Los “amerikanuak”, como se identifica a los vascos que emigraron a América, se reunieron en Urdax convocados por la asociación Euskal Artzainak Ameriketan que les une y les representa. Recordaron tiempos mejores (eran jóvenes) y celebraron haber sobrevivido a los peores, inclemencias del tiempo, la dureza del trabajo, la soledad y la distancia. Será la última fiesta anual, una pena pero obliga la evidencia, son mayores y la edad, la ley de vida pasa factura y ya no hay jóvenes que incrementen las listas de aquellos obligados a abandonar sus pueblos de nacimiento.

Una recopilación todavía en proceso de referencias conocidas, y nuevas a añadir, de vecinos del Bidasoa que emigraron a América, sin incluir los que marcharon a Francia y otros países europeos revela que fueron miles los que emigraron de la comarca con intención de “mejorar su fortuna”, como se decía entonces. Una forma eufemística, y bastante lamentable de ocultar que lo hacían como último recurso, practicamente por instinto de supervivencia. Nadie deja por su gusto la tierra que le ha visto nacer, a estas alturas no vamos a engañarnos.

Hay que situarse en la época en la que tuvieron que emigrar, con una economía de hambre y miserias, violentados para colmo por las guerras o simplemente el paso de ejércitos que, un día sí y otro también, les arrebataban lo poco que tenían. ¿Qué pensar de una madre que ve marchar de su lado a un hijo de 14 años, ¡de 14 años!, al que quizás no volverá a ver nunca más?

LAS DOS VILLAS

También las villas de Urdazubi/Urdax y Zugarramurdi dieron hijos a la emigración, que como no podía ser de otra forma ha pasado factura. Urdax tiene 330 habitantes, la mitad que poseía en 1900, y Zugarramurdi cuenta con 202, la tercera parte que en el mismo año 1900 de referencia.

Se están espigando las identidades de un centenar, urdazubitarras y zugarramurdiarras que emigraron a América. Unos pocos regresaron, después de hacer cierta fortuna, de otros pocos se sabe algo, y de la mayoría no se ha vuelto a tener noticia, forjaron sus destinos en los países de acogida o murieron en el intento, simplemente .

ONDIKOL La casa Indianobaita, una muestra en Urdax de la arquitectura de los "americanos".

Ahora se vuela en 10 ó 12 horas a América: Todavía en 1960 la travesía en barco duraba seis días, aunque se hiciera desde el puerto francés de Le Havre en el Queen Elizabeth (está documentado), el orgullo de la navegación comercial británica, y al llegar a Nueva York se alojara el matrimonio viajero (era su segundo viaje, en el primero le fue al marido pero que muy bien) en el Hotel Waldorf Astoria, el más lujoso entonces de la “gran manzana”, ni más ni menos. Así ya se puede emigrar, ciertamente.

LOS DE URDAX

Los primeros urdazubitarras de que hay noticia marcharon en 1819. Eran Juan Martín Lescamendi y Cristóbal Azcárraga, el primero marchó a Venezuela y murió en La Guaria y el segundo a Perú, donde falleció. Les siguieron Domingo Ipar (Uruguay, 1841) y María Nobela, la primera mujer (Uruguay, 1841), José Sansiñena (Cuba, 1849), Juan Vicente Itzea (Cuba, 1849), Isidro Sansiñena (Cuba, 1851), Vicente Garciarena (Cuba, 1852), Juan Martín Gaztambide con 15 años (Argentina, 1852), Juan José Irigoyen, casa Sabatenea (México, 1852), Antonio Chapitel (Argentina, 1854), María Domingorena (Argentina, 1854) y su hermano Bernardo (Argentina, 1859), Ramón Bidart (Argentina, 1868), Juan Lecumberri (Uruguay, 1868), Benito y Juan Irigoyen (México, 1868), Manuel y Bautista Salaberri (Cuba, 1875), Lucio Echenique (S.Juan de Capistrano, Calif, USA, 1917), José Diharasarry Bidegain, casa Chaburrenea (Chile, 1927), los hermanos Juan, Pedro y María Ansorena (Gardnerdville, Nevada, USA, 1917), Cruz Ariztia (Gardnerville, 1921), José María y Ramón Arruferia (Chile, 1949 y 1952), Lorenzo Zaldainena (Chile, 1929), Santiago y Bernardo Eyherragaray (1949 y 1952), y Simón Echenique, a Chile en 1952.

DE ZUGARRAMURDI

Tres hermanos del caserío Iparrekoborda, Antonio, Manuel y Jesús Arburua Iparraguirre trabajaron de pastores en Estados Unidos, en 1960, 1964 y 1984, en Bakersfield y en Wasco, California (Jesús, que emigró dos veces, también trabajó en Idaho), mientras otro vecino, Juan Ursuegui, marchó a Reno, Nevada, en 1914. En 1852, Juan Cruz Larraya marchó a Uruguay, y los hermanos Francisco y Vicente Celayeta, de la casa Sutegia, lo hicieron a Argentina. Otros dos zugarramurdiarras, José Ignacio Sarratea y Martín Zarre, emigraron también en 1856 a Argentina, e Ignacio Echeverria lo haría en 1857 a Cuba, donde moriría.

En 1859, Martín Echenique emigraría a Argentina, y ya en el siglo XX sería Manuel Halty el que se marcharía a Chile, para trabajar de panadero. Un zugarramurdiarra del que consta sabrosa herencia es Juan Andrés Pery Duo, hijo de Miguel y María Josefa, bautizado en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora el 28 de febrero de 1870. Emigraría a Argentina a finales del siglo XIX, volvió con miles de pesos e importó una forma de asar el carnero (zikiro) que ha trascendido y cada año reúne a un millar de comensales entusiastas de la carne asada en las famosas cuevas de la localidad.

LA HUELLA

Los emigrantes dejaron huella en los dos pueblos, en el aspecto arquitectónico. Así, en Urdax destaca la estructura de dos edificios de gran porte construidos por los hijos de la villa a su regreso. A uno le delata su nombre, Indianobaita (casa del indiano), frente al canal del Ugarana que alimenta el antiguo molino. Fue construido por un Echenique, emigrante en Argentina. El otro, muy parecido, se sitúa unos metros atrás y los dos son de alzada similar a otro de Zugarramurdi, la casa palacio Dutari Jauregia (Venta Ansalas) de algún antiguo noble local que preside la plaza que se forma con la calle Basaburua.