La primera función del amplio serial taurino de la ciudad resultó bastante aburrido por lo sucedido en el ruedo. Más alegría hubo en los tendidos por el reencuentro entre vecinos de localidad después de dos ferias en el banquillo del Covid. Todo enmarcado con la calidad de la música de los pupilos de Óscar de Esteban, los gaiteros y la txarangas. Olé por ellos,

La corrida de toros ya tuvo malos prolegómenos con la caída del cartel de dos de los toreros anunciados: El venezolano Rafael Orellana y José Cabrera. Dos partes médicos colgados junto a las taquillas explicaban que el domingo sufrieron sendas lesiones, en sendos festejos, en sendas plazas, en sendos festivales y en sendas localidades del sur español que, echando un vistazo a la Guía Michelín, no aparecen. A la papelera las previas curradas y al poder los mentideros de las redes. De urgencia, la cosa quedó entre un mano a mano entre Joselillo y Noé Gómez del Pilar. En general, sobre todo en Tafalla, donde ambos han triunfado y tienen buen predicamento, el grueso cambio cayó bien. Mas, terminado el festejo, uno casi se queda con la idea de que igual hubiera sido mejor ver caras nuevas y, si de ellas, surtían argumentos y alegría. Los prietodelacal aprobaron para los aficionados más toristas por su comportamiento en el primer tercio, donde destacó sobremanera el segundo, un Castañero negro zaíno que galopó, empujó y tuvo fijeza ante el picador de turno. Para el sector más general y que analiza más en conjunto, la corrida no sirvió y no tuvo la movilidad, entrega y fondo necesario para completar los tres tercios. Se salva en este análisis el tercero, segundo de los negros (los otros cuatro eran jaboneros), que atendía a Carasucia. Joselillo estuvo por debajo de sus nobles y boyantes embestidas. Hubo un momento que pucelano se puso de verdad al natural y cuajó una buena tanda. Parecía que la cosa iba hacia arriba, pero no.

Además, la posibilidad de una oreja se diluyó en el no redondeo de la manufactura y el mal uso de la espada (pinchazo y bajonazo, que no se merecía Carasucia). Así, no sumó buena nota el ganadero andaluz. Es cierto. Si la cosa va de nota, peores dígitos habría que poner en la cartilla a los toreros. Salvo en el primer toro, un bajito y guapete Malhechor, que rodó por el suelo en varias ocasiones su falta de fuerza, en todos los demás toros, que no tuvieron ninguna aviesa intención, los coletudos estuvieron por debajo de sus oponentes. No había ninguna guerra en plan Reta en Estella: y Joselillo y Gómez del Pilar parecía que sí lo estaban en una. Precauciones, falta de recursos y, sobre todo, de alegría y gracia. En algún caso se intuyó el destoreó. El 5º, Rompedor, el tío de la tarde, se entregó con embestidas francas, y Joselillo no logró estirarse ni una vez a la verónica. Y tampoco en la muleta. Las dudas del torero convirtieron la escena en un gazapeo del toro, cuando se atisbaban posibilidades. Al hilo de este Rompedor, y de algún otro toro, hay que apuntar que sus astifinas defensas hicieron volar hasta la altura de las ramas de los plataneros astillas de buen porte del maderamen de los burladeros.

En banderillas, bien, saludaron Otero, Cebadera, el luso Juan Paulo y Paco Tornay.

Los toros

Ganadería. 6 toros de Prieto de la Cal. Con diferentes hechuras en cuanto peso y romana; y bien armados por delante todos. Corrida en conjunto cumplidora en el primer tercio, pero sin fondo ni entrega en la muleta. Destacó en el caballo el 2º. El más completo fue el 3º, aplaudido en el arrastre. El primero, inválido.

Los toreros

Joselillo. (Azul marino y oro). En el 1º, media (silencio). En el 3º, pinchazo, estocada caída y dos descabellos (silencio). Y en el 5º, estocada corta (palmas).

Gómez del Pilar. (Verde y oro). En el 2º, pinchazo y estocada (silencio). En el 4º, pinchazo y estocada (saludos). Y en el 6º, pinchazo y estocada caída (silencio).

Las gradas

Presidencia. Bien a cargo de Jacinto Goñi, asesorado por Andrés Baztán y Alberto Asiáin.

Ambiente. Dos tercios de entrada en tarde veraniega.