Oaia Peruarena Telletxea nació en Irún en 1972, pero vive en Bera desde que tenía cinco años. Ha tenido toda una vida relacionada con el arte y recientemente el Museo San Telmo de Donostia ha comprado uno de sus cuadros. Nos habla de su trayectoria en el mundo del arte, al que accedió tras unos años trabajando en la restauración.

"Ha sido un regalo que no esperaba y lo siento como un paso adelante en mi carrera artística, aunque el día a día no para y hay que seguir trabajando". Así lo afirma la pintora beratarra Oaia Peruarena, tras la reciente adquisición de una de sus obras por el Museo San Telmo de San Sebastián. "Hasta ahora la mayoría de mis obras de arte han sido compradas por particulares, a pesar de que algunas de ellas eran para grandes colecciones", afirma. Del 10 al 12 de septiembre, por primera vez, la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de San Sebastián (DAGGE) organizó, en colaboración con el ayuntamiento de San Sebastián, Kursaal y Tabakalera, la exposición Irekia Galery Weekend, en la que también estaban presentes las obras de Oaia, que es como las firma al considerar con humor que "sus dos apellidos son excesivamente largos para incluirlos en el cuadro". La adquisición de su obra por el Museo de San Telmo ha sido pues uno de los premios que le ha acarreado esta exposición. Oaia sigue preparando las próximas exposiciones en su taller de Bera y continua también con sus clases de pintura en su coqueto taller junto al río Bidasoa.

"La pintura es algo que me apasiona desde muy pequeña", afirma la artista beratarra. "A los 17 años abandoné mis estudios y aprendí a pintar y restaurar muebles y en eso estuve diez años, cinco años impartiendo cursos en Donostia y otros cinco en Bera, impartiendo clases y pintando y restaurando muebles por encargo. Pero siempre me acompañaba la necesidad de pintar y realizaba cursos con varios pintores, entre ellos los más importantes José Mari Apezetxea y Tomás Sobrino. Hace 18-20 años me di cuenta de que necesitaba un cambio y que la atracción por la pintura era cada vez mayor, dejé todo lo demás y me metí de lleno en ello". Ha tenido muchos y grandes maestros en ese proceso, "cuando trabajaba en Donostia estuve tres años con Iñaki Alvarez, participé en seis cursos de verano con Apezetxea y Sobrino, y también aprendí mucho con Maite Unzurrunzaga. Además, compraba y devoraba todos los libros sobre arte que encontraba, y siempre que podía visitaba museos, siempre he aprendido mucho observando", comenta.

De paisaje a abstracción Su recorrido en la pintura ha sido progresivo, "se puede decir que mi camino en la pintura ha ido desde el paisaje , es decir, la figuración hacia la abstracción. La naturaleza tiene una gran importancia para mí y esa era antes mi principal fuente de inspiración. Pero en un momento determinado algo empezó a cambiar y los que antes me llenaba ya no me satisfacía, sentía la necesidad de algo más, aunque no sabía de dónde tirar. En una visita al Museo Reina Sofía conocí las obras de arte abstractas que estaban en la cuarta planta y empezó a removerse algo en mi interior. Esto me abrió otro mundo. Creo que mi trabajo está dentro del expresionismo abstracto e intento trabajar censurando lo menos posible la creatividad". Este año y medio de la covid-19 ha sido un proceso duro para todos y todas, también para Oaia, que venía de otro proceso muy duro antes de la pandemia, que le tuvo postrada durante unos meses en la cama, por una lesión. "Durante ese tiempo -señala- se ponen muchas cosas sobre la mesa y se alteran las medidas de lo que es importante y lo que no. Fue un proceso muy duro pero estoy muy agradecida, porque ahora veo la vida de otra manera y me siento mucho mas libre. Es curioso, pero puede decirse que laboralmente para mí ha sido un año positivo: el año pasado participé en Kultur Pilulak, organizado en Bera, y posteriormente tuve una exposición en Biarritz, después en la localidad francesa de Nay, cerca de Pau, en Bastero Kulturgunea de Andoain; en verano en la Galería Ekain de Donostia, junto a Juan Chillida, y en la galería Arteztu de Donostia. No me puedo quejar".

Oaia está centrada en la pintura, aunque ha probado disciplinas como el grabado y la serigrafía, "que me parecen ambas muy hermosas, pero para hacer buenos trabajos tendría que dejar de lado otras cosas y, por ahora, no he encontrado el momento para ello".