucedía antes de la pandemia. El Ayuntamiento pondrá 4.000 euros más hinchables y tablados para la actuación de la banda municipal y la orquesta Azabache. Habrá también paellada. El cohete será el viernes a las 20.00 horas y el domingo habrá paellada popular al precio de 4 euros.

La calidad. Los términos para saber que la colecciones de 10 minutos tendrán calidad son: “un color limpio, intenso, brillante y duradero”, “la intensidad del ruido será uno de los elementos determinantes de la espectacularidad de las colecciones y de la sorpresa de los espectadores”, “deberán tener ritmo y orden lógico en su lanzamiento, el cual deberá ser continuo sin espacios en negro” y que “no proyecten fragmentos que puedan ser un riesgo”.

¿Cambio?. “En principio las zonas de lanzamiento de los fuegos artificiales que prevé el Ayuntamiento estarán bien en la margen izquierda del río Ebro (ubicación tradicional) o bien en una parcela de propiedad municipal junto al vial de la avenida de Naranjel”.