la historia empieza con una huerta. En el centro hay un pozo. Y junto al pozo un vistoso abrevadero de una sola pieza. Estos dos elementos llamaron la atención de Piparrika, asociación que gestiona este espacio vecinal en el Rincón de las Pellejerías. Entre compost, tomates y pimientos, se pusieron a investigar el origen de esas piedras.

“Nos despertaron inquietud la pileta y la amplitud del pozo, con 2,20 metros de boca, el brocal en tallas de piedra...”, explica Víctor Izco. En su periplo por bibliotecas y archivos llegaron a Arazuri y Alegría Suescun. “En el siglo XIV existían en el barrio de Las Pellejerías pozos vecinales con una asignación trimestral para limpieza, vigilancia y cierre nocturno... Tenían importancia en la vida cotidiana de 1370, año del que salió la información de Arazuri. ¿Y por qué no van a ser estos pozos?”, se pregunta.

Piparrika transmitió la información al departamento de Cultura del Ayuntamiento, que “se interesó y nos apoyó”. De la curiosidad inicial y posterior interés institucional han surgido un buen puñado de actividades en torno a la arquitectura: talleres para adultos y un espacio simulado para que excaven los niños, charlas y visitas guiadas por el burgo de San Cernin o el almacén de Arqueología del Museo de Navarra. “Se ha generado un movimiento bonito, con respuesta y buena acogida. Y esta apertura del Ayuntamiento y sus departamentos es muy interesante”, finaliza Víctor.

la arqueología

Talleres abiertos

Excavación “al uso”

Casualidades de la vida, al mismo tiempo se produjo el derribo de Muebles Apesteguía (nave que dividía la plaza de Santa Ana y el Rincón de Pellejerías) generando un único espacio y despertando más curiosidad todavía: en el solar se ubica un sótano medieval imponente y peculiar del que poco se sabe. De nuevo, tocaba investigar. “Era bonito hacer una excavación al uso con voluntarios. Solemos hacerlo en pueblos con bastante éxito. La pena era no hacerlo en Pamplona”, concreta el arqueólogo del Gabinete Trama Carlos Zuza, acompañado por su socio Nicolás Zuazúa. “Se juntaron muchos elementos a favor. Se quedaba esta zona abierta de obras en mitad de la plaza. Y hemos aprovechado el impasse para la excavación”.

El trabajo ha dado frutos. Bajo un “primer estrato muy finito con materiales modernos, de acumulación de los últimos años”, han aparecido “materiales medievales del siglo XIII-XIV. Unos estratos muy potentes de esas épocas. Hemos tenido suerte por ver mucha tipología de materiales, desde las modas que llevaban las cerámicas hasta las distintas tecnologías de cocciones de pasta, barnices, etc...”. No ha salido todavía es “ninguna moneda, algo bastante habitual y que da juego. Una lástima”.

Divididos en dos tandas, han participado voluntarios de toda edad y condición. “El primer día quitamos hierbas y matas, y a partir de ahí para abajo. Mientras tanto les contamos lo básico de la metodología, cómo hacemos lo que hacemos y por qué. Y luego, que pregunten. Se trata sobre todo de pasar un buen rato”, dice.

Por ejemplo, Loli León, de 63 años -que también reclutó a su amiga Pili- se apuntó “porque es la primera vez que veo algo original. Ya estoy cansada de pilates, esto y lo otro. Siempre lo mismo. Me parece una idea muy buena que se pueda ver qué se saca del casco viejo, que conozcamos un poco más nuestra ciudad”. Se confiesa entusiasmada: “Salen huesos y trozos de cerámica, algunos bastante grandes. Vas sacándolos con la paleta y te hace una ilusión loca. Es así”. Y si vuelve a surgir la oportunidad, “repetiré seguro”, dice.

el sótano medieval

Edificio “que se nos escapa”

Un lugar ‘noble’

Respecto al sótano, explica Carlos Zuza que “Pamplona Centro Histórico nos avisó cuando iban a demoler todo esto por si había algún vestigio más antiguo y para ver esta sala en concreto. Su arquitectura medieval, con esos arcos y fajones, recuerda mucho al dormitorio bajo de la Catedral de Pamplona. Los palacios y casas nobles normalmente están muy documentadas, pero en las publicaciones del entorno de Pellejerías, Jarauta y Santa Ana, no aparece por ningún sitio. Es algún tipo de edificio que de momento se nos escapa”, dice. “El urbanismo aquí eran casas bajitas, y los patios zonas de huertas. Y el edificio invade un terreno comunal. Probablemente no sea algo privado”.

A base de escarbar en la fachada exterior, a pie de edificio, tienen pistas. “Los cimientos que excavaron para meter el muro cortan el estrato que estamos excavando nosotros, con materiales de los siglos XIII y XIV. Ya sabemos por lo menos que es medieval bastante tardío. Del XIV, XV... por ahí”.

el ayuntamiento

Facilitador de procesos

Un trabajo “hecho”

Dice el edil responsable de Urbanismo, Joxe Abaurrea, que el Ayuntamiento “es facilitador. El protagonismo, el trabajo, las ideas y la ilusión son del propio barrio. Y es un espacio magnífico para generar este tipo de actividad social”. También reconoce que vecinos y Consistorio manejan lenguajes distintos. “Es un aprendizaje a dos bandas. Al nivel ciudadano hay que aprender que la administración tiene sus procedimientos, normativa, ritmos, etc... Y la administración tiene que ser permeable, porque en estas iniciativas prácticamente le hacen el trabajo”.

Cuando finalicen las obras para habilitar este estupendo espacio interior en el corazón del Casco Viejo, entre las calles Eslava, Mayor y Jarauta, quedarán por definir sus usos. “Nos comentaron que el barrio quiere dimensionar este lugar como una plaza comunitaria. Y nosotros encantados. Hay que permitir que el protagonismo sea suyo, que sea la gente la que entienda el espacio y lo acomode a sus necesidades”.