Miranda de Arga echó este domingo la vista atrás para celebrar el Día del Mundo Rural, una jornada en la que el pueblo entero salió, bajo el sol abrasador, a la calle para recordar cómo se vivía, cómo se trabajaba y cómo se salía adelante antes. Entre siegas a mano, labores con maquinaria antigua, injertos de frutales o el arte de coser alpargatas, los vecinos y vecinas mostraron con orgullo los oficios que durante generaciones han formado parte de su día a día; una manera de decir que, aunque los tiempos cambien, hay cosas que merecen seguir vivas.
Fue el caso de Maite Zabaleta, joven mirandesa que lleva tres años, por el empeño de su padre para que no se pierda la tradición, demostrando como cocinar tostones, un dulce hecho a base de harina, leche, azúcar y anís que se solía comer en fechas señaladas. “Estas pinzas que estoy usando, que antes solía haber en todas casas, son las auténticas de mi bisabuelo. Y dicen que el nombre de tostón viene de que es un “tostón” hacerlo porque el molde es muy pequeño y te tienes que pegar mucho rato para hacerlos”.
Tampoco faltó helado, hecho a base de limones, agua y azúcar, que refrescó a quienes subieron hasta la Torre del Reloj. Según explicaban los organizadores del día, “en Miranda eran famosos los helados de la Rosa, que los vendía en la plaza y los hombres salían del bar con un vaso a tomar helado con vino”. Otra demostración fue la elaboración de cañizos, que se utilizaban, entre otras muchas cosas, en la construcción para hacer los techos de las casas.
En la calle Pilares también había mujeres cosiendo alpargatas, y hombres injertando frutales, hilando sogas o tallando piedra. La Comunidad Ecuatoriana por su parte, quiso ser parte de la fiesta y ofrecer al público “espumilla”, un dulce tradicional elaborado a base de claras de huevo, azúcar y pulpa de guayaba.
Por la tarde, la actividad se centró en una demostración de Herri Kirolak, y la cata de patxarán navarro, con la que culminó el día.