Cerca de las chimeneas, la mayoría ya apagadas, de aquellas fábricas que humeaban junto al barrio y, a tiro de piedra del silo de cereal que aún domina el horizonte, en Etxabakoitz fluye la vida, la vida vecinal y comunitaria para más señas. Y un ejemplo es Herri Parkea, el que se ha convertido con los años en el cuarto de estar del Grupo Urdánoz.

Cualquiera que se acerque allí podrá disfrutar con el resultado del trabajo en auzolan. Porque todo está hecho a mano, y con materiales reciclados en la mayoría de los casos. Por eso rebosa vida, porque cada elemento tiene algo de los niños que lo han pintado, del artista que dibujó las piedras y de las virtuosas manos de las tejedoras que han vestido los árboles con trajes de lana de colores. Y hay butacas de palés que lucen corona como si fueran el trono de una reina, canastas para jugar en equipo y un saco de boxeo para soltar los malos humos, triciclos y bicis para quién los coja y barbacoas esperando el humo de un asado.

"Herri Parkea comenzó a gestarse en los años 80 gracias a que un grupo de vecinos y vecinas adecentaron la zona, recuperaron el espacio y plantaron los árboles que hoy en día lo habitan", y durante años ellos mismos se han "encargado de mantenerlo", recuerda Iñigo Iriarte, de Etxabakoitz Bizirik, miembro del grupo motor, unas 6-8 personas de diferentes colectivos que hoy en día mantienen aquel espíritu. Así, recuerda que hace 10 años "se volvió a crear un potente auzolan para revitalizarlo" y no fue hasta la legislatura del cambio cuando recibieron ayuda municipal. "A través del proyecto Ibaiertzean se pudo avanzar en su desarrollo. Entonces, el vecindario esperaba que desde el Ayuntamiento se asumiera el mantenimiento de este parque, pero una vez más se perdió la oportunidad", indican y añaden que "desde diferentes colectivos siempre se ha demandado que el Herri Parkea reciba el mismo trato que el resto de jardines y parques de la ciudad", pero todavía no tienen ni toma de agua "para poder regar" y tienen que llevar las garrafas a mano.

Herri Parkea no nació de la necesidad de zonas verdes (Etxabakoitz está enclavado en plena naturaleza), sino más con el propósito de "construir un barrio mejor". Consta de dos zonas, la antigua, junto a los bloques de viviendas del Grupo Urdánoz y colindando con la antigua empresa Larrasoaña, y otra, creada hace dos años en la calle Etxabakoitz, frente al número 2 de las casas de la Cooperativa. "Al no ser un terreno público, ningún equipo de gobierno se ha hecho cargo", se lamentan. De hecho, ahora y gracias a este grupo motor no se ha convertido en una selva de maleza. "Estamos muchos colectivos detrás", dicen, voluntarios de Etxabakoitz Bizirik, pero también el grupo de costura, el colectivo Jazar, la Asociación Vecinal, la Comisión de Fiestas, el Grupo de Mayores... "Por ejemplo, el mural lo idearon artistas de Jazar, mientras que los txikis del barrio le dieron color" y "los abrigos de lana de los árboles son hechos por el grupo de costura". Iriarte añade que "este verano pasado la chavalería construyó con palés los bancos" y los voluntarios del grupo motor han creado preciosas jardineras, entre ellas cisnes blancos y delfines azules hechos con neumáticos, "que han llenado el parque de flores".

DONDE CABE TODA LA CREATIVIDAD

Porque "el Herri Parkea se ha convertido en un espacio que favorece y permite la creatividad de Etxabakoitz", con una clara filosofía detrás: "El amor y el orgullo que nos une a nuestro barrio y la importancia que le damos al concepto de comunidad", porque "para conseguir un barrio mejor es fundamental generar puntos de encuentro y relación vecinal", afirman.

Espíritu comunitario, reciclaje y trabajo en auzolan. Con estas tres patas, el proyecto Herri Parkea sigue vivo y hoy "se usa por el vecindario de todo el barrio". Pero le falta el compromiso del Ayuntamiento: "Pequeños detalles que se podrían aportar desde la Administración le darían el impulso definitivo". Un paso de cebra de acceso, una fuente o colocar unos columpios para la chavalería podrían ayudar a que el Herri Parkea avance como espacio de encuentro". No es mucho pedir.