Tostadas de pan con aceite, untadas con ajo y acompañadas de vino saltaron ayer a escena en la celebración del X Tostadaren Eguna/Día de la Tostada en Lumbier, jornada gastronómica y festiva con la que el colectivo local de olivareros agasaja al pueblo con su aceite extraído de la cosecha del año. Así viene siendo desde marzo de 2014 cuando salieron por vez primera a la plaza de Santa María, lugar que ayer abandonaron buscando cobijo en la sala del Vínculo del ayuntamiento a causa del tiempo.
El espacio interior se quedó pequeño para acoger a la vecindad y allegados de los pueblos vecinos en una edición redonda, de las más emotivas, cuyo centro ocupó el recuerdo, retrato y sonrisa del olivarero Tomás Belzunegui Vidondo, fallecido el pasado año. Para el compañero y amigo fueron las primeras palabras de Pedro Ustárroz, que abrió el acto y puso de relieve “su empeño y su destreza, la delicadeza y cuidado que ponía para llevar a buen término este olivar cada primavera”.
Belzunegui fue uno de los promotores de la fiesta. Amante de todo lo que refería a Lumbier, participó en múltiples iniciativas culturales y etnográficas con alegre talante y unas manos privilegiadas de artesano de la madera. Especialmente vinculado a este día, para él fueron además los versos de los colaboradores habituales: Blanca Eslava, Antonio Echeverria y José Ramón Larrea, que dedicaron hermosas composiciones de reconocimiento a su valía y a su ausencia; al paisaje local que dibujan los olivos, a su resistencia y a su simbología de paz.
Para su familia fue el cabezón de pan y el aceite, detalle del colectivo al compromiso local desinteresado, en una entrega emotiva y de agradecimiento a su mujer, Javi Iriarte, a su hija, Ana, y a su hijo, Javier, seguido del Agur Jaunak del Kantuz.
“A Tomás se le echa mucho en falta. Le gustaba mucho este día y contagiaba su alegría”, expresa Santi Eleta. Fue él quien “me metió en esto”. Él es uno de los 14 generosos olivareros, un grupo unido que ofrece el aceite de su cosecha por la voluntad. “Salir ten con ten, disfrutar y que disfruten. Con eso nos conformamos”, recalcan Ustárroz y Eleta.
Su valoración del día y de la década es “muy positiva”. Se confiesan felices por la acogida, una alegría manifiesta que brota desde la raíz de los olivos, centenarios heredados y de nueva plantación, del grupo formado por miembros desde 75 hasta 48 años de edad.
“La cosecha del 24 ha sido de menor cantidad, pero de excelente calidad. Entre todos habremos recogido cerca de 30.000 kilos de oliva”. Socios del Trujal Mendia (Arróniz) opinan que “es un aceite muy demandado por su calidad. La maquinaria ha mejorado mucho y sale más refinado”.
Ellos ponen el aceite y los ajos. El pan cabezón este año llegó de Sangüesa (Caballero) y de Aibar (Azparren). El vino, de Lumbier (Aristu) y de San Martín de Unx (Beramendi).
La Ilunberriko Txaranga, gaiteros y txalapartaris locales, la música del cantautor de Leache Jesús Aiesa y del músico Koldo Pastor, tampoco faltaron en este día. Con su participación altruista y la voluntad vecinal se sufraga la fiesta. “Gracias a todos hemos llegado hasta aquí. Nunca pensamos que duraríamos tanto”, declaran.
Histórico
Los olivareros de Lumbier sacaron su aceite a la plaza de Santa María por vez primera el último día de marzo de 2014. Aquella mañana materializaron una idea que les rondaba y creían sencilla de organizar: “Pan, vino, aceite y ajos, todo de Lumbier, y mucha ilusión”, decía Pedro Ustárroz. A su lado siempre, el ayer recordado, Tomás Belzunegui expresaba entonces el orgullo “por mantener la tradición de los olivos y organizar esta fiesta para el pueblo”. Alberto Vidondo citaba las variedades de cultivo: arbequina, empeltre y vidrial. Santi Eleta, hablaba de términos: El Lardín, Bijués, Saso Tabía...”del último pueblo de la zona donde se encuentran olivos, almendros y uvas”.
En aquella primera edición, anunciaron continuidad y han cumplido. Lo demuestran diez eventos en doce años, la pandemia les robó dos. El Día de la Tostada llega con la primavera hasta el presente sabrosa, crecida en contenidos y en popularidad. Y se coge con ganas.
Reconocimientos
En 2015 la fiesta se celebró en las arcadas por la lluvia y se recordó a José Mari Burgui, el olivarero mayor y gran colaborador fallecido. En 2016 se sumaron los pregoneros: Blanca Eslava, José Ramón Larrea y Antonio Echeverría.
La edición de 2017 se celebró por todo lo alto, y marcó el inicio de los reconocimientos: aceite y cabezón de pan. El primero fue para el korrikalari Xabi Zarranz. En 2018 hubo que refugiarse de nuevo. Esta vez en el atrio de la iglesia. Los nombres propios de la quinta edición fueron los de Iruña Cormenzara y Alfonso Gogorcena, pintora y técnico deportivo. 2019. Blanca Eslava y José Ramón Larrea, poetas y colaboradores. En 2022 fue para Felipe Olleta (pelota local) 2023 recordó a Javier Subiza miembro fallecido. El 2024 fue para C.D Ilumberri cumplido su centenario y 2025 para Tomás Belzunegui.