Mermelada, vino, paté, queso, cervezas…productos de Artieda, Lumbier, Otsagabia, Roncal…. y de varias localidades de las tres comarcas de la Merindad de Sangüesa lanzan un mensaje por vez primera desde el interior de de unas cestas navideñas de que otro modelo de producción y consumo es posible. Un modelo que trabaja por la promoción del sistema alimentario local, respetuoso con el medio ambiente y las personas. Productos artesanos del Pirineo, Prepirineo y Sangüesa saltan de las tiendas de los pueblos a ferias y mercados y ahora componen las cestas típicas de estas fechas, haciéndose un hueco en estos días de especial consumo. Están elaborados por manos artesanas que con su buen hacer ponen en valor de la riqueza de la diversidad agraria de la Merindad y le sacan jugo sin esquilmar la tierra. Venden los alimentos que elaboran en zona y los acercan a las tiendas a través de un reparto organizado.

Es la apuesta con determinación de vivir y trabajar en el territorio y la base del proyecto Tejiendo la Despensa. Se trata de una iniciativa gestada hace cuatro años, en tiempo de pandemia, de la unión y del impulso de diversas personas, ayuntamientos, agentes municipales y entidades comprometidas con la agroecología y el grupo de acción local Cederna Garalur e implicadas en el entorno y las personas.

Etiquetando los productos lácteos de Pirineki para la venta. CEDIDA

”Se dan apoyo mutuo para promover otro modelo alimentario y distribuir sus productos en un tiempo en el que el pequeño comercio está en peligro”, cuenta Tania Gómez Rodrigo, técnica de Cederna. Es la responsable de la coordinación de la nueva iniciativa a la que se han sumado trece productores y productoras : una campaña de cestas navideñas como una oportunidad de visibilizar el resultado de su trabajo en estos días de exacerbado consumo. “Son cestas cerradas, con tres opciones de tamaño para particulares, empresas e incluso, para ayuntamientos que ya se van animando”, detalla la técnica.

VISIBILIDAD

Las conservas vegetales y mermeladas agroecológicas de Ione Andia Celaya y Lorena Mompel Sanchez Conservas Gukalde-landa Kontserbatuz en Artieda (Urraúl Bajo) son un ejemplo. Prácticamente acaban de aterrizar con su proyecto emprendedor que compaginan con la crianza: “Elaboramos mermeladas, cremas y verduras producto local o de cercanía, respetando la planta y la salud de las personas que lo consumen”, recalca Ione. Afinan nuevas recetas en base a la demanda que han despertado en sus primeros mercados y se han sumado a las cestas como una forma de dar a conocer su producto. “La Navidad es una excusa pero también un buen momento para mostrar que no tenemos que ir lejos porque cerca tenemos infinitas posibilidades que nos cuestan un poco más dinero, pero lo pagamos en calidad y salud”, afirma Ione, al tiempo que añade que “consumiendo local contribuimos a revitalizar nuestros pueblos abandonados, que no sean dormitorios. Se trata de vivir y trabajar aquí”, señala.

Ione Andia y Lorena Mompel en su puesto de conservas en el Zoko de Aoiz. Marian Zozaya

Su decisión no está exenta de trabas. “La dificultad básica con la que nos encontramos los proyectos agroecológicos es el mercado y sus reglas. No hay un marco que acompañe las necesidades de desarrollo de nuestros pequeños proyectos y estamos en el mismo juego que las industrias alimentarias denominadas artesanales. El foco del mercado es la rentabilidad, el nuestro, la vida, declaran. Desarrollan estos proyectos para poder compaginar los diferentes ámbitos (laboral, familiar y político). “Creemos en lo que hacemos y traemos riqueza y vida a los pueblos… Luchamos por vivir en un mundo menos hostil, en el que se valore el cuidado a las personas y a la tierra que es lo que en el fondo, trae la agroecología espacios en los que podamos desarrollarnos colectivamente generando alternativas”, argumentan.

Con el mismo interés y filosofía se asoma Aitor Zazpe Urmeneta, de Pirineki, elaboración de productos lácteos de la leche de sus vacas criadas en Espinal (Erro). “Las vacas no son máquinas, son nuestras compañeras, pisan la hierba al aire libre, relajadas, sin estrés, no están estabuladas en el establo y proporcionan una leche de gran calidad como sus derivados, quesos y yogures”, explica.

El responsable de la empresa familiar que arrancó en 2020 defiende que el precio, incluye la salud y respeto al planeta . “Es lo que hay que valorar y para nosotros es prioritario”.

Aitor Zazpe (Pirineki) contempla sus vacas mientras pasean libres por el prado. Marian Zozaya

Aitor cree en la unión de productores. Se siente acompañado y satisfecho por el resultado: “Compartir recursos revierte en la rentabilidad y en la eficiencia”, resume. La idea de las cestas le gusta. “Tiene sentido sortear y consumir productos locales de buena calidad, de pequeños proyectos en el territorio.

Desde Otsagabia, Iñaki Zoko Lamarca y Andoni Arizkuren Eseberri, dos jóvenes emprendedores, comparten filosofía e inquietudes con su proyecto Bordaxaki.

Se han sumado a la iniciativa de las cestas para visibilizar su trabajo y llegar a más gente, incluso dentro de la propia Merindad. “Es un territorio tan amplio, que no sabemos lo que hay de una punta a la otra”, constatan.

Txistorra y txerri-paté son dos de sus productos elegidos para incluir en las cestas. Además, elaboran morcilla, carne fresca, costilla, lomo solomillo, chorizo y salchichón con la carne de los cerdos Euskal-Txerri que crían, transforman y venden.

Su apuesta laboral por cubrir el ciclo cerrado de cría y transformación de esta raza autóctona da fruto después de diez años. “Fue cuando pusimos la primera cerda, después vino la cría y la transformación. Partíamos de cero. Teníamos claro que nos queríamos quedar a vivir aquí (ambos son otsagiarras) y para lograrlo, teníamos que montar algo”, recuerdan.

Con el obrador y la tienda han conseguido su objetivo, aunque para cerrar el ciclo completo, falta el matadero. “Llevamos a matar a Irurita y tenemos que recuperar la carne para transformarla y vender”, explican. A pesar de ello, hoy su satisfacción es grande . “Todo se vende en la tienda. Nuestro público es local y turistas que buscan comprar algo de aquí”. Es una demanda que ya habían detectado, aseguran.

Gukalde, Pirineki y Bordaxaki son tres nombres de proyectos agroecológicos que conectan a las personas con el territorio. Lo hacen desde un modelo de respeto a la tierra a su salud y a la de sus habitantes Son también ejemplo de 13 sueños cumplidos: Txarpa (Roncal), Aristu (Lumbier), Mendiko (Aibar), Josenea (Lumbier), Aranalde (Salazar), Lakabe (Arce), Irulegi (Izagaondoa), Kaiolar (Irati), Izaga, Bordaxaki (Salazar), Pirineki (Erro), Xorta (Roncal ) y Gukalde (Artieda). Encargos en: tejiendo la despensa@cederna.es.