No será por falta de bares en Burlata pero pocos han aguantado tantos años y menos los que no han sucumbido a otros rítmos y regeatones. Aquí se escucha I was so much older then, I’m younger than that now (Era mucho más viejo entonces, soy más joven que eso ahora) de Bob Dylan, Perfect Strangers de Deep Purple o Aitormena de Hertzainak. Los hermanos José Antonio y Pedro Erro han permanecido fieles al mejor rock and roll de los sesenta, setenta y ochenta, y quizá por ello el anuncio de su despedida se ha convertido en una noticia triste para Burlada

Precisamente el local se inauguró el 23 de noviembre de 1968 coincidiendo con el despegue urbanístico del municipio. Al igual que otras familias inmigrantes también los padres vinieron de Guerguitiáin a la que es hoy calle de las Maestras, edificios construidos sobre campos de trigo. Compraron el piso que estaba encima de la bajera que alquilaron para montar en el que se convertiría en uno de los bares de culto de la noche burladesa. Por aquellos años en la antigua Era todavía se trillaba. Burlada creció muy deprisa y aquellos hijos e hijas de sus primeros moradores crecieron a ritmo de rock y heavy en el Erro con sus grupos fetiche Rolling Stones, Status Quo, AC&DC, Deep Purple o Ramoncín. El Erro era y es el bar para tomarte unas cañas con l@s amig@s y no salir en cinco horas. Certero. Y donde algunas descubrimos temazos como Stairway to Heaven de Led Zeppelin.

Pedro y José Antonio Erro Armendáriz echaban una mano a sus padres que montaron el negocio en una bajera de obra que alquilaron a los Azcárate. La clientela de más de 50 años se acuerda perfectamente de los calamares al orly con la masa que preparaba su madre María Jesús a base de agua, huevo y levadura, entre otros ingredientes, porque no había otros iguales. “Los calamares y las gambas a la plancha eran la especialidad de la casa, cuando la gente salía de misa había largas colas para tomar el vermú”, señala José Antonio.

Su padre Pedro pasó de trabajar de pastor a emplearse en la construcción hasta lanzarse como emprendedor. Junto a su mujer montó este negocio en el que llegaría a trabajar toda la familia, los cuatro hermanos y una hermana. “Había que echar una mano los fines de semana y los días de fiesta. Desde pequeño yo recuerdo que estudiaba Electricidad en Salesianos pero hacías mucha vida en el bar, comías allí y, a la tarde, estabas un rato con los amigos. A todos los hermanos nos ha tocado trabajar en el bar”. Félix trabajaba de camarero en el bar Ezkaba y de ahí pasó al Erro. También su hermana Avelina trabajó en la cocina del bar muchos años. Pedro Mari simultaneaba el trabajo de ebanista con el del bar y Antonio reforzaba a su hermano mayor para que librase los fines de semana. 

“Los edificios que construyeron frente al bar fueron ocupados por trabajadores de la antigua mina de Potasas. Fueron años duros de peleas sindicales y fuerte represión policial, había huelgas a diario y los grises cargaban... recuerdo muy bien aquel ambiente de clase trabajadora. Llegó mucha gente de Castellón de la Plana y de San Lúcar de Barrameda también a la construcción. Había viviendas donde vivían dos o otros matrimonios porque no podían pagar más. Esta calle era un erial, a finales de los sesenta solo se habían construido la zona situada junto a las huertas de Uli y Torres, el entorno de la iglesia, las casas del viejo cine y la zona de la calle San Blas”. 

 El Erro era el garito al que de noche entraban los heavies con melenas. De aquella época eran otros bares como la Amistad o el Osinalde. Hoy quedan el Unzu en la calle Mayor o el bar San Juan en San Francisco pero, a diferencia del Erro, han cambiado los dueños.

 Perico tiene 74 años y está jubilado a medias para seguir con el bar, que ha sido su pasión. Antonio tiene 64 años y le queda un año para jubilarse. “Vamos a traspasarlo para poder descansar, nos gustaría que lo llevara gente joven, con ganas, y que mantuviera el estilo del bar, el espíritu rockero”, admite Antonio.

“Hemos visto crecer a varias generaciones, de los 40 a los 60 años. Entre la buena música y la buena gente que tienes de clientela que es nuestra segunda familia no se puede llamar trabajo a este oficio. No hay pasata en el mundo para comprar a esta clientela nuestra”, aseveran con devoción a su gente.

Los recuerdos La música ha sido siempre una necesidad como decía Keith Richards. “Teníamos una sinfonola, con unos altavoces rústicos repartidos por todo el bar y había que echar dinero para escuchar el disco que tu querías”, recuerdan de aquellos años en los que los singles iban a 45 revoluciones. “Se ponía mucho Status Quo, Credence Clearwater Revival, Rolling Stone, Eric Clapton, Deep Purple, Slade, Redbone, Gary Gliter, Doors, Thin Lizzy, etcetera. Escuchábamos a grupos como los Mustang, Lone Estar, Cheyenes, Los Bravos, Los Relámpagos, Los Salvajes, grupos de aquí que además de hacer buena música adaptaban versiones en castellano de otros grupos como los Animals, Rolling Stones, etcétera”.

“Yo tendría algunos pocos más años que Rafa Duke o Juanjo Ojeta, hoy grandes guitarristas. Recuerdo su interés por la música; escuchaban canciones, se iban y regresaban... volvían a casa para coger la guitarra y reproducir las notas musicales”, recuerda Antonio. “También venía el musicazo más sencillo y humilde de todos, Diego Torres, y Diego Martínez, Txapy, que además me ayudó como camarero, y su hermano; grandes músicos!”, relata.

Por el Erro también pasó Juanito Morales y su banda, Migueltxin de Los Perlas Negras, Pedro de la peña San Juan con sus técnicos Eufrasio y Alex, Brigui Duke y ‘Pupila’ que “siempre en fiestas de Burlada salía con su trompeta para alegrarnos las noches”. “Tiempos de música de la Plaza Roja, El Txino, de Navarrería... luego vinieron los pubs, Lo que el viento se llevó (Paco y su primo), Conocerte es Amarte y, en Burlada, el Esperando a un amigo, y más tarde, el Black Roses con la grandísima Maika que no se de dónde saca tiempo para todo”, rememoran. 

 Agradecimientos En las banquetas del Erro se han conocido, también entre baladas, muchas parejas que, hoy, siguen unidas de lo cual “me alegro muchísimo porque el amor es el motor que mueve el mundo y hay muchas formas de querer. Yo creo que la mejor es aquella en la que apenas se ve el egoismo. Lo ideal, lo más heavy sería entregarse sin esperar nada a cambio..”, declara Antonio. “Cuando alguien me insinuaba qué es lo que hace una mujer que aparece sóla por el bar a las doce de la noche, que en realidad está esperando algo, yo le respondía: Efectivamente está buscando divertirse; no como tú que por mucho que lo busques no lo vas a encontrar nunca. ¿Y a que no te gustaría que yo pensase así también de tu amiga, de tu novia o de tus seres queridos?”.

Recuerdos de ‘Tensión’ y de sus teloneros, ‘Tequila’. “Eran de Burlada, con Solano a la batería, Raúl a la guitarra y Blanca...recuerdos de las noches del Arlequín con sus disc-jockeys, con Isidro, Nakane y Camino...”. O cómo olvidar “los vermús del hotel Burlada con Bauty sus conciertos... A Miguel Rubio con sus grupos traídos del más allá; las actuaciones en el Bagoa con Sonia, Iñako y ahora Alba... la peña Euskalherria con el Mayo Rock, los de la Aldabea presente todo el año... Y los conciertos de la sociedad Axular...”. Agradecimiento infinito también a “Iñaki Azanza -el ferretero- por la noche de los vinos y las velas, y el homenaje que rindió al “extraterrestre”... y todos los cables que nos echas... al grupo Kharmia (Jhon, Sergio, Txapy, Isaac, Ángel y el batería) a lo que todavía sigo debiendo dinero de los conciertos”. “No quiero olvidarme también de uno de los más grandes, Josetxo Ezpondoa, El Bitxo: gracias por dejarme ser tu amigo!”, remarca Antonio.

Gracias que extienden también a las personas que han pasado por la barra. “Todo tiene un tiempo y el nuestro creo que ya se acabó hace mucho tiempo. Muchas gracias a todos los camarerazos y camarerazas que he tenido, a Oscar Lasaosa y su bandaza de Villava porque, además de ayudarme en el trabajo, me han hecho pasar ratos más amenos, alegres y divertidos. A los hermanos Luis, Óskar y Gorka Lazkoz; a Mintxo y Iñako Les... Muchas gracias a todas y a todos por todo, nos seguiremos viendo en los conciertos y en los bares porque donde hay música hay mucha luz y también muchísima magia. Vivir sin música sería como caminar sin luz”. Luz, fuerza, ánimo y cariño que también quieren enviar todos los amigos y amigas del Erro a Anika. ‘She is a Rainbow. She shoots colors all around’ dirían los Rolling Stone.