A Txema Arrese Leza (Iruña, 1988), siempre le ha atraído el monte y el mundo de las plantas, en especial la jardinería y la producción de planta. Por ello, quería encaminar su futuro hacia un trabajo relacionado con la tierra y el mundo rural. Desde hace casi tres años se dedica al estudio y la producción de eguzkilores, una planta que simboliza al sol y según una creencia popular, protege las casas en las que se coloca; un icono de la mitología vasca.

“Tenía la experiencia de producir flor seca en invernadero en la Cendea de Olza y estaba buscando un proyecto que estuviera relacionado con el bosque o el monte y nuestra cultura. Algo de aquí y que se pudiese desarrollar bien en esta zona. La eguzkilore salió como idea y opción tras muchas vueltas y comederos de cabeza sobre qué hacer”, recuerda. Así, se puso a estudiar. “Aun cultivando la planta fuera de su hábitat, pensé que técnicamente debía ser posible conseguirlo adecuando en algunos aspectos el lugar de cultivo. Al ser una planta protegida, realicé y presenté una memoria explicativa del proyecto a las instituciones de referencia para así conseguir autorización y acceso a las semillas de manera legal a través de bancos de semillas y recolección controlada”, observa. Y es que es una planta que crece en zonas que tienen cierto nivel de protección, a partir de unos 900 metros generalmente.

Así, en otoño de 2022 comenzó a experimentar con sus primeras semillas de diferentes procedencias, varias de ellas navarras. “Probé diferentes técnicas para ver cómo funcionaban. Desde el otoño de ese año y en especial en la primavera de 2023, hice las pruebas de germinación, con cientos de semillas y diferentes métodos. A partir de ahí, aventura; ver como crecían, qué tipo de sustrato les iba mejor o qué condiciones. He aprendido mucho y he sacado muchas conclusiones. Ello me ha dado pie a empezar a compartirlas por la web de Zain Eguzkilore y redes sociales para que la gente tenga más éxito en el cultivo que yo en mis inicios”, cuenta.

En este tiempo ha podido comprobar que no requieren de un sustrato más ácido como el que tienen en lo alto de las montañas, lo que facilita su cultivo. “Lo realmente complicado es tener un buen número de plantas y conseguir unas condiciones similares para todas ellas, lo mismo que el secado posterior de la flor que es un proceso muy delicado y tedioso”, dice.

PLANTA BIENAL

Durante el primer año, esta planta del género carlina germina y desarrolla una roseta de hojas verdes y una gran raíz. Hacía final de octubre o noviembre la parte aérea se seca y la planta pierde sus hojas. Sin embargo, la planta se concentra en su raíz que sigue activa y por tanto, necesita riegos puntuales. Hacia la primavera del segundo año, generalmente entre marzo y mayo, el eguzkilore vuelve a brotar de la tierra en forma de nuevas hojas verdes en roseta. “Entrado el verano empezaremos a ver la formación de la roseta con la flor y hacia San Fermín o a lo largo de julio estará en su máximo esplendor, lista para su cosecha, que se deberá realizar un día soleado y seco y con la flor bien abierta”, explica Txema Arrese, quién invita a otras personas a seguir el proceso y cultivar esta planta. “Además de conectar con la naturaleza, es probable que frenemos la recolección indiscriminada e ilegal de flores que se realiza cada año en ciertos montes y que pueden poner en peligro la continuidad de esta planta tan escasa en muchos puntos”.

Txema Arrese, con sus eguzkilores. CEDIDA

Para desarrollar de manera exitosa el cultivo, vende kits y también semillas, así como plantas en maceta de diferentes tamaños. “Servimos plantas con al menos 8 semanas que ya han desarrollado una raíz fuerte y varias hojas reales, ya habituadas a su cultivo en exterior. Así aseguramos que seguirán creciendo fuertes y de manera rápida en su nuevo destino. A la gente que cree que no se le dan bien las plantas les recomendamos comprar una ya en maceta. Pero muchas personas prefieren empezar desde cero con las semillas que compra por el valor casi romántico que les aporta”, apunta Txema Arrese. “Nuestras semillas tienen base en las mejores eguzkilores de las montañas navarras, más nuestro aporte de producirlas. Zain asegura un proceso de aclimatación y selección para garantizar unas semillas con alto poder de germinación y que darán luz a unas plantas sanas, vigorosas y potencialmente de gran calibre”, incide.

Sus productos se pueden adquirir en comercios de Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra a través de la distribuidora de plantas Lorea. Para aquellas personas que no quieran esperar también tiene flores secas con sello de calidad. Asimismo, están disponibles a través de las redes sociales y su tienda en la plataforma Etsy así como en diferentes ferias de Navarra y alrededores.

Además de a la producción de eguzkilores, Txema Arrese se dedica al estudio y apertura de nuevas líneas de trabajo que puedan aportar las carlinas. “El próximo año habrá flores de carlina vulgaris, una especie más txiki y con tallo. También estoy intentando aislar y reproducir ejemplares con coloración morada en sus hojas, un fenómeno raro que se aprecia en una de cada 300 plantas más o menos. La idea de crear una línea de semillas con una eguzkilore aclimatada a zonas más bajas y de origen 100% navarro ha estado siempre en mente. Esto es solo el principio de un viaje muy motivador y lleno de aprendizaje y experiencias gratas de vivir”, apunta. Más información en la web www.zaineguzkilore.com.