Primero de mayo, los maiatzak anunciaron este jueves la primavera en Etxarri Aranatz, Bakaiku, Iturmendi y Ziordia, una tradición que se pierde en el tiempo. Si bien esta estación hace semanas que entró, es ahora cuando la Barga, la pared norte de Urbasa, se cubre de verde y los mayos avisan de que ha llegado el momento de subir el ganado a pastar a la sierra.

El primero en asomarse en lo alto de Urbasa fue el de Bakaiku, en Hartzabal, cuando varias decenas de personas levantaron el tronco de haya que cortaron antes en Iditxar. Poco después, y muy cerca, se pudo ver el de Etxarri Aranatz, un haya cortada en Baiza que llevaron al hombro hasta Hartzabal. En Ziordia fueron dos, uno en la Barga y otro txiki en la chopera por la tarde.

También fue por la tarde el de Iturmendi, en la plaza del pueblo, una tarea que se convierte en un espectáculo al que se acercan numerosas personas de otras localidades. La cita era a las seis de la tarde, con todo preparado por la quinta del año, que se encarga de que todo el material esté dispuesto en la plaza. Este año son Ekiñe Agirre y Anna Tugás. Para esta quinta será el dinero que se obtenga por la venta de la leña.

Ayer era un tronco de haya de 17 metros rematado con una rama de fresno de 4 metros y medio centenar de vecinos dispuestos para la tarea. Anunciado por cohetes, a las seis comenzó la faena, siempre igual pero distinta. Primero a pulso y después con la ayuda de horquillas y escaleras y el tronco fue entrando en un orificio de metro y medio de altura que es el centro de un reloj de sol, un peculiar gnomon cuya sombra marcará las horas hasta finales de mes, cuando será retirado con una grúa. La operación llevó 43 minutos, dirigida por Ignacio Arbizu. “Es un tronco torcido y más pequeño que en otras ocasiones porque había mucho barro y no se podía subir más arriba. El mayor peligro es cuando el tronco está a 45º-50º. Una vez que entra en el agujero ya no puede virarse”, explicó.

El trabajo se repartió entre los que arrimaron el hombro para levantar el tronco y los que tiraron de las cuerdas para que quedara bien recto, tarea a la que se apuntaron txikis y mayores, sangre nueva y veteranía en esta tradición que sigue muy viva.

Una vez que el mayo estaba bien sujeto con cuñas, el Ayuntamiento ofreció un auzate para recuperar fuerzas. Asimismo, los dantzaris de Iturmendi se unieron a la fiesta y bailaron en la plaza.

SIMBOLOGÍA

Cuentan que esta tradición de origen profano, al igual que otras muchas, las adoptó el Cristianismo con sentido religioso, relacionada con la festividad de la Cruz de Mayo. El maiatza está lleno de simbología, relacionada sobre todo con la fertilidad y la vida con diferentes interpretaciones. Según voces expertas, sería símbolo de la juventud, del amor, expresión de la naturaleza que protege y da vida. El árbol también es figura de la divinidad, uniendo las raíces de la tierra con la capa del cielo. Esta tradición estaba muy extendida por los pueblos de Navarra y otros lugares del Estado, sobre todo en Castilla-León, y también en diferentes países de Europa como Reino Unido, Francia, Italia Alemania. El historiador Rafael Carasatorre en su libro Barranca-Burunda da cuenta de diferentes documentos del siglo XVI que constatan que también se celebraba en Arbizu, Ihabar, Uharte Arakil, Hiriberrri y Urdiain.

En el caso de Iturmendi, esta costumbre se cortó en 1962 por obras en la plaza pero pronto se recuperó, en 1977. l

TRADICIÓN

Origen profano. El origen de colocar un tronco se remonta tiempos inmemoriales y fue adaptado por el Cristianismo, relacionado con la Cruz de mayo.

TIEMPO

43 minutos llevó levantar el maiatza, de 21 metros en total, un tronco de haya de 17 metros coronado con una rama de fresno de 4 metros.