Regreso al pasado
El murchantino Tomás Lorente colecciona máquinas recreativas arcade desde hace nueve años l Dirige el Mikado Game Center, negocio dedicado a organizar eventos para dar a conocer esta industria
Nacido en 1982, Tomás Lorente ha vivido lo que fue el auge de las salas recreativas en España en los años 80 y finalmente su caída a finales de los años 90. Sin embargo, la pasión de este murchantino por este tipo de videojuegos se ha mantenido intacta y ha conseguido que lo que empezó en como un hobby, con la compra de su primera máquina recreativa en 2016, sea ahora su modo de vida. “Acababa de nacer mi primer hijo y, como pasaba muchas horas en casa, decidí adquirir una”, asegura el propio Tomás Lorente.
Tras adquirir un sinfín de máquinas y realizar numerosos eventos por toda la geografía española durante estos años, actualmente dirige el Mikado Game Center Europe, un negocio que ofrece la oportunidad de convertir por unos días cualquier espacio en un salón recreativo japonés de máquinas de videojuegos arcade y modernas. “El nombre es honor a unos japoneses que vinieron a un evento que montamos aquí y de los que nos hicimos amigos. Como si Florentino Pérez va a una pachanga de un pueblo y le llamas al equipo Real Madrid en su honor”, bromea.
Precisamente el país nipón es donde esta industria más destaca pues, tal y como afirma Lorente, “allí no han dejado de fabricar estas máquinas”. Mientras, la situación en España es más complicada, ya que, como destaca, “tan solo existen un par de asociaciones en Sevilla y Barcelona compuestas por socios y luego personas privadas que compran máquinas de forma más esporádica”.
Inicios
“Tras comprarme la primera máquina (en 2016), un fin de semana que me quedé solo en casa llamé a mis amigos y estuvimos jugando durante horas. Fue como recordar viejos tiempos y lo pasamos tan bien que decidimos que había que repetir y comprar más recreativas”, indicó Tomás Lorente. A raíz de ahí, el ribero se hizo con cuatro nuevas adquisiciones tras vender un coche y las pasaron a la peña para hacer más quedadas.
Poco a poco fue entrando en esta industria y a conseguir más contactos hasta que un día, tal y como señala, “intercambié un coche que tenía por más máquinas sin dinero de por medio y me vi de repente con 39 recreativas en menos de un año”. En 2017 organizó su primer evento en su pueblo al que acudieron más de 400 personas. Posteriormente, llegaron exposiciones en Tudela, Tarazona y Cascante.
Tanto era el tiempo que absorbía al protagonista, que finalmente decidió aparcar la granja de conejos que tenía para dedicarse de lleno a esta pasión.
Éxito
Aunque hay gente que todavía mira con cierto escepticismo al uso de máquinas recreativas en la era de la videoconsola moderna, lo cierto es que, tal y como apunta, “ha sido un éxito en los sitios en los que hemos tenido con un feedback muy positivo. Le encanta desde a los padres, que les trae recuerdos de cuando eran jóvenes, como a los más pequeños que las descubren por primera vez”.
Además de llevarlas por distintas localidades, también ha organizado ferias internacionales donde acuden personas de países tan variopintos como Estados Unidos, Costa Rica o Alemania. “Conoces mucha gente de todos los lados y, lo que más motiva personalmente, es que muchas personas de distintos lugares hacen relación en los eventos que organizamos”, expresa Lorente.
Temas
Más en Navarra
-
Otra semana clave en el conflicto de las villavesas
-
Sierra de Codés, pueblos Vivid y Pirineo, tres ejemplos de apoyo público
-
Ganas de nieve y esquí en Belagua durante el puente de diciembre
-
"La vivienda es clave para fijar y atraer población al medio rural, precisamente donde abundan casas vacías o infrautilizadas"