Isabel Sola, la adrianesa, bióloga, experta en coronavirus y coinventora de tres patentes, ha saltado a la palestra estos últimos meses con motivo de la pandemia mundial. Ahora, y sin apartar la vista de su trabajo, cuenta las horas que restan para dar inicio a las fiestas del municipio al que siempre que puede regresa. Licenciada en Biología por la Universidad de Navarra en 1992, es máster en Ingeniería Biomédica y doctora en Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1998 es investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y codirige el Centro Nacional de Biotecnología, único laboratorio del país que investiga con los coronavirus. Tras haber recibido numerosos reconocimientos en su carrera, ahora afirma sentirse muy respaldada por los vecinos de San Adrián.

¿Qué supone lanzar el chupinazo de su pueblo el día 24?

Ante todo, es un gran honor. Lanzar el chupinazo que da comienzo a las fiestas es un momento tan especial y único, especialmente después del paréntesis de la pandemia, que me siento profundamente honrada y agradecida.

Ha sido una decisión excepcional puesto que hasta ahora siempre lo tiraba un político. ¿Qué le parece este cambio de tercio?

Agradezco de corazón esta excepción y la recibo como una gran muestra de cariño y apoyo por parte de la corporación municipal y de todo el pueblo.

Ha tenido muchos y muy prestigiosos reconocimientos como, por ejemplo, la Cruz de Carlos III. ¿Es este uno más en su haber o es, por algún motivo, diferente?

Todos los reconocimientos tienen un significado especial y todos los agradezco sinceramente, pero es verdad que este me llega especialmente al corazón por venir de mi pueblo, donde he crecido, donde tengo mi familia, amigos y donde están muchas de las referencias de mi vida. Aunque ahora viva fuera, San Adrián es siempre el lugar al que volver y está siempre en mi corazón.

¿Cómo cree que será ese momento? ¿Será tradicional a la hora de gritar o sorprenderá a los vecinos y vecinas?

Es difícil imaginar cómo será el momento. Es algo tan único que no puedo compararlo con ninguna otra experiencia, pero estoy segura de que será una emoción difícil de describir. Es también una gran responsabilidad tener a tantas personas pendientes de ti y escuchando tus palabras. Supongo que en esos momentos nadie espera grandes discursos, pero sí algunos mensajes que puedan llegar hasta el corazón.

¿Qué es lo que más le gusta de las fiestas de San Adrián?

Cuando era más joven, me gustaba sobre todo el ambiente y la fiesta de la noche, cuando íbamos a los locales de las peñas o las actuaciones de la plaza. Cuando mis hijos han sido pequeños, hemos seguido viniendo siempre en fiestas y he compartido con ellos la emoción de ir todas las noches con la banda de música al paseo del Ebro para ver los fuegos artificiales y correr el toro de agua. En general, me encanta el ambiente de fiesta que se respira esos días en las calles del pueblo; el color blanco y rojo, la música de las charangas y las sonrisas de la gente.

Vive fuera y no sé si suele ir a San Adrián habitualmente o la falta tiempo se lo impide.

Mi madre, mi hermano y buena parte de mi familia viven en San Adrián, así que sigo viniendo todos los años. Siempre programamos las vacaciones de verano para poder estar aquí en fiestas. Hemos querido que nuestros hijos conocieran el lugar donde están nuestras raíces y se sintieran también parte de esta tierra.

¿Qué le gusta hacer cuando abandona la ciudad y llega al pueblo?

Volver aquí en vacaciones es siempre un reencuentro con la familia y con amigos. Compartimos tiempo con ellos sin la tiranía de los horarios del resto del año. Venir aquí ayuda a recuperar la calma y las reservas de energía y afecto.

Realizó un trabajo con los txikis del colegio Alfonso X El Sabio, recibió un homenaje por parte de la asociación de Mujeres Adrianesas y Viceversa. ¿Se siente reconocida y apoyada por los vecinos de su localidad?

Absolutamente. He sentido el reconocimiento, el cariño y el apoyo del Ayuntamiento, de asociaciones y de todas las personas, y lo agradezco de corazón. Me siento muy orgullosa de ser de San Adrián y de que, aunque ya no esté viviendo aquí, me sientan también como parte de la comunidad.

En los últimos años, y cambiando de tercio, ha saltado a la palestra por la pandemia que nos ha azotado. Han sido dos años y pico muy largos, pero, ¿cómo está la situación ahora mismo?

Precisamente ahora estamos preocupados por cómo están aumentando las infecciones, lo que termina causando inevitablemente un aumento de las hospitalizaciones y las muertes. Es verdad que el escenario actual es mucho mejor que al principio de la pandemia, fundamentalmente gracias a las vacunas, que han reducido muchísimo las infecciones severas y las muertes. Sin embargo, las vacunas no impiden que nos infectemos, con lo que el virus sigue circulando, mucho más en cuanto van desapareciendo todas las medidas preventivas. Cuanto más circule el virus, más puede cambiar para hacerse más transmisible y escapar de la inmunidad que ya tenemos. Por eso, aunque todos queramos recuperar la normalidad, no podemos olvidar que el virus está ahí y que es necesario ser prudentes y recuperar las medidas de precaución que sabemos que funcionan; mascarillas, evitar las aglomeraciones de personas y los espacios cerrados…

¿Hicimos mal al comparar el coronavirus con la gripe?

Al principio de la pandemia nos enfrentábamos a un virus nuevo del que no sabíamos prácticamente nada. En aquella situación de incertidumbre se hicieron muchas hipótesis, unas más razonables que otras. Se comparó con el virus de la gripe, porque los dos son virus respiratorios con potencial pandémico, aunque de distintas familias y con propiedades diferentes. El problema de aquella comparación era dar la idea de que su impacto en la población sería el de una gripe estacional, cuando este era un virus nuevo para el que nadie tenía inmunidad. Era más transmisible y tenía mayor mortalidad.

¿Podemos decir que la Covid-19 ya ha pasado o es aventurarse mucho?

El virus no ha desaparecido ni es previsible que vaya a hacerlo. Lo que sí ha pasado es el efecto devastador que tuvo al principio al infectar a una población humana sin inmunidad frente al nuevo virus. Ahora tenemos la inmunidad que nos han dado las vacunas y las infecciones naturales, por lo que el impacto del virus en hospitalizaciones, muertes y en la vida en general es mucho menor. Seguiremos conviviendo con el virus, pero ahora tenemos mucho más conocimiento y más armas para enfrentarnos con éxito a él y minimizar su impacto.

¿Cuáles han sido las preguntas o dudas que más le han hecho durante este tiempo de pandemia?

Muchas preguntas tienen que ver con cómo será el escenario futuro, algo que preocupa a todo el mundo; cuándo podremos olvidarnos del virus o cómo va a ser la vida después de la pandemia. Y todavía hay incertidumbres para responderlas porque no tenemos la certeza de cómo va a evolucionar la inmunidad o cómo serán las nuevas variantes que puedan aparecer. Esto es una carrera en la que el virus va por delante, cambiando para transmitirse más eficazmente y para escapar de nuestra inmunidad.

¿Qué es o ha sido, como experta en la materia, lo más frustrante estos meses?

Después de todo este tiempo hemos ido aprendiendo mucho sobre el virus y cuáles son las mejores estrategias para defendernos de él. Sin embargo, parece que algunas veces se nos olvida o queremos olvidar todo lo aprendido y eso siempre supone una ventaja del virus sobre nosotros. Se nos olvida la utilidad de los tests para limitar la transmisión del virus. Se nos olvida que cuando el virus está moviéndose por ahí y no le ponemos ningún límite, aumentan los contagios y con ellos las hospitalizaciones y las muertes, sobre todo de los más vulnerables.

¿Cree que podemos vivir algo similar en un futuro?

Sabemos que habrá pandemias en el futuro causadas por virus que se encuentran en reservorios animales y tienen potencial pandémico, como el coronavirus o el virus de la gripe. Lo que no sabemos es cuándo sucederán. Por eso es fundamental mejorar nuestra preparación para enfrentarnos a ellas y eso implica vigilancia e investigación para desarrollar estrategias de protección.

¿Permitirán las medidas de vigilancia detectar a tiempo un agravamiento o una nueva variante?

Esperemos que sea así. Se dispone de técnicas para detectar y secuenciar el virus, lo que permite identificar nuevas variantes, pero hay que establecer y coordinar las redes de vigilancia para que la información llegue a tiempo y permita intervenir de la forma más rápida y eficiente posible. Hay países, como el Reino Unido, que tienen un sistema de vigilancia y análisis de datos que es un ejemplo en todo el mundo. Aprovechando nuestro excelente sistema de salud público, ese debería ser un objetivo también para España.

Se habla de una cuarta vacuna con la población ya con cierto hartazgo, ¿recomienda esa nueva dosis?

No sabemos con certeza cómo va a evolucionar la inmunidad que nos proporcionan las vacunas y, por otra parte, el virus no deja de cambiar para escapar a la inmunidad que ya tenemos. Es razonable pensar que sea necesario reforzar la inmunidad con dosis adicionales, especialmente en las personas mayores, las más vulnerables. Se están preparando nuevas versiones de vacunas actualizadas frente a las variantes actuales. Posiblemente en otoño estén disponibles y sea conveniente administrarlas, al menos inicialmente, a las personas de más riesgo.

¿Qué se sabe del Covid persistente?

Se define por la presencia de síntomas asociados a la infección por SARS-CoV-2 al menos 8-12 semanas después del inicio. Se han descrito decenas de síntomas que pueden persistir, independientemente de que la infección haya sido leve o severa, pero los más frecuentes son cansancio, dolor de cabeza, problemas respiratorios… Todavía no se sabe cuáles son los mecanismos responsables. Se ha propuesto que sean procesos autoinmunes, inflamatorios o la persistencia del virus en algunos órganos. Se habla de que podría afectar a entre el 5-30% de las personas infectadas, lo que supondría, además del sufrimiento individual, un problema de salud pública.

Últimamente se han hecho campañas para intentar que las niñas se interesen por el mundo científico. ¿Por qué optó por su especialidad? ¿Se sintió en algún momento desplazada por ser mujer?

Desde pequeña me movía la curiosidad por saber por qué sucedían las cosas, en particular en la naturaleza. Tuve la gran suerte de tener unos profesores de ciencias excelentes que me abrieron las puertas a las ciencias. Por todo eso me decidí a estudiar Biológicas en la Universidad. Después los virus se pusieron en mi camino cuando me ofrecieron la posibilidad de hacer una tesis en Coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, en el CSIC. Descubrí entonces que eran algo apasionante; están en el límite de la vida y la materia inerte. Creo que he sido afortunada en mi trayectoria profesional porque me he sentido reconocida y valorada y no me he sentido discriminada por ser mujer. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer desde la sociedad y la educación para que la igualdad sea una realidad y las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente sin renunciar a su vida personal y familiar. Las cifras dicen que aunque empecemos la carrera investigadora tantas mujeres como hombres, en los puestos de máxima responsabilidad solo una cuarta parte son mujeres.

Su trabajo es una carrera de fondo en el que no hay resultados a corto plazo. ¿Es la paciencia una cualidad imprescindible en el mundo de la investigación?

Es verdad. En la ciencia no suele haber resultados inmediatos; cuando se investiga se utiliza el método de ensayo-error. La mayor parte del tiempo se trabaja sin tener éxito, pero esos fracasos son necesarios para encontrar el camino que te lleva al descubrimiento y a la verdad. Como en la vida, en la ciencia es imprescindible cultivar el esfuerzo, la paciencia y aceptar los fracasos como aprendizaje.

¿Se marca algún reto?

El proyecto presente y futuro de nuestro laboratorio es completar el desarrollo de una nueva generación de vacunas frente a SARS-CoV-2 que mejore las vacunas actuales y que además de proteger frente a la enfermedad y la muerte, proteja frente a la infección, lo que limitaría la transmisión del virus y la aparición de nuevas variantes. Tenemos la confianza de que conseguiremos superar los desafíos para que esta vacuna sea una realidad.