pamplona - El área de Seguridad Ciudadana ha decidido prescindir del servicio de mediación comunitaria que la Policía Municipal de Pamplona puso en marcha en la legislatura pasada para resolver conflictos o diferencias vecinales, la mayoría relacionadas con problemas de convivencia, sin tener que recurrir a la vía judicial.

El servicio de mediación estaba siendo prestado por los agentes de la Policía Comunitaria y un equipo de profesionales que aportaban la asistencia técnica a los procesos abiertos. En 2019 se atendieron 16 casos, en 2018 fueron 11 y en 2017 se realizaron 10 mediaciones, 6 de las cuales concluyeron con acuerdo. En total, un centenar de personas han pasado por este servicio desde que ha estado en funcionamiento.

Con la mediación, la Policía Municipal ponía a disposición de los ciudadanos una herramienta para solventar problemas vecinales de escasa relevancia, pero potencialmente capaces de originar conflictos de mayor envergadura si no se les pone remedio.

Desavenencias sobre los ruidos, las molestias entre vecinos, la presencia de animales en las viviendas o la limpieza de los pisos y portales han sido los casos más habituales que fueron llegando al servicio de mediación a través de los agentes de la Policía Comunitaria. Era un servicio voluntario y gratuito, que ofrecía asesoría y acompañamiento técnico para lograr el acuerdo entre las dos partes implicadas siempre y cuando tuvieran interés en solventar sus diferencias por cauces dialogados.

Previamente, se habían comprometido a buscar una solución pactada y habían mantenido una reunión por separado con los responsables de la asesoría encargada de la mediación. Dichos encuentros individuales tenían carácter informativo, se celebraban en dependencias habilitadas al efecto en la sede de la Policía Municipal y generalmente tenían una hora de duración.

En una segunda fase, las dos partes enfrentadas eran convocadas a una reunión con personal de la asesoría, generalmente dos mediadoras, en la que se trataba de llegar a algún tipo de acuerdo consensuado. El proceso podía repetirse las veces que fuera necesario, siempre con el consentimiento de las partes, que en cualquier momento podían darlo por concluido.

El servicio de mediación nació como una continuidad del modelo policial que puso en marcha el cuatripartito, basado en los conceptos de la proximidad y la prevención, donde la Policía Comunitaria se situaba como el eslabón más cercano al ciudadano con presencia diaria de los agentes del grupo en los barrios asignados, bien de uniforme o de paisano.

problemas resolubles Esta cercanía y conocimiento mutuo entre el vecindario y los agentes municipales ha permitido tener conocimiento de multitud de pequeños conflictos vecinales, algunos de los cuales no era posible abordar, pero otros sí podían tener una solución con el tratamiento adecuado y la voluntad de los implicados de hacerlo por esta vía de resolución de conflictos.

La evaluación de cada caso en concreto correspondía a los agentes de la Policía Comunitaria, que trasladaban el equipo de mediación la labor de desarrollar el proceso posterior con las personas interesadas en hacer uso del servicio. Así por ejemplo, en uno de los casos más habituales, como son las denuncias entre vecinos por el ruido de niños pequeños, el servicio de mediación escucharía a las dos partes y propondría pactar por escrito horarios de juego para los menores, lugares de la casa y otros extremos para aminorar el ruido y limitar las molestias. De la misma manera, el servicio de mediación podría establecer normas de convivencia entre vecinos por temas relacionados con ruidos y música que, aunque no alcancen el nivel de decibelios que marca la ordenanza, pueden causar molestias.

solución

contrato en vez de denuncia

Obligación. Los casos más frecuentes y que podían encontrar en la mediación la solución más ágil son los relacionados con problemas de convivencia y ruidos. En aquellos casos en que no invaden la vía penal, lo que obliga a la interposición denuncia en el juzgado, Policía Municipal trataba de mediar entre las partes con el objetivo de resolver el conflicto. A partir de ahí se ofrecía asesoría y acompañamiento técnico para lograr el acuerdo, que se recogía por escrito en un documento que obligaba a las dos partes. En caso de incumplimiento del “contrato” firmado, cualquiera de las partes podía llevar el procedimiento a los tribunales. En uno de los casos habituales, como son las denuncias entre vecinos por el ruido de niños, el servicio escucharía a las dos partes y propondría pactar por escrito horarios de juego para los menores, lugares de la casa y otros extremos para aminorar el ruido y limitar molestias.