El renacer de la Bombada tras la pandemia y los dos años de ausencia tuvo sus consecuencias. Primero porque a la cita organizada por el Ayuntamiento de Estella-Lizarra no acudieron los tradicionales gaiteros que conducían el pasacalles atronador que caracteriza los lunes de fiestas de la ciudad. Un contratiempo que, a pesar de las dudas iniciales, no hizo cambiar de parecer a los alrededor de 200 bombos y tambores que se presentaron a primera hora en la plaza de San Martín. Desde ahí partió la comitiva festiva en la que se alternaban mayores y niños a partes iguales. Tras la ausencia de Juan Andrés Alonso, uno de los gaiteros y animadores del La Bombada en los últimos años, tomaron el mando Fernando Muneta ataviado con un gorro japonés con cuernos y Ángel Calvo que mostró su extrañeza porque ningún gaitero se hubiera presentado al acto. Con todo Calvo y muchos otros tuvieron claro que tenían que salir “de una u otra manera la Bombada tenía que salir adelante aunque tengamos que gritar a pleno pulmón”.

Hubo clásicos de la fiesta de los bombos que no quisieron faltar.

También Andoni Barbarin animó a todo el mundo a que arrancara el acto “aunque solo sea por los más pequeños no podemos dejar de salir”. Y la Bombada partió por el Paseo de la Inmaculada hacia la Estación e hizo el recorrido habitual por las parte vieja “puede que lo acortemos un poco” aseguró Calvo.

Los disfraces tambien forman parte de La Bombada.

Entre el estruendo Eduardo Echávarri nos comentó que era la mejor manera de pasar una mañana divertida. Al igual pensaba Nuria Ganuza que iba acompañada de sus dos hijos Lucas y Iara Roca, además de los madrileños Mariano Albizu y su hijo Odei.

Grupos familiares y de amigos como Eneko Garriz, Ainara Olmo, Carlota Pérez, César Álvarez de Eulate y María Garín. Esta última se había desplazado desde Pamplona como los viene haciendo desde hace siete años “hay que reivindicar este acto festivo y creo que se debe valorar mucho más por todo lo que representa y por todas las personas que participan”. Algo en lo que coincidía Hugo Astiz que iba acompañado de sus hijos Izan y Marco, Cristina Garijo y Jon Pipaón. “A pesar de las dificultades no hay que perder las tradiciones y hay que apoyarlas para luego no echarlas en falta” aseguró este estellés ataviado para la ocasión con una gran peluca.