Estella-Lizarra - Granja Legaria es una de las grandes empresas agropecuarias de Tierra Estella, que cuenta con 47 años de historia. Su gerente, Roberto Legaria, pertenece a la segunda generación de un negocio familiar que tiene su sede en la localidad de Legaria. Actualmente trabajan 21 personas en una explotación que alberga a 300.000 gallinas ponedoras de huevos que vende a nivel nacional y en Europa. Un negoció agropecuario que ha encontrado un sistema pionero para la transformación del estiércol de la gallinas en abono orgánico. “Utilizamos una tecnología japonesa para el compostaje de la gallinaza (excrementos de las aves) que minimiza las emisiones de gases de efecto invernadero y cuyo resultado es toda una alternativa a los abonos minerales que se utilizan en la agricultura y que agotan la tierra”.

Un proyecto pionero que actualmente están desarrollando junto con INTIA. Consiste en la transformación y revalorización del estiércol producido en la granja. Esta transformación es posible gracias a una tecnología nipona que reduce el proceso en el que el estiércol pasa a ser abono fertilizante en apenas 8 días frente a los aproximados 40, necesarios actualmente.

El sistema que se ha instalado en la propia granja evita el traslado del estiércol, que se produzcan lixiviados (productos químicos que rezuman del estiércol) así como los gases que son reconducidos y procesados. Para Legaria este sistema incrementa notablemente la sostenibilidad de la explotación ya que “cierra el ciclo completo de la producción” y reduce al mínimo el amoniaco, el CO2 y el óxido nitroso, que son “los más contaminantes”.

La inversión del proyecto que se está poniendo en marcha en las instalaciones de Legaria es de 1,5 millones de euros y de manera inmediata dará trabajo a dos personas, aunque a medio plazo esta cifra “se incrementará”. Actualmente tienen en marcha una compostadora “que nos ha permitido conocer la tecnología japonesa pero queremos instalar dos de mayor capacidad”, algo con lo que producirían 25.000 kilos de compost (en forma de pellets) al día y alcanzarían 7,5 millones de kilos al año.

El destino de este producto se exporta fuera: “De momento lo estamos llevando a Francia, algo que no tiene mucho sentido por los costes de transporte, pero la idea es que este fertilizante se quede en tierras navarras”. Destacó la capacidad de este abono para regenerar las tierras expuestas a los nitratos. “Necesitamos convencer a los agricultores para la utilización de este sistema de abonado que, una vez aplicado, dura varios años e impide el lavado que hacen las aguas subterráneas”.