pamplona - El ingeniero industrial Miguel Araiz Vega, originario de Estella-Lizarra, es investigador del Instituto de Smart Cities (ISC) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y el pasado mes de agosto presentó su diseño de un generador termoeléctrico que aprovecha el calor residual de una chimenea industrial. Con ello se pretende generar un total de 363 megavatios-hora de electricidad al año, equivalente al consumo eléctrico anual de 111 hogares españoles. Esta instalación produciría dicha energía con un coste de 14,6 céntimos de euro el kilovatio.

“Es un dispositivo que permite producir electricidad a partir del calor. Se puede utilizar para aprovechar energía térmica que habitualmente se desperdicia, como el calor que tienen los humos que se liberan a la atmósfera a través de las chimeneas de las calderas o de muchas industrias”, comentó Miguel Araiz.

Este desarrollo tecnológico es fruto de su tesis doctoral, la cual defendió en la UPNA y que fue dirigida por los investigadores del ISC David Astrain Ulibarrena y Álvaro Martínez Echeverri. La investigación, calificada con sobresaliente cum laude, obtuvo la financiación del Gobierno central para proyectos de I+D+I en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Tecnológica y de Innovación.

“La situación energética actual y todos los problemas medioambientales, políticos y económicos asociados a ella hacen cada vez más necesaria una optimización de los sistemas de generación eléctrica y una incorporación de medidas de ahorro energético”, afirmó Miguel Araiz.

En su tesis doctoral, que duró aproximadamente tres años, Miguel Araiz estudió el aprovechamiento de energía residual a través de generadores termoeléctricos. “Estos generadores están formados por módulos termoeléctricos, los encargados de convertir el calor en electricidad, e intercambiadores de calor, que favorecen esta transformación. Precisamente, en esta investigación, hemos diseñado unos disipadores de calor que mejoran considerablemente los resultados que se habían obtenido hasta ahora”, indicó.

el sistema Tal y como explicó Araiz, estos sistemas termoeléctricos “son muy sencillos, basta con colocarlos entre un foco de calor y un foco frío para crear una diferencia de temperatura y empezar a generar electricidad. Cuanto mayor sea esta diferencia de temperaturas, mayor será la potencia eléctrica generada y su mantenimiento es casi nulo”.

Tras los procesos de investigación, Araiz realizó un estudio de implantación de esta tecnología en una industria real. Así, analizó el proceso productivo de una empresa donde existen varios focos de calor que no se estaban aprovechando. “Se diseñó un generador termoeléctrico para ser colocado en la superficie exterior de una chimenea de treinta metros de altura en la que se disipaban gases calientes a 250 °C de temperatura. El sistema propuesto incluye intercambiadores de calor a ambos lados de los módulos termoeléctricos. En concreto, cuenta con un termosifón bifásico, en la parte fría, y disipadores de aletas, en la parte caliente. De esta forma, el generador termoeléctrico desarrollado es completamente pasivo y toda la potencia eléctrica generada podría ser aprovechada por la empresa. Además, instalarlo costaría diez euros el vatio”.