- ¿En qué fase se encuentra la Ley Foral sobre Despoblación y Desarrollo Rural que ultima el Gobierno foral y cuáles son los aspectos que más ha costado regular?
-El Departamento de Cohesión Territorial, en colaboración con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, avanzan en el borrador de la Ley Foral contra la Despoblación y para el Desarrollo Rural conforme a lo establecido en el Acuerdo Programático firmado por los grupos políticos que sustentan al gobierno. La futura ley es una herramienta esencial para garantizar la igualdad de oportunidades en toda Navarra, y para crear condiciones sociales y económicas que favorezcan el asentamiento poblacional en las zonas más vulnerables de Navarra. La Ley Foral sobre Despoblación y Desarrollo Rural es una ley ambiciosa y transversal que afecta a muchos departamentos de Gobierno de Navarra por lo que durante 2025 se ha estado intensamente trabajando en las medidas a acordar en los distintos ámbitos. Actualmente tenemos ya un borrador que se está puliendo con el objetivo de presentarlo a la Comisión Interdepartamental de despoblación y grupo motor del que forma parte las principales entidades del territorio en el primer trimestre de 2026. Ser una Ley Foral tan transversal aporta una dificultad añadida ya que es muy complicado regular aspectos que tienen que ver con la vivienda hasta el transporte, pasando por la educación o la función pública.
¿Qué cree que más va a interesar a los alcaldes de estas zonas desfavorecidas del nuevo marco legal?
-Entre las propuestas, destaca la discriminación positiva hacia los municipios en riesgo de despoblación, medidas de simplificación administrativa, estímulos para el emprendimiento y el relevo generacional, y mejoras en vivienda, transporte, conectividad y servicios básicos..
Las entidades locales han propuesto 74 medidas para hacer frente a la despoblación, ¿cómo se valora desde el Gobierno estas aportaciones?
-Desde el Gobierno de Navarra se reciben muy positivamente las aportaciones. Por ello, fue la Presidenta quien recibió estas medidas en una reunión con la Federación Navarra de Municipios y Concejos, y posteriormente las medidas propuestas por la Federación han sido trasladadas y trabajadas con cada Dirección General para ver qué medidas de las propuestas pueden o no integrarse en el borrador de Ley.
El tema de incentivos fiscales aparece en el Libro Blanco sobre Despoblación. Medidas de discriminación positiva, ¿cuales destacaría?
Sí, además era una de las novedades más interesantes del documento: aplicar desgravaciones fiscales vinculadas al lugar de residencia. Es una idea poco explorada, al menos en nuestro entorno, y que introduce un planteamiento nuevo: compensar fiscalmente a quienes viven en zonas donde los costes de movilidad, de acceso a servicios o incluso de vida diaria pueden ser más altos. Esa es, sin duda, una aportación innovadora. Ahora bien, esta misma novedad abre un debate importante: ¿qué instrumento es más adecuado para combatir la despoblación, las desgravaciones generalizadas o los incentivos y ayudas moduladas por renta? Las desgravaciones son ágiles y sencillas de aplicar, pero tienen una limitación: no distinguen entre familias con diferentes capacidades económicas. En cambio, un sistema de incentivos puede graduarse en función de la renta o la situación de cada hogar, lo que permite que el apoyo público llegue con más precisión a quien realmente lo necesita y con unos objetivos más concretos. Creo que es bueno plantear el debate: qué opción es más eficaz para fijar población y garantizar igualdad de oportunidades en el territorio.
Y entiendo que prefiere la segunda opción.
-Sí, yo creo que es más positiva la segunda fórmula, frente a desgravaciones por lugar de residencia, incentivos concretos graduados por renta. En todo caso las medidas fiscales irán en la ley de medidas fiscales, una vez aprobada la ley de despoblación. En la propuesta de la FNMC incluye que se adopten estas medidas pero es algo que de momento no está previsto.
Los municipios abogan por garantizar el acceso a servicios públicos esenciales y en un máximo de 15 minutos desde cualquier localidad.
-A nivel de España se ha estado trabajando desde el Ministerio en elaborar el Plan de la “España de los 30 minutos”: Que las personas tengan garantizados los servicios vivan donde vivan en 30 minutos. Es un plan ambicioso con el que nos queremos alinear, y tenemos alguna iniciativa en marcha en este sentido, la comarca de los 30 minutos. La “Navarra de los 15 minutos” sería un paso más en la apuesta por la cohesión territorial, pero hay que ser conscientes de la dificultad que ello conlleva. Vamos a consolidar la “Comarca de los 30 minutos” y luego ya iremos reduciendo esos tiempos. Una Navarra en la que todos los ciudadanos vivan donde vivan tienen todos los servicios básicos (salud, farmacia, cultura, servicios sociales, deportes, etc) en un radio de 30 minutos.
Más allá de la pérdida de vecindario preocupa cómo se transforma la vida económica, social y territorial de los pueblos cuando su población se reduce y envejece, ¿cuál es la foto de Navarra dentro del territorio nacional?
-Navarra dentro de la foto nacional es la Comunidad Autónoma con mayor calidad de vida tal y como marco el indicador de calidad de vida del INE. A nivel de pérdida de población no está entre las cinco más afectadas. De hecho, Navarra en su totalidad gana población y la previsión es que siga ganando población. Pero esa población se concentra en Pamplona y Comarca principalmente y luego en torno a Tudela, mientras el 60% de los municipios pierden población y se envejecen lo que lleva aparejado una pérdida de oferta de los servicios privados y una dificultad para garantizar los servicios públicos. Navarra no ha perdido población globalmente, pero sí sufre un despoblamiento estructural en amplias zonas rurales. Más del 70% de los municipios tienen menos de 1.000 habitantes y concentran solo el 8% de la población. Existen brechas territoriales en envejecimiento, empleo, servicios, vivienda, conectividad y género. Las zonas más afectadas son el Pirineo, la Navarra Media Oriental y parte de Tierra Estella. Se detecta un desequilibrio funcional entre áreas urbanas (productoras de servicios y capital) y rurales (productoras de recursos ambientales, agua, energía, alimentos y paisaje). Además del crecimiento desequilibrado de la población, Navarra se enfrenta al reto del envejecimiento que, debido al fenómeno de la despoblación en las zonas rurales, es más intenso y preocupante. La edad media en municipios de riesgo extremo de despoblación es de 9 de años mayor que la media.
Uno de los capítulos del Libro Blanco de la Despoblación en Navarra está dedicado a la vivienda, entre otras medidas plantea la rehabilitación de viviendas vacías, creación de bolsas comarcales, adaptación de edificios públicos, fomento de cooperativas y viviendas públicas...¿por dónde se va a empezar?
-La vivienda constituye el elemento clave para fijar y atraer población al medio rural. Sin un parque residencial disponible, asequible y en condiciones adecuadas, resulta imposible consolidar proyectos vitales o atraer nuevos pobladores. Por ello, dentro del libro blanco, que se puede consultar en la web www.despoblacion.navarra.es, hay un apartado muy importante dedicado a la vivienda. En Navarra, el diagnóstico muestra un desequilibrio significativo entre oferta y demanda: mientras en los municipios rurales abundan las viviendas vacías o infrautilizadas, las personas interesadas en residir en ellos -jóvenes, familias o nuevos residentes- encuentran dificultades de acceso por falta de rehabilitación, costes elevados o escasez de alquiler asequible.
¿Qué medidas se concretan en materia de vivienda?
• Plan Foral de Vivienda Rural, articulado en coordinación con los agentes económicos, sociales e institucionales.
• Censo y activación de vivienda vacía o infrautilizada, priorizando los municipios de menos de 5.000 habitantes.
• Subvenciones para la adquisición y rehabilitación de vivienda rural, con criterios adaptados a la realidad de cada zona.
• Revisión de la Ley Foral de Vivienda, incorporando la perspectiva territorial y priorizando zonas rurales en el acceso a vivienda protegida.
• Promoción del alquiler asequible y la gestión pública o concertada del parque rural.
• Fomento de soluciones cooperativas e innovadoras de vivienda rural, como la cesión de uso o los modelos intergeneracionales.
• Incorporación de criterios de eficiencia energética y sostenibilidad en todas las intervenciones sobre el parque existente.
• Integración de la política de vivienda en la planificación territorial y de servicios para reforzar la habitabilidad integral del medio rural.
¿Qué podemos adelantar de ese plan de vivienda rural?
La Dirección de Vivienda está elaborando un plan de vivienda rural en colaboración con otras Direcciones Generales como Ordenación del Territorio y Administración Local y Despoblación, que pretende ser una palanca con diversas medidas para movilizar viviendas en los municipios rurales desde las particularidades y necesidades de los territorios rurales. El plan se presentará en breve.
Potenciar los servicios como ampliar la atención domiciliaria a personas mayores, también se recoge como una iniciativa clave en municipios en peligro de despoblación.
-Las personas mayores son un colectivo clave: el 25% de la población en zonas rurales supera los 65 años; la mayoría vive sola o en viviendas no adaptadas. Según los datos del Censo de Población de 2024, el 66% de las personas mayores de Navarra vive en las 21 localidades que superan los 5.000 habitantes, mientras que el 24% lo hace en los 65 municipios de entre 1.000 y 4.999 habitantes, y el 10% restante se reparte entre las 186 localidades de menos de 1.000 habitantes. El desequilibrio entre generaciones y el riesgo de despoblación, en las condiciones actuales, queda reflejado en unos índices de envejecimiento especialmente críticos en los municipios de menor tamaño, donde este indicador deja una relación de 238 personas mayores por cada cien personas jóvenes. El desafío, por tanto, es considerable en términos de sostenibilidad social, económica así como en la capacidad para garantizar la prestación de servicios adecuados a las personas que residen en estos lugares. Se proponen medidas como la rehabilitación de viviendas rurales para la accesibilidad y confort; fomento de modelos residenciales comunitarios (cohousing, convivencia intergeneracional); y economía de los cuidados rurales: profesionalización y apoyo al empleo vinculado a la atención domiciliaria y nuevas fórmulas en itinerancia.