Estamos a 28 de diciembre, o sea el mismo cuento de todos los años, los Santos Inocentes, las bromas (antes) en los medios informativos y las erratas. El papel impreso, que superó dignamente el acoso de la radio y de la televisión, vive situación delicada por la competencia de los periódicos digitales y el consiguiente reparto de la tarta publicitaria, y de las llamadas redes sociales que es donde ahora se recogen mejores cosechas de erratas, gazapos y errores.

Uno de humor negro.

La errata es la “equivocación material material cometida en lo impreso o manuscrito”, de acuerdo con la definición de la Academia de la Lengua. También existe el gazapo, que es un error de quien escribe con escasa o nula atención, lo que suele darse. Y aún el error, que es tan humano como la ignorancia y en los últimos tiempos muy frecuente.

“Un hombre dió a luz a su hijo”, y encima hubo final feliz. Categoría.

“Un hombre dió a luz a su hijo”, y encima hubo final feliz. Categoría. Archivo

Ahora ya no se trata tanto de erratas o fallos de imprenta, totalmente superados por los gazapos y errores gramaticales y ortográficos como nunca antes, junto a una forma “extraña” de hacer información, parece que en decidido seguimiento de patrones anglosajones. En esta suerte destaca la web de Microsoft Start News (MSN), capaz por sí sola de elaborar a diario el menú más heterogéneo, una mezcla delirante entre lo más friki, esperpéntico y engañoso, cuando no falso de toda falsedad.

No era suya pero sí muy reciente, apenas quince días atrás y aquí cerca, proximidades de Bayona, donde parece que con la tutoría y consejos de los bomberos “un hombre dió a luz”, ocurrencia que como se sabe no es cosa de todos los días. La información dice que sus rescatistas hablan de “una intervención atípica” (¡y tanto!) y que se resolvió “con final feliz”, lo que nos alegra por el protagonista y por sus asistentes, pues no faltaba más. Y del hecho en sí, pues que no nos sorprende lo más mínimo porque con eso de la Inteligencia Artificial no sabe uno lo que nos espera.

Un ejemplo de prensa amarilla y catastrofista.

En cuanto a la forma de redactar, ya se dice que muy frecuente ultimamente, la presuntamente documentada crónica de un semoviente mesetario que escribió del túnel “con el que” asesinaron a Carrero Blanco, como si se tratara de algún arma arrojadiza o instrumento de ataque, y se queda tan fresco. No se le ocurrió escribir que fue “desde” el túnel o “a través” del túnel y su reportaje, se supone que considerado una auténtica obra de arte, se publicó en la portada y sin ningún pudor. Las cosas estan así.

ULTRA Y VIOLENTA

Al darle a la tecla hay que andar con cuidado, porque una única letra puede arruinar un texto. Que se lo pregunten a quien escribía sobre la experta que estudiaba la calidad de unas patatas y lo hacía recurriendo a los rayos “ultraviolenta”, una forma bastante brusca de hacerlo, desde luego.

Ni milagros, ni préstamos, ni prohibiciones... Fotografía: Archivo

O al autor del titular que informaba del grupo de activistas pro-palestinos que “interrumpió” en el Congreso. Quizás es que tenía prisa, no corrigió su texto y no advirtió que no es lo mismo irrumpir (entrar violentamente en un lugar) que interrumpir (detener, parar, suspender...) o que le daba lo mismo, que también es posible. Total, para lo que me van a pagar, puede que pensara para sí mismo. Y fuése y no hubo nada.

MADRID ME MATA

Así se titulaba una revista de la movida madrileña de los ochenta, que ni en sueños pudo recoger en sus páginas los milagros de la divertida presidenta de aquella comunidad. Un ejemplo lo que “puede ahorrar al año un comprador madrileño que se preocupe por buscar los mejores precios”, dicen que ¡hasta 1.150 millones! (nada menos) a poco que se pongan a mirar escaparates y comparar.

En ese Madrid cada vez más parecido a Miami, se da una suerte de amarillismo informativo que convierte en negativas y hasta dramáticas las buenas noticias. Así, el dato de que los ahorros superen el billón de euros, hecho que supone una nueva marca nunca antes conseguida y debería valorarse de forma positiva y plausible, se convierte voluntariamente en gazapo catastrofista que afirma que “las familias se preparan para lo peor”.

Bueno, nada de particular comparado con lo ocurrido en Tenerife, donde un hombre parece que se divertía amenazando a los transeuntes y disparándoles con una escopeta de aire comprimido. Sobre el particular, un periódico local informó que, movilizada de inmediato la policía, el insurrecto fue localizado sentado en la avenida “ocultando en los calcetines una caja de balines y la escopeta”. Se trataría de los calcetines de siete leguas, sin duda.

En los últimos tiempos, por otra parte, asistimos a una forma que se podría decir “llamativa” de hacer periodismo. Se trataría, parece, de llamar la atención del lector como si se le ofreciera la noticia del siglo cuando de lo que se trata es de una simpleza sin la menor importancia. Veámos una que decía así: “Mbappé le pega un tiro a un aficionado y luego se disculpa”, y todavía el subtítulo: “Mbappé falla la puntería en el calentamiento y golpea a un aficionado en la cabeza”. En ambos casos, el redactor ocultó deliberadamente que se trataba de que el futbolista había pegado a un espectador un balonazo, por descontado sin causarle ningún daño; o sea, un hecho sin importancia se pretende convertir en el notición del día, lo que no parece muy honesto precisamente. Pero en la actualidad así es como están las cosas. Y a pesar de todo, la vida sigue siendo inocente.