Según parece, en Estella-Lizarra, UPN y PSN argumentan con tres motivos la negativa a requerir el conocimiento de euskera en los puestos de Técnico/a de Cultura y Oficial Administrativo/a: el primero sería que “no tienen contacto directo con la ciudadanía”; el segundo, la “igualdad de oportunidades” (para acceder a los puestos de trabajo); y en el caso del servicio de Cultura, además, su “colaboración con el técnico de euskera”.

Respecto a la igualdad de oportunidades, debe garantizarse la igualdad de oportunidades tanto de las personas usuarias de los servicios públicos como del acceso a la función pública. Así, la primera obligación de la administración es garantizar un servicio óptimo y eficaz ante la ciudadanía, y para ello diseña los puestos de trabajo con los que dotarse de las profesionales que mejor cumplan las necesidades, siempre en igualdad de oportunidades.

Es en la plantilla orgánica y en la oferta pública de empleo donde se definen las características de los puestos y los requisitos para acceder a ellos. Además, se valoran también otros méritos, que marcarán distancia entre los concurrentes. Y si estos requisitos y méritos —tales como titulaciones, idiomas o experiencia— no suponen mermar la igualdad de oportunidades, ¿por qué el requisito o mérito del conocimiento del euskara atenta contra ella? ¿Por qué no es excluyente un título determinado o valorar como mérito un idioma de la UE y sí lo es el euskara?

En cuanto a la relación con la ciudadanía, en el caso de la Oficial Administrativa resulta hasta ofensivo que se afirme que no existe esa relación, cuando en el propio informe municipal sobre dicha plaza se afirma que “En ciertos puestos, bien por la gran cantidad de atención al público que dispensan o bien porque no hay más personal administrativo en el área (bienestar social), se ha venido reforzando mediante la contratación de un administrativo que denominamos ‘volante’”. ¿En serio? Si de 15 oficiales administrativos únicamente uno requiere euskera, ¿cómo atenderá este Ayuntamiento las instancias, llamadas, consultas, padrón, registro, solicitudes, esto es, esa “gran cantidad de atención al público” en un contexto, además, de aumento del uso de este idioma? Evidentemente, no se puede con una única plaza; ni tampoco con dos plazas de un equipo de quince.

Y qué decir sobre la relación con la ciudadanía del Servicio de Cultura. Cualquier persona o entidad que haga cultura en la ciudad del Ega sabe de la importancia de estar en contacto y contar con la colaboración del Departamento de Cultura municipal. Sirva como botón de muestra que Garean Euskaldunon Elkartea, como una más de las asociaciones que programan cultura en la ciudad del Ega, ha organizado en el Espacio Cultural Los Llanos las multitudinarias actuaciones de Go!azen y la cita anual de Pirritx, Porrotx eta Marimotots; o actividades varias en la coqueta Casa de Cultura Fray Diego, tales como la presentación del diccionario Estellerriko Euskara y la mesa redonda con miembros de Berria, Gara, Noticias y Euskalerria Irratia; o cómo olvidar actividades postpandemia en los jardines del Espacio Cultural Los Llanos, como Kantuz Txiki, Potx eta Lotx y Tor Magoa. ¿Se realizaron todas ellas sin contacto “directo” con el Servicio de Cultura? ¿Sin consultar, negociar y acordar fechas, contratos de cesión, diferentes horarios, precios, entradas, imprevistos, infraestructura necesaria, servicio técnico necesario, etc.?

Así mismo, no se entiende la postura de UPN y PSN de Estella-Lizarra cuando en ayuntamientos como Barañain, Berrioplano, Burlada u Orkoien, gobernados ahora o recientemente por esos partidos y con similar conocimiento de euskera en las calles, según sus plantillas de 2023 requieren de euskera para sus Técnicas/os de Cultura o plazas similares, y además con un nivel C1. Y no es de extrañar, ya que el Servicio de Cultura no solo debe tener contacto directo y fluido con la vida cultural local, escuchar a su público y trabajar con los colectivos culturales (grupos de teatro, asociaciones culturales, grupos de danzas y música tradicional, bandas de música, etc.), sino que, además, debe ser capaz de definir, planificar, desarrollar, comunicar, promocionar y evaluar una programación cultural pública en euskera de calidad.

Así mismo, el público infantil y juvenil resulta estratégico en cualquier Departamento de Cultura que se precie, y conviene recordar que en Estella existen tres grandes centros escolares que imparten el modelo D.

Y sobre la colaboración entre los diferentes servicios, esto no se debería entender como la usurpación de funciones. El perfil de Técnico/a de Euskera, de la Técnico/a de Cultura y la Técnico/a de Igualdad son diferentes. Lo mismo que los de Arquitecta, Secretaria o Trabajadora Social. Sin ir más lejos, si es el Área de Euskera la que debe suplir las funciones de, por ejemplo, atención a la ciudadanía, diseño de la programación cultural en euskera o cuidar el uso de un euskera no sexista, ni es su función ni tendrá la misma capacitación que las profesionales de Cultura o Igualdad.

Y, en otro orden de cosas, si es el Área de Euskera la que debe suplir la falta de conocimiento de la mayor parte de la plantilla municipal, ¿es eso un uso eficiente de los recursos públicos? ¿Y haciendo paralelismo con el informe municipal en referencia a la contratación de un administrativo que denomina “volante”, es el servicio de euskera un servicio “ibiltaria” subordinado, que se desplazará de un servicio a otro para suplir el desconocimiento de euskera de estos?

En resumen, sí, tanto el Servicio de Cultura como el Departamento de Administración necesitan saber euskera, tanto por su relación con la ciudadanía como la diversidad de tareas a realizar.

*Kalen Artze, Susana Bidarte, Alfredo Dufur, Rakel Herrero, Begoña Martinez y Joseba Vega