o no me muevo de casa, pero es ella la que se va a ir de sí misma, porque tiene que estar agobiadísima de mí". La casa de Mikel Urmeneta es la que peor está llevando el confinamiento, porque él podría estar encerrado tres o cuatro meses más como si nada.

El ático familiar del paseo de Sarasate, otrora una vivienda señorial en las alturas de la ciudad, parece más, un mes después del encierro, un vagón de metro de Nueva York que otra cosa. Graffitis en las paredes, mensajes y hasta una novia virtual pintada con spray son ahora los cuadros que le acompañan en este viaje interior a su mundo creativo. Porque aunque la barba ya se le ha apoderado, en esta vida de ermitaño la inspiración le visita a menudo y, en el encierro, le bullen las ideas como en una olla a presión. Y él, encantado.

"Como estoy recibiendo muchos encargos creativos que tienen que ver con pintar o dibujar, con un rotulador y un spray en la mano y sabiendo que esta casa hay que rehabilitarla, no me corto en pintar absolutamente todo. Y está hecha trizas". Aunque ahora vive a caballo entre Madrid y su Iruña natal, a Urmeneta el confinamiento le ha tocado en Pamplona, en un casoplón grande y con terraza: "Era la casa de mi familia, pero hoy es un pequeño basurero, donde todos los hermanos dejamos los trastos. Dentro de ese mogollón de cosas, vivo yo solo, fotografiando, haciendo vídeos, pintando.Y como la casa está llena de trastos, en las horas muertas descubro cosas nuevas".

Encerrado con sus monstruos, el creador, alma mater ahora de Katuki Saguyaki, está multiplicando proyectos, que coordina su hermana Ángela. Según cuenta, "mentalmente, el encierro lo llevo bien. Aunque no lo parezca, porque me encanta salir y juerguear, soy un tío solitario y me lo paso muy bien conmigo mismo", aunque "que sea un aislamiento forzado es lo que más te chirría en la cabeza, porque te sientes carente de libertad. Pero si lo hubiese elegido yo, puedo estar tres meses o cuatro sin ver a nadie y haciendo encuentros, como creo que hace todo el mundo, tanto sexuales como alcohólicos, vía on line, bebiendo vino delante del ordenador. Hasta me está viniendo bien el encierro para organizar proyectos".

El primero de ellos, la plataforma creativa Monkeys Tribe, que ahora adelanta su salida al mercado aunque con fines solidarios (ventas en www.monkeystribe.com). En Monkeys Tribe, Urmeneta es el coordinador artístico, pero la plataforma nació de la mano de Mirka Zabalza y su empresa textil y de servicios Ziraketan: "Teníamos la plataforma digital diseñada de lo que pretende ser una tienda de tiendas de autor, donde la logística y la publicidad, así como el proceso de estampación de las camisetas, la lleva Monkeys Tribe. El artista realmente no invierte nada, recibe un tanto por ciento de cada camiseta que vende y lo demás lo hace la tienda".

Pero explotó el coronavirus y esta especie de cosmos de artistas underground tenía que salir ya con fines solidarios: "Vimos que podíamos hacerlo, yo desde casa dibujado, pero también pidiendo a autores su colaboración para que donen sus obras". Los beneficios de cada venta, "unos 7 euros de cada camiseta, se destinan a la lucha contra el COVID-19". Así lo entendió Urmeneta, que en plena pandemia desarrolló la primera tienda de Monkeys Tribe, Kedatenkasa, y así lo han entendido también otros colegas artistas como Mariscal, Buenafuente, Carbonell, Belatz, Javier Balda, Fernando Pagola, Carlos Irijalba... y un largo etcétera, hasta el chef Iñaki Andradas. "En este caso, la temática de las obras es el confinamiento para que las familias se vean reflejadas en los dibujos". Y todo ello tratado con sentido del humor, porque "en este rollo tan rarísimo, el humor y el optimismo es lo que intentamos irradiar".

Entre las obras llevadas a camiseta, no podía faltar la temática sanferminera de Katuki Saguyaki, el toro azul ahora con mascarilla Res-istiré, la comparsa y el santo protegidos del virus y un encierro en pleno encierro. "San Fermín está ahí, y desde Katuki Saguyaki queríamos que la gente encerrada no se quedara con el bajón de que no se van a celebrar", explica Urmeneta. "Con mascarillas o sin ellas, San Fermín está en nuestros leucocitos, y lo celebraremos de la manera que sea", opina.

De su amistad con el chef José Andrés, ha nacido también estos días la colaboración de Urmeneta para el proyecto World Central Kitchen, cuyo objetivo es ayudar, a través de la comida, en la emergencia sanitaria del coronavirus. "En este momento, el chef José Andrés es un icono mundial de la solidaridad", dice, ya que tras cerrar sus restaurantes por la pandemia, se dedica a dar de comer a miles de personas por todo el mundo. "Somos amigos, y por eso he querido colaborar con él diseñando la señalética de los locales de su fundación", paneles donde se explican las condiciones sanitarias a seguir estos días para el manejo de la comida. Junto a ello ha creado al personaje Masky! un tipo con mascarilla, que ya luce en las camisetas de los miles de voluntarios de WCK y que tiene visos de llegar incluso a los vídeojuegos.

Muy en esta línea, Urmeneta ha colaborado en el proyecto solidario del Grupo Sagardi en Barcelona. "Han tenido que cerrar sus 35 restaurantes, y han llevado a cabo un proyecto de comidas (unas 2.000 diarias) orientado a llevar un plato caliente de comida rica a los abuelos de Cataluña". El logo, muy made in Urmeneta: una dentadura postiza sonriente después de comer.

Y solidarias también van a ser en los próximos días las salchichas de su proyecto agroalimentario Sanferfood, que pusieron a andar él e Iñaki Andradas hace dos años y al que ahora su ha subido como asesor Juan Luis Arsuaga: "Cerramos la tienda de Estafeta, pero para el verano vamos a lanzar a los supermercados nuestra tribu de salchichas, las Happy Dogs". Estos días, habrá promociones gratis y con mensajes optimistas.

En su bullir creativo, Urmeneta ultima también una serie de animación y un proyecto documental con Jon Sistiaga. Y todo esto sin salir de casa.

"En este rollo tan rarísimo el humor y el optimismo es lo que tenemos que irradiar "

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