El restaurante Stik Bol, situado en la calle Iturralde y Suit, fue uno de los bares de Pamplona que no levantó la persiana al terminar el Estado de Alarma y un año después reabre más ilusión que nunca. "Nosotros cerramos el bar el 14 de marzo y en mayo tomamos la decisión de no volver a abrir.

Cobramos esos tres meses de autónomos y, en mi caso, preferí ponerme a trabajar en otra cosa", explica Tedi Zubieta, encargado del establecimiento. "Me llamaron mis antiguos compañeros y no lo dudé", exclama. La persiana del local se levantó el pasado 8 de marzo "llenos de ilusión y entusiasmo". "La apertura ha sido un poco acelerada", afirma Tedi.

La gerencia ha cambiado, una empresa china que lleva varios establecimientos tanto en el Ensanche como en el Casco Viejo de Pamplona, quiso contar con ellos para reabrir el negocio y mantener la esencia del restaurante. "Ya son casi 30 años y tres generaciones que han pasado por este local", señala Tedi. "A algunos los he visto nacer y ahora vienen con sus hijos a tomar un pintxo". "Hay gente que se ha criado en este bar", destaca Tedi.

"Una de las cosas más gratificantes que me está dando abrir el Stik Bol de nuevo es ver tres generaciones juntas en la misma mesa. Ver a una abuela con su hija y los nietos, es lo más bonito que te puedes encontrar", expresa Tedi. "Ahora mismo doy fritos de jamón y queso a chavales y chavalas, que en su día se lo di a sus padres y madres, eso emociona", explica.

Dar vida al ensanche

Dar vida al ensanche

"Hace unos diez o doce años, antes de la crisis económica, se había conseguido en este barrio sacar a la gente del centro y traerla aquí a echar los potes, las cenas, los vinos con un buen pintxo, incluso tomarte un cubatica por la noche", recuerda Tedi Zubieta.

En esta zona del Ensanche son varios los bares que siguen llenando de vermús y comidas al barrio, "a ver si entre todos conseguimos reavivar el barrio de nuevo y que la gente se anime a venir a nuestros establecimientos", aunque ahora "la cosa es diferente y todos tenemos que poner de nuestra parte".

"Antes de la pandemia esto se llenaba cada fin de semana y las mesas estaban repletas de cazuelicas, bocadillos, pero es bastante más complicado", lamenta Tedi. "Esperamos, y queremos, que de cara al verano, si todo va mejor, podamos los hosteleros empezar a trabajar más tranquilos", dseclara. La incertidumbre por el cierre es algo que persigue a negocios como el Stik Bol. "Aunque para nosotros sea perjudicial, no me parecen mal las medidas que se van a tomar de cara a Semana Santa", declara.

Reservas y pintxos

"De momento no estamos teniendo problemas con las reservas", señala Tedi, "aunque el primer fin de semana ya hemos tenido unas cuantas". Con esta reapertura tan inmediata y "casi sin avisar", "poca gente sabía que íbamos a volver a la barra". La carta del restaurante no ha variado mucho, "algún platico hemos quitado, pero nuestros clásicos siguen".

"Las cazuelicas, bocadillos y tostadas siguen y seguirán. En especial con nuestra famosa brocheta de queso", enumera Tedi. Durante el fin de semana si que reducen la carta un poco. "Al final procuras no hacer mucha cantidad porque seguimos con la incertidumbre de qué pasará mañana", expresa.

En lo referente al horario de tarde, Tedi lo califica de "penoso". A las 21.00 horas era su momento fuerte, cuando más trabajo tenían. Las limitaciones del toque de queda y cierre de la hostelería supone "un inconveniente" para este negocio que vuelve a despegar. "La gente poco a poco se va acostumbrando, igual de esta forma cambiamos la tendencia y meternos un poco en el estilo europeo de salir mucho antes y volver a casa pronto", observa.

La ventaja con la que juegan es que cuentan con 180 metros útiles de local. "Nos da un margen para 50-70 personas y la distancia de las mesas la podemos garantizar". "Nos sentimos afortunados, este espacio nos permite dar vermús, comidas y trabajar de una manera menos agobiante que en otros locales". En lo referente a las medidas anti covid, además de las distancias de seguridad entre mesas, "estamos con la extracción del aire puesta todo el día", destaca.

De vez en cuando dejan la puerta del local abierta para airear. "Mucha gente se queja del frío, pero es lo que nos toca. Si los niños aguantan en clase con las ventanas abiertas, nosotros también podemos aguantar". En la cocina también cuentan con la extracción "un poco abierta para que pueda correr el aire sin problema".

En el Stik Bol cinco personas están al frente del local. Tedi cuenta en su equipo con su compañero Javier Marsellá, al frente de la cocina Begoña Villafranca con la ayuda de Borja Barandiarán en la cocina, y Marina Cebriáin de camarera de refuerzo durante los fines de semana. "Aunque para estos días la empresa nos pone gente de refuerzo para ponernos al día y poder estar al 100% en la reapertura", afirma.

Al cambiar de gerencia y tras un año cerrado, el Stik Bol recibió un lavado de cara. "Pintamos las paredes, cambiamos las placas del techo, una limpieza fuerte al suelo. Vamos, lo que es un lavado de cara al bar", explica Tedi. "En el almacén también estamos moviendo cosas y ordenando para ganar más espacio", comenta.

30 años de historia

30 años de historia

Entre 1986 y 1991 este bar era la sede del club deportivo San Antonio. Para evitar su desaparición, Tedi Zubieta y sus dos amigos Txetxo Gradín y Javier Marsellá tomaron las riendas del negocio. "En 2001, tras 10 años, reformamos el bar y le cambiamos el nombre a Stik Bol", cuenta orgulloso Tedi. "Hemos estado aquí toda la vida y volver con los mismos compañeros esencia es un regalazo", cuenta emocionado.

"Para nosotros este negocio es un hijo. Lo hemos visto nacer, hemos crecido con este bar y ahora vamos disfrutarlo todo lo que se pueda", expresa. "Claro que tenemos miedo, como todos los hosteleros de que nos vuelvan a cerrar, que suban los casos, reducciones de aforo... Da miedo, pero hay que tirar adelante y trabajar fuerte este tiempo que nos queda", destaca. El verano esta a la vuelta de la esquina, dice Tedi, "pero tenemos que pasar ese obstáculo que serán las vacaciones de Semana Santa, portarnos un poco mejor que hace unos meses para que podamos disfrutarlo todas y todos". "Al final la gente está con ganas de buenas noticias y solo queda aguantar un poquito más".