Acaba de ponerse en funcionamiento en la calle Santa Vicenta María 1, en el barrio de San Jorge-Sanduzelai, y ya ha causado el malestar de vecinos y propietarios de mascotas. La nueva Zona de Esparcimiento Canino habilitada por el Ayuntamiento de Pamplona no gusta nada. A los vecinos de los bloques colindantes, porque se ha situado justo debajo de sus ventanas, y “desde las 6 de la mañana ya tenemos a los perros ladrando”, explica Carlos Piñuela, residente del portal 1 de esta calle, pero también y a los dueños de mascotas, porque se ha acondicionado en plena cuesta, en la misma que “suelen utilizar los chavales para tirarse con los plásticos cuando nieva. ¿Ahí vamos a andar con los perros si ha llovido? Mi madre ya se rompió la muñeca en una caída bajando la rampa”, señala. “Han tenido que elegir la parte más empinada de San Jorge para ponerla”.

La cuesta que tienen que sortear los propietarios de mascotas se embarra a menudo.

Después de delimitarse el área canina con altas vallas verdes, hace unos días trabajadores del Ayuntamiento de Pamplona procedían a dar los últimos detalles a la zona ZEC, que está ya en funcionamiento, y, de hecho, se ha incluido en el mapa de áreas caninas del Ayuntamiento de Pamplona. El espacio cuenta con los carteles que la identifican como un pipicán, así como las papeleras (arriba y en la zona inferior de la cuesta) para el depósito de las bolsas con las heces caninas. Se ha puesto un banco, pero carece de una fuente para que beban los animales o para que cualquiera que haya recogido las deposiciones de su perro pueda asearse, más en pleno covid.

Una treintena de propietarios y propietarias de perros de San Jorge se reunió esta semana para manifestar a este periódico su disconformidad con la actuación. No solo porque el tramo escogido es poco accesible y peligroso para los usuarios, y molesto para los residentes, sino porque creen que hay espacios, metros más allá en pleno parque fluvial, idóneos “para el esparcimiento de mascotas” sin vallado, “por estar apartados de los edificios y existir la distancia suficiente como para respetar el derecho de los viandantes”, expresan.

EN PLENA CUESTA

En concreto, la nueva área ZEC se ha acondicionado en una cuesta entre la calle Santa Vicente María y el camino del parque del Arga, justo enfrente del puente de los Tubos. Este espacio con hierba y árboles “se embarra con frecuencia”, lo que lo convierte en impracticable para que los dueños de las mascotas puedan estar tranquilamente de espera, mientras éstas corren a sus anchas. Porque, como se sabe, en el término municipal de Pamplona sólo se permite dejar a los perros sueltos en este tipo de espacios.

Una vecina se ayuda de un bastón para sacar al perro en la nueva zona ZEC.

Los vecinos señalan que “cuando vimos a los técnicos acondicionando el espacio ya les comentamos y nos reconocieron que no era una ubicación que les gustara y que, de hecho, ya habían solicitado que se repensara” . El lugar “es un solar lleno de árboles, un barrizal cuando llueve muy resbaladizo”, y la valla, colocada al lado del camino, “es muy peligrosa y alguno que vaya en bici a Landaben de noche se la va a encontrar de morros”.

Consideran que con estos problemas va a ser un área “inutilizada, la gente no se va a meter ahí”, porque “si no lo dotas de agua, además, este tipo de modelo de pipicán no interesa. Para eso preferimos meternos hacia el río, a doscientos metros del camino, que ahí no molestamos”.

De esta opinión es Beñat A. vecino de San Jorge y propietario de mascota, quien lamenta que el Ayuntamiento no haya hablado con las personas que suelen pasear a sus perros por la zona para consultarles. “Puestos a poner un área de este tipo lo haces bien, porque si quieres incentivar su uso, por lo menos que sea cómoda y accesible”. Y que tenga agua: “Pasa lo mismo en el área de la calle Muelle, tampoco cuenta con una fuente para que los animales beban: “No vamos nadie”, reconoce.

Arantxa Ortega, que lleva 15 años viviendo en el barrio, y pasea a diario por la zona, coincide con el malestar de la mayoría: “Nos dijeron que, 200 metros más allá, junto al río, es zona inundable y no se puede poner” un área canina. “¿Pero quién va a sacar al perro allí si está inundado?”, exclama.LA TERCERA DEL BARRIO

Esta es la tercera zona ZEC para el barrio de San Jorge, que se suma a las que ya existen en la calle Muelle y en el cruce de la avenida de Navarra con Doctor Juaristi. En total, en Pamplona hay casi una treintena de áreas para el esparcimiento canino.

En San Jorge, los propietarios de mascotas que frecuentan esta zona están haciendo causa común para que el Ayuntamiento reconsidere la ubicación. Muchos se han dirigido al 010 municipal para manifestar sus quejas y la comunidad de Santa Vicenta María, 1 acordó la semana pasada en asamblea remitir un escrito al Ayuntamiento para “solicitar el traslado del pipicán”. Porque según añade Piñuela, propietario también de una mascota, “nos lo hemos encontrado de un día para otro debajo de casa” y además de las molestias por estar debajo de sus ventanas, “se ha generado un problema vecinal donde no lo había”.

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Ortega tiene un pastor alemán y reconoce que no lo va a meter ahí. “Mi perro tiene que hacer ejercicio, tiene que estar suelto y allí es imposible”. Según explica, en estas áreas “los perros se vuelven territoriales, marcan su espacio, y si llega otro nuevo le ladran. Y luego son un foco de infección”. Por eso, incide en que “el que tiene perro debe preocuparse de su educación, y no meterlo en los pipicanes y olvidarse de ellos”.

En casos, estas áreas se convierten en “exclusivos de determinadas razas de perros y, debido a la relajación de muchos dueños de las mascotas y habituales de estos recintos, acaban siendo insalubres”. No es tan fácil como parece. Los pipicanes vallados y acotados físicamente “no son experiencias constructivas que eduquen a los dueños y viandantes en la responsabilidad, derechos y deberes de convivir con mascotas en una sociedad común”, muy al contrario, según indican, la separación de unos y otros, “dificulta la interacción necesaria para normalizar situaciones cotidianas”.

Frente a este tipo de modelos, como opinan muchos de estos dueños de mascotas, desde la educación un animal puede “compartir espacios sin vallar”. Arantxa señala que en otros países de Europa se funciona en esa línea, y hay tipos de zonas sin barreras físicas para perros en ciudades como Zaragoza, que funcionan con horario, y que bien podrían implantarse en Pamplona: “Espacios abiertos a los que, por ejemplo, se puede ir a sacar a los perros a partir de las 8 de la tarde, de las 9 en verano, y la gente sabe que van a estar en libertad”.

EL POST-IT

Hacia otro modelo de áreas caninas

Los dueños de perros proponen al Ayuntamiento de Pamplona que apueste por zonas ZEC sin vallar, en espacios protegidos y aislados pero donde los animales se puedan sentir libres sin molestar a los viandantes, con un modelo más “integrador” de áreas para mascotas. Zonas como las ya implantadas en los Fosos de la Ciudadela o en la zona de la Cuesta de Larraina en la Taconera, que bien podrían pensarse para implantar en Trinitarios o junto a la presa del Arga.

LAS FRASES

“Se ha generado un problema vecinal donde hasta ahora no lo había”

Carlos Piñuela

Vecino y propietario de perro

“En este tipo de áreas los perros se vuelven territoriales. No es un sitio para dejarlos”

Arantxa Ortega

Propietaria de perro

“Si quieres fomentar el uso de estas zonas, por lo menos haces algo cómodo y accesible”

Beñat A.

Vecino y dueño de perro