pamplona - El 12 de marzo de 1979 las pamplonesas Marimar Echeverría y Araceli Gonzalo comenzaron a trabajar en el, por entonces, Manicomio de Pamplona. Cuarenta años después, y habiendo vivido todas las fases de cambio de este centro, ambas van a comenzar su etapa como jubiladas.

Araceli Gonzalo y Marimar Echeverría fueron sorprendidas ayer por sus compañeras y compañeros de trabajo en un sentido homenaje en agradecimiento por todos sus años de labor y esfuerzo. “Hoy tengo 59 años, mañana ya tendré 60”, expresó ayer Araceli Gonzalo. Marimar Echeverría, en cambio, alcanzará esa cifra en enero. Estas auxiliares de Enfermería han estado esperando al momento de su sesenta cumpleaños para poder dejar atrás la vida laboral y comenzar a disfrutar de los frutos del esfuerzo.

“Hemos trabajado con muchísimo cariño con esta gran familia que dejamos aquí. Lo que más nos llena de satisfacción es haber dado tantos años por nuestros pacientes”, comentó Araceli Gonzalo.

Las dos auxiliares han dedicado sus años de trabajo al cuidado de pacientes mentales y desde el momento en el que el Centro San Francisco Javier pasó a ser un psicogeriátrico, ellas han estado trabajando en la unidad para enfermos mentales mayores de 65 años. “Es una unidad residencial y en ella están los pacientes que prácticamente llevan ahí toda su vida. Los hay que están desde que empezamos nosotras”, expuso Marimar Echeverría.

El paso de los años y el estrecho vínculo creado ha hecho que estos pacientes lleguen a convertirse en una familia para ellas. “Es una unidad familiar, como de aquí no pueden salir al final acabas convirtiéndote en su familia. Se crea un vínculo diferente que en otras unidades de enfermos mentales y esta es su casa y nosotros su familia”, comentó Gonzalo acerca de todas aquellas personas que va a dejar atrás en esta nueva etapa de su vida, aunque admite que “volveremos muchas veces para hacerles una visita”.

Ambas comenzaron juntas esta andadura profesional, pero en un principio esta no era su vocación. “En aquella época es lo que nos ofrecieron, tampoco era un trabajo que fuéramos buscando pero se nos presentó. Con el paso del tiempo ha llegado a convertirse en nuestra vocación, llevamos cuarenta años con sus siete horas diarias”, declaró Echeverría.

la evolución Con el paso de los años el punto de vista que la sociedad tenía sobre las enfermedades mentales fue variando, y de esta forma los recursos de la sanidad mental también lo hicieron. Esto se reflejó en el cambio que padeció el antiguo manicomio, que pasó a ser un psiquiátrico y finalmente un centro psicogeriátrico.

“El centro ha cambiado mucho y sobre todo lo ha hecho en cuanto a la atención a los pacientes, ahora hay más facilidades en el trabajo como por ejemplo el uso de las grúas”, señaló Marimar Echeverría. Según ella cuando entraron a trabajar había “muchísima” más carga de trabajo, tanto para los pacientes como para los trabajadores.

nuevo comienzo A partir de hoy, al menos para Araceli Gonzalo -ya que Marimar Echeverría tendrá que esperar unos meses más-, comienza una nueva etapa de la vida para estas protagonistas. “Ahora vamos a vivir y a disfrutar, tampoco digo que antes no pudiéramos hacerlo, pero ahora es diferente. Nos podremos olvidar de los despertadores”, matizó Araceli Gonzalo. Para Marimar Echeverría comenzar la jubilación va a suponer disfrutar de su vida y todo lo que le rodea: “Ahora disfrutaremos de la familia y de los amigos y podremos tener más tiempo para nuestro ocio sin estar pendientes del reloj”.

Echando la vista atrás las auxiliares se dan cuenta de todo lo que van a dejar en el camino, aunque aún no se han hecho a la idea. “Yo todavía no me lo creo y eso que es mi último día”, apuntó ayer Araceli Gonzalo mientras observaba la puerta del pabellón Xavier, donde ha trabajado junto con Marimar Echeverría en estos últimos años laborales.

“Cuando llega el momento te das cuenta de todo lo que dejas aquí y es una mezcla de emociones, estamos contentas por irnos pero nos da pena”, finalizó Marimar Echeverría.