Las jóvenes del Valle de Egüés, Raisa Latasa y Verónica Jiménez, están de enhorabuena. Hace diez años, soñaban con ser educadoras de calle, una labor muy consolidada en Catalunya, donde ellas se graduaron, y hoy gracias al proyecto Calle arriba-calle abajo sus sueños se han hecho realidad.

Ahora cuentan con un puesto de trabajo que les permite localizar, identificar y conocer personas de entre 12 y 30 años en situación de posible riesgo, establecer un contacto con los mismos e iniciar una relación que facilite una posible intervención individualizada. “Tenemos una posición privilegiada”, reconoce Jiménez mientras cede la palabra a Mercedes, educadora social del Programa Infancia y Familia, para que explique cómo se desarrolló el proyecto. 

Calle arriba-calle abajo comenzó a construirse en la pandemia, cuando los miembros del Servicio Social de Base se dieron cuenta de que muchos adolescentes y jóvenes del Valle de Egüés no participaban en las actividades formales que se programaban, y sin embargo, las intervenciones por parte de la policía estaban aumentando.

“Los agentes nos comentaron que la presencia de los adolescentes en las calles era notoria, incluso, un poco descontrolada” afirma Mercedes, una de las principales impulsoras de este último proyecto, que es complementario al que ya está vigente, al programa joven, que desarrolla servicios como el punto de información juvenil, el proyecto de apoyo al estudio y las iniciativas adolescentes de lunes a viernes. 

A diferencia del programa joven, el proyecto Calle arriba-calle abajo se materializa los fines de semana, concretamente, los viernes y los sábados de 17.00 a 23.00 horas, poniendo el patio del colegio Joaquín Lizarraga a disposición de la juventud.

De esta forma, además de contar con las piscinas y el wifi gratuito del Ayuntamiento, la juventud podrá soltar toda su adrenalina en las pistas, incluso, en las actividades que organicen Latasa y Jiménez, que serán anunciadas con antelación en su instagram @decalle_kalekoa. Para resolver cualquier duda o inquietud, “animamos a que se pongan en contacto con nosotras, llamándonos al siguiente teléfono: 697 164 796”. 

Con el objetivo de visibilizar el proyecto, la concejala de Juventud, Juliana Anchundia, tiene la intención de organizar unas puertas abiertas donde se presentará las actividades que se van a desarrollar a lo largo del verano –el piragüismo o el campamento Irrisarri Land–, y “estaremos dispuestas a escuchar nuevas propuestas”. Todo esto a ritmo de un DJ.

 Los objetivos principales de Calle arriba calle abajo son favorecer un ocio saludable, facilitar nuevas experiencias, crear identidad comunitaria, prevenir conductas de riesgo, fomentar la reflexión y la forma de decisiones responsables, y construir espacios de interacción social. De esto último, el Valle de Egüés escasea.

“Nos gustaría contar con una infraestructura referente, pero tampoco es algo que nos preocupaba mucho. Tenemos la calle, el colegio Joaquín Lizarraga, la sala Oihana y la zona del Ayuntamiento para aprovecharlas”, comenta Anchundia. Y Mercedes añade: “En algún foro de juventud, he llegado a escuchar que los chavales no van tanto a los gaztetxes, porque prefieren quedarse en la calle o directamente en las redes, demostrando así que el ocio de los adolescentes ha cambiado”. 

Las educadoras de calle, Latasa y Jiménez, son conscientes de que en poco tiempo tampoco van a conseguir grandes cosas pero por lo menos quieren plantar esa semilla para que poco a poco vaya creciendo. “Al igual que yo escuché en su día, espero que un futuro alguien pronuncie que nunca olvidará a sus educadoras de calle”, sentencia Jiménez.