A Nerea Díaz le encanta la música y bailar. También domina a la perfección la cuerda, el aro, la pelota, las mazas y la cinta. El pasado 21 de noviembre lo demostró con creces: consiguió un histórico cuarto puesto en el Campeonato de España de Gimnasia Rítmica Adaptada celebrado en Elche y se convirtió en la primera gimnasta navarra con discapacidad intelectual en competir en un campeonato nacional. Además, tan solo llevaba 18 meses entrenando esta disciplina deportiva.

Nerea tiene 16 años y Síndrome de Down, un trastorno genético que se origina cuando la división celular produce una copia adicional del cromosoma 21. Forma parte de Otra Mirada, la sección de gimnasia rítmica adaptada de Larraina para chicos y chicas con discapacidades intelectuales. La iniciativa, dirigida por la entrenadora Sandra Pérez, se fundó en abril de 2019 con el objetivo de fomentar la igualdad, el respeto y “alcanzar la normalización a todos los niveles, ya que todos los deportes son susceptibles de integrar a todas las personas sin distinción”. Otra Mirada se presentó a lo grande, con un ejercicio de exhibición en el Navarra Arena durante el Campeonato de España de Gimnasia Rítmica en noviembre de 2019.

La cita de Elche se tenía que haber celebrado el 21 de marzo, pero llegó la pandemia y se suspendió sine die. El aplazamiento no frenó a Nerea, que durante el confinamiento estuvo entrenando día sí y día también junto con su hermana mayor Leire, también gimnasta y con una medalla de bronce colgada al cuello: “Se subían al ático y hacían estiramientos y ejercicios con la pelota”, recuerda Javier Díaz, padre de Nerea y Leire.

Debido a la covid-19, los entrenamientos en Larraina no se reanudaron hasta finales de septiembre. Por esas mismas fechas se comunicó que el Campeonato de España de Gimnasia Rítmica Adaptada se celebraba finalmente el fin de semana del 21 y el 22 de noviembre. Tras el anuncio, la entrenadora escogió a Nerea para la cita y la preparó específicamente.

el gran día Y al fin llegó el gran día. Nerea y su familia salieron del hotel “con muchos nervios” y se dirigieron al polideportivo. Sin embargo, la familia se tuvo que quedar en el exterior: “La organización retransmitía los ejercicios por streaming y los padres estábamos afuera del polideportivo con unas tabletas. Pero estaba tan nervioso que me subí a una pared, encontré una grietica y así pude ver la actuación de mi hija”, relata el padre emocionado.

Durante el ejercicio, Nerea no cometió ningún error salvo una caída de pelota: “Entró a la pista muy concentrada. Tuvo una caída de la pelota, pero lo solventó rápidamente y se unió a la música otra vez como si nada hubiera pasado y con su sonrisa en la cara”, recuerda Sandra. La capacidad para rehacerse tuvo premio: un más que meritorio cuarto puesto. “Me pegué una llorera increíble. Solté toda la tensión acumulada porque te juegas todo en un minuto y medio”, señala Nerea. “Buah, fue increíble. Me emocioné muchísimo. Mi hija demostró que son capaces de todo. Con más esfuerzo y dificultades, entrenan el triple, pero lo que se proponen lo sacan. Son mucho más disciplinados que nosotros”, comenta Javier.

camino por recorrer Nerea forma parte de la Asociación navarra en favor de las personas con discapacidad intelectual o con trastornos del desarrollo y sus familias (ANFAS), la Asociación Síndrome de Down de Navarra y D-Espacio, espacio para la diversidad. Estas organizaciones planifican actividades sobre todo de ocio. “El sábado fueron al cine. Otras veces van a la bolera o al teatro con voluntarios. Nos viene genial contar con este apoyo”, explica Javier.

Gracias al trabajo de estas asociaciones la sociedad está más concienciada y es más respetuosa con las personas con discapacidad intelectual. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer: “A veces la gente se te queda mirando. Me ha pasado hasta en grandes ciudades como en Barcelona. Pero también hay mucha gente que se te para a hablar con dulzura”, asegura Nerea. “Al principio, cuando te lo dicen, se te cae el mundo encima porque no nos han preparado del todo, pero no la cambio por nada del mundo. Es una gozada de hija y cada día aprendo cosas de ella”, confiesa Javier.

“Solté toda la tensión acumulada y me pegué una llorera increíble. Te juegas todo en un minuto y medio”

Cuarta en el Campeonato de España de Gimnasia Rítmica Adaptada